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Una inundación relámpago en Gipuzkoa producida por lluvias torrenciales casi de récord

En el actual siglo solo hay un registro que supere los 75 litros de precipitación registrados en una hora en Alegia: fue el 10 de mayo de 2011 en Sarria (Araba)

Una inundación relámpago en Gipuzkoa producida por lluvias torrenciales casi de récordJavi Colmenero

Hay un término en inglés que sirve para definir lo ocurrido en la noche de este viernes en las comarcas de Goierri y Tolosaldea. Se denomina flash food, traducido como "inundación relámpago", explica el director de Estrategia y Coordinación de Euskalmet, Santiago Gaztelumendi. En palabras menos científicas estaríamos hablando de una tormenta muy localizada y de dimensiones reducidas, lo que impidió que los modelos la detectaran, pero que dejó cantidades ingentes de precipitación en muy poco tiempo. "Han sido lluvias torrenciales y ante algo así no hay cauce o alcantarilla capaz de absorber esas cantidades de agua", señala el experto.

"Una situación excepcional en la que registramos en una hora en Alegia75 litros. Esto es lo que nos dice el pluviómetro, pero analizando el radar se ven reflectividades compatibles con que cayeran 100 litros en una hora en algún punto; una barbaridad absoluta", sentencia. No ha sido de récord, pero casi. Solo hay un registro en el actual siglo que supera esa cantidad de precipitación, según la información de la Agencia Vasca de Meteorología. Fue el 10 de mayo de 2011 cuando la estación de Sarria (en Zuia, Araba) midió 115 litros en una hora. No se ha superado, pero ha estado cerca si se tienen en cuenta que, probablemente, en algunos puntos serían más de 100 litros los acumulados.

Los modelos no lo vieron

No se vio venir, porque era "imposible" predecirla con las herramientas con las que cuentas los meteorólogos hoy en día. La razón: la dimensión de la tormenta, demasiado pequeña para que apareciera en los modelos "estándar" que usan en "Euskalmet y en otros servicios europeos".

"Tenemos dos ingredientes para deducir si un pronóstico va a tener adversidad respecto a las precipitaciones intensas", detalla Gaztelumendi. Se trata de modelos de baja y alta resolución que tienen que ver con la "modelización numérica". Los primeros muestran "las condiciones generales de la atmósfera" y los segundos son los que permiten "identificar tormenta aisladas".

[Fotos] Las intensas lluvias provocan inundaciones LazkaoJavi Colmenero

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Más concretamente, con los modelos de resolución baja analizan ciertos índices que indican si se van a producir nubes de tormenta, las conocidas como nubes de desarrollo vertical o cumulonimbos, que se generan gracias a la convección, por la que el aire se calienta y asciende hasta el nivel de condensación donde se producen esos cúmulos. Estos modelos predicen si se van a formar esas nubes que pueden desembocar en precipitaciones intensas, descargas eléctricas, granizos y fuertes rachas de viento.

Por el contrario, los modelos de alta resolución, según manifiesta el experto de Euskalmet, "permiten ubicar la trayectoria de las tormentas y su ubicación concreta".

Con todos estos datos en la mano, diariamente, incluidos los fines de semana, los responsables de la Agencia Vasca de Meterología celebran briefings tanto a la mañana como a la tarde para analizar la información que permitirá emitir los boletines diarios y, si fuera necesario, los avisos u alertas que correspondan.

Pero el viernes, al analizar la situación por la mañana, lo que vieron fue que “ningún modelo de los que usamos nos da ningún núcleo convectivo que pueda traer adversidad en Euskadi, sí lo da para Navarra, sobre todo al Este”. Por lo tanto, emitieron el boletín advirtiendo de la posibilidad de que se produjeran chubascos tormentosos acompañados de granizo y que podían ser fuertes “sobre todo al Este de Gipuzkoa”. Pero siguiendo el protocolo, no se emitió aviso alguno porque no había indicios para hacerlo. “Las probabilidades entonces estaban muy por debajo del 10%”, asegura Gaztelumendi. 

Por la tarde se volvieron a revisar, pero la situación no había cambiado. Ninguna de las nuevas informaciones indicaban "que pudiera suceder nada parecido a lo que sucedió por la noche".

Media hora en rojo

Hacia las 22.00-22.30 horas "se desencadena la situación". Lo que ocurrió, en términos científicos, es que "una línea convectiva quedó enganchada cuasiestacionaria, pero no en el sentido clásico de líneas estacionarias que suelen durar entre cuatro o cinco horas, sin que hablamos de prácticamente dos horas".

