La alfombrilla del baño es uno de esos elementos que usamos a diario, pero que con frecuencia olvidamos limpiar con la regularidad que necesita.

Sirve para evitar resbalones, proporciona calidez al salir de la ducha y absorbe la humedad del suelo. Sin embargo, esa misma función de absorción la convierte en un lugar ideal para la proliferación de bacterias, hongos y malos olores si no se mantiene limpia.

La humedad constante, el contacto con pies mojados, restos de jabón o productos cosméticos hacen que la alfombra del baño acumule rápidamente suciedad y microorganismos. Estos pueden generar mal olor e incluso provocar problemas de salud como irritaciones o infecciones cutáneas, especialmente en personas con piel sensible.

Además, si no se lava con regularidad, el moho puede asentarse entre las fibras del tejido, sobre todo en ambientes mal ventilados. Por ello, mantenerla limpia no es solo una cuestión de higiene, sino también de prevención.

¿Cada cuánto se debe lavar?

La frecuencia recomendada es una vez a la semana. Aunque puede parecer excesivo, especialmente si vives solo o usas poco el baño, es el intervalo ideal para evitar la acumulación de gérmenes y mantener un entorno fresco y saludable. En hogares con varias personas o niños, incluso podría ser necesario lavarla más a menudo.

Bañera en una imagen de archivo Pixabay

Bicarbonato antes de la lavadora

Antes de introducir la alfombra del baño en la lavadora, un gesto muy simple puede marcar la diferencia: espolvorea bicarbonato de sodio sobre su superficie. Este producto natural tiene múltiples propiedades beneficiosas para la limpieza:

  • Absorbe la humedad residual, ayudando a que la alfombra se seque mejor y más rápido.
  • Neutraliza los malos olores, dejando una sensación de frescura.
  • Tiene propiedades desinfectantes suaves, que ayudan a eliminar hongos y bacterias.

Se debe dejar actuar el bicarbonato durante unos 15–20 minutos antes de sacudir el exceso y meter la alfombra en la lavadora. Lavar con agua tibia (no caliente, para no dañar los materiales) y utilizar un detergente suave. Siempre que sea posible, secarla al aire libre y al sol.

Consejos adicionales

No dejar la alfombra permanentemente húmeda. Si no se ha secado bien después del uso, se debe extender para que ventile.

Asimismo, es importante revisar su estado con regularidad: si notas que ha perdido su forma, está deshilachada o tiene manchas permanentes, es hora de reemplazarla.

Lograr un baño más saludable

Lavar la alfombra del baño semanalmente es una medida sencilla que mejora notablemente la higiene de casa. Incorporar el uso de bicarbonato a este hábito la mantendrá fresca, libre de malos olores y protegida frente a la humedad.