"Si no es por mi mujer, yo no estaría vivo". Así de crudo es el testimonio de Koldo Vidarte, vecino del número 24 de la calle Concejo de Zabalegui de Noáin, justo el portal que explotó este lunes tras una fuga de gas.

Su casa está pared con pared con la vivienda en la que presuntamente se produjo la deflagración y ahora ambos inmuebles están completamente destrozados por dentro. Según relata, no les dejan entrar en casa y no parece que vayan a poder hacerlo en el corto plazo: "He subido a casa de la vecina de enfrente y he visto que está todo destrozado, no quedan ni las paredes. Lo único que me ha alegrado es ver que la casa no ha ardido por dentro, igual alguna cosa podremos salvar".

Koldo Vidarte (derecha) y Anderson Arboleda (izquierda), vecinos de la zona afectada, atienden a los medios de comunicación. Oskar Montero

En cualquier caso, los únicos daños que ha sufrido Koldo han sido materiales y reconoce que de no ser por su mujer, quizá, no lo habría contado. "Sobre las dos del mediodía llegué a casa de trabajar y olía raro. Un vecino me dijo que había habido una fuga de gas, pero no le di más importancia y me preparé la comida y enseguida empezaron a llegar bomberos y policía. Nos dijeron que nos fuésemos de allí o que nos quedásemos en la zona de las terrazas", recuerda Koldo, que reconoce que si fuese por él se hubiesen quedado, pero su mujer le insistió en irse: "Me dijo: 'Vámonos, no vaya a ser que explote o algo'. Y más vale... Si no es por ella yo no estaría vivo".

Se fueron de casa y Koldo aprovechó para ir al gimnasio, donde le pilló la explosión. "Nos acercamos a la zona y ya vimos que había reventado nuestra casa, estaba todo destrozado. Mi ventana salió disparada hasta la vivienda de enfrente y las de los edificios cercanos estaban todas rotas".

Koldo y su pareja han pasado la noche en casa de los padres de ésta y prevé que no van a poder acceder a su casa en unos días porque, según le han comunicado algunos bomberos, "sigue oliendo a gas". De hecho, tiene pocas esperanzas de que puedan volver a vivir ahí.

"Ahora estaremos en casa de los suegros dos o tres semanas hasta que valoremos todo. Luego supongo que nos buscaremos un alquiler y veremos a ver... Lo único bueno es que no se ha quemado la casa y podremos salvar cosas, no tendremos que empezar de cero", indica Koldo.

David Izquierdo: "No hemos podido pegar ojo en toda la noche"

David Izquierdo es vecino de Noáin, y vive en la casa contigua a la de la explosión. "Hemos pasado una mala noche. No hemos dormido nada y mi hija se ha puesto mala", asegura con preocupación este vecino. "Ayer, me llamaron alrededor de la 01:00 horas por si quería pasar a recoger alguna pertenencia, y cogí algunos pañales y medicamentos para la noche".

David Izquierdo, frente a la calle de la explosión en Noáin. Oskar Montero

El padre de familia se prepara para lo peor. "Yo creo que no vamos a volver hoy a nuestras casas. De hecho, el Ayuntamiento de Noáin ha llamado esta mañana a nuestro hotel para decirnos que reserváramos otra noche más porque iba a ser imposible que volviéramos a nuestras casas".

Ha sido precavido y asegura que "lo importante ahora es que todos estemos bien, que mi mujer, que el pasado lunes tuvo un ataque de ansiedad, se recupere y todos unamos fuerzas para lo que viene".

Todavía sin noticias de su futuro. "Mi coche está reventado, y los cristales de mi casa también. Creíamos que íbamos a poder volver a casa para coger alguna otra cosa más, pero parece que va a ser imposible. No sabemos nada, y aún no han controlado la fuga, así que toca esperar y ser pacientes", relata Izquierdo.

Recientemente, a las 16 horas aproximadamente, la familia ha entrado en casa para coger alguna pertenencia más pero no han podido estar más de 5 minutos. Esta noche no podrán volver a sus casas, si la cosa no cambia de manera drástica. Han llevado a la hija a un Centro de Salud cercano porque debe seguri con un fuerte catarro y mucha mucosidad.

Jon Urriza y Olga Sarasola: "Mi