Los datos de las estaciones son un reflejo de que las precipitaciones fueron muy intensas, localizadas y se dieron un periodo corto de tiempo. Por ejemplo, en el río Bidasoa, la estación de Jaizubia llegaba a la situación de amarillo a las 23.50 horas, diez minutos más tarde se ponía en naranja, pero una hora después volvía al color amarillo para en diez minutos registrar el color verde que se corresponde con una situación de normalidad.

En cambio en la estación de Belauntza, del río Oria, paso en 20 minutos de amarillo a rojo, entre las 23.10 y las 23.30 horas, pero media hora más tarde, a las 00.00 horas, se volvía a la situación naranja, a las 00.20 horas estaba en amarillo y a las 01.10 en verde. Es decir, la situación de máxima alerta (en rojo) apenas duró media hora.

"¿A qué responde? A una situación absolutamente excepcional", reflexiona Gaztelumendi, quien aporta más datos para corroborar su afirmación. En este sentido, si el umbral para evitar un aviso amarillo de precaución se sitúa en la posibilidad de que se produzcan precipitaciones superiores a los 15 litros por metro cuadrado en una hora, lo que se puede traducir en charcos y problemas puntuales en el entorno urbano, la tormenta de este viernes dejó cifras casi inimaginables. "Cayeron 17 litros en tres minutos", recalca Gaztelumendi quien expone que, "si eso no era suficiente" esta cifra se volvió a repetir otras dos veces cada diez minutos. Y es que las estaciones de Euskalmet ofrecen los datos en tiempo real cada diez minutos, una franja que para los técnicos de Euskalmet se denomina con el término diezminutario. Pues bien, eso es lo que pasó la noche del viernes: "Más de 17 litros en tres minutos durante tres diezminutarios seguidos". O dicho de otro modo, "unas lluvias torrenciales de libro".

Y a la intensidad de esas precipitaciones se sumó la dificultad de que fueran visibles para los modelos. "A día de hoy es imposible de predecir por las dimensiones. Si hubiera sido más grande, los modelos la habrían visto, pero era unas dimensiones muy reducidas, difíciles de ver. Quizá en tres o cinco años haya tecnología que lo permita, pero no a día de hoy", sentencia. "Lo que se nos pide es prácticamente imposible si no lo ven los modelos y eso depende de las dimensiones del monstruo".

El "desastre" en imágenes de las lluvias torrenciales en Goierri y TolosaldeaJavi Colmenero

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Por tanto, ante este impedimento lo único que se puede llevar a cabo es la vigilancia que se ejecuta mediante el radar y la red de estaciones meteorológicas e informar a la población. "Recomiendo a la ciudadanía que sigan la información que aportamos a través de las redes sociales", anima el director de Estrategia de Euskalmet, principalmente a través de X. "Ahí vamos poniendo la información que recibimos, si vemos una tormenta hacia dónde puede ir, si ha dejado granizo en algún lugar, las imágenes que mandan los usuarios, etcétera". Sobre todo es importante en situaciones sobrevenidas donde los modelos no terminan de arrojar pronósticos fiables que permitan detectar este tipo de tormentas tan localizadas. Es ahí donde entran en juego las redes sociales y donde desde Euskalmet se hace un esfuerzo para llegar a la ciudadanía con la información que se tiene en ese momento.

La alerta naranja del viernes se emitió en torno a las 23.00 horas. "Lo ideal hubiera sido hacerlo a la modela, pero sin modelo es imposible". Por eso, hasta que la tormento no empezó a descargar y las estaciones y el radar a emitir esos datos llamativos, no se pudo alertar de lo que estaba sucediendo. Pero lo que sí se hizo es, una vez identificado el foco, emitir diversos mensajes describiendo lo que estaba ocurriendo, sin olvidar que la comunicación con el 112, desde donde se movilizan los recursos necesarios, fue y es continua.

Finalmente, y aunque en Euskadi no hay estudios todavía que puedan relacionar un incremento de la meteorología adversa con el cambio climático, sí que existen "en ciertas zonas del planeta". Y si bien no se puede decir que lo de ayer tenga que ver con el calentamiento global, lo que sí es una estimación aceptada por la comunidad científica es que "el cambio climático puede traernos más tormentas, más meteorología adversa y con más intensidad".