La campana extractora es uno de los electrodomésticos más utilizados de nuestra cocina, ya que elimina humo, olores y partículas de grasa generadas durante la cocción.
Sin embargo, con el tiempo, este aparato puede transformarse en todo lo contrario: un espacio de grasa acumulada, malos olores y un riesgo para la higiene de tu cocina.
Cuando no se realiza una limpieza periódica, las consecuencias no tardan en aparecer: el aire se vuelve viciado, la campana pierde potencia, la grasa se solidifica en los filtros y, lo peor, pueden comenzar a caer gotitas aceitosas sobre la encimera, la vitrocerámica o incluso sobre nuestros alimentos mientras se cocinan.
¿Por qué limpiar la campana extractora?
Una campana sucia no solo es un problema estético. Su rendimiento se ve afectado, lo que provoca que no funcione correctamente. La acumulación de grasa en los filtros y en el conducto de extracción impide una correcta ventilación, obliga al motor a trabajar más y, con el tiempo, puede acortar la vida útil del electrodoméstico.
Además, una campana en mal estado puede ser un riesgo de incendio en cocinas donde se cocina con aceite con frecuencia.
Más allá de la funcionalidad, el ambiente de la cocina también se ve comprometido. El aire contaminado, cargado de humedad y grasa, puede afectar a muebles, paredes y a la propia salud de quienes habitan en casa.
El truco definitivo para mantenerla limpia
Aunque existen muchos productos desengrasantes, hay un método casero, eficaz y económico que se ha convertido en el truco de mucha gente para limpiar la campana extractora sin esfuerzo.
Basta con poner a hervir una olla grande con agua y un vaso de bicarbonato de sodio con la campana en funcionamiento a máxima potencia durante 30 minutos.
Durante ese tiempo, el vapor penetrará en los rincones de la campana y comenzará a ablandar y derretir la grasa acumulada. La grasa se escurrirá por sí sola, facilitando su limpieza posterior con un simple paño húmedo.
Este truco es especialmente útil como mantenimiento regular, ya que evita que la grasa se solidifique y se convierta en una capa difícil de eliminar. Para una limpieza profunda, se recomienda además desmontar los filtros metálicos cada cierto tiempo y lavarlos con agua caliente y desengrasante o meterlos al lavavajillas si son aptos.