Síguenos en redes sociales:

Trucos para limpiar la vitrocerámica de forma eficaz

Aprende a limpiar tu vitrocerámica de forma eficaz, segura y sin esfuerzo, con métodos caseros

Trucos para limpiar la vitrocerámica de forma eficazFreepik

La vitrocerámica es una de las zonas más delicadas de la cocina. Y también de las más sufridas. Cada vez que cocinamos, se llena de restos, salpicaduras y manchas. Si no la limpiamos bien, se acumula la suciedad y pierde su brillo. Pero no hace falta complicarse. Con algunos trucos sencillos y sin gastar de más se puede mantener limpia y reluciente todos los días.

Espera a que se enfríe

Es importante no tener prisa. La limpieza debe hacerse siempre con la placa completamente fría. Intentar quitar una mancha con la vitro caliente no solo es peligroso, sino que puede empeorar el problema. Una vez esté fría, pasa un paño húmedo para retirar la suciedad más superficial. Si hay algo más pegado, no frotes ni rasques aún: hay maneras más eficaces (y seguras) de quitarlo.

El hielo, tu mejor aliado

Un truco que funciona especialmente bien con restos secos o quemados es el del cubito de hielo. Solo tienes que frotarlo sobre la mancha durante unos segundos. El frío endurece la suciedad, lo que facilita mucho su retirada. Después, usa una rasqueta de vitrocerámica con cuidado, sin apretar demasiado, y verás cómo sale sin esfuerzo. Si queda algún resto, límpialo con una bayeta húmeda y seca después con otra limpia.

Cubitos de hielo Pixabay

Este gesto, aunque parezca simple, puede marcar la diferencia entre una vitro limpia y una con manchas que no se van.

Soluciones domésticas

No es necesario comprar productos caros para mantener la vitro impecable. Hay mezclas caseras muy eficaces, como la de bicarbonato con unas gotas de vinagre diluido. Aplica una pequeña cantidad sobre la mancha, espera unos minutos y limpia con un paño suave. El resultado suele ser muy bueno, sobre todo si la limpieza es regular.

Para las pequeñas marcas o rayones suaves, hay quien usa pasta de dientes blanca. Se pone un poco sobre la zona y se frota con un paño. Después se aclara con agua y se seca. No es milagroso, pero ayuda a disimular marcas leves.

Y un último toque que no falla: pasar un paño seco de microfibra al final. Así se elimina cualquier resto de humedad y la vitro queda brillante.

Lo que no debes hacer nunca

Hay errores que se cometen por desconocimiento y que pueden acabar dañando la placa. Por ejemplo, usar estropajos duros o cuchillas no específicas. También conviene evitar productos muy agresivos, como limpiadores con químicos fuertes o vinagre sin diluir. Aunque parezcan eficaces, pueden dejar marcas o estropear las juntas.

Varios estropajos de doble cara apilados sobre una encimera.

Otro consejo: si se derrama algo muy pegajoso como azúcar o plástico, lo ideal es actuar cuanto antes, pero con cuidado. En esos casos extremos, una intervención rápida evita disgustos mayores.

Mejor prevenir que frotar

Te puede interesar:

La limpieza del día a día es lo que realmente mantiene la vitro en buen estado. No hace falta hacer una limpieza profunda cada vez, pero sí pasar una bayeta después de cada uso. Si se seca bien con un paño, evitamos que se acumulen restos o se formen marcas. También es importante no arrastrar cacerolas ni usar utensilios metálicos que puedan rayar la superficie.

Gracias a pequeños trucos es posible optimizar la limpieza de la vitrocerámica para que dure en perfectas condiciones durante mucho tiempo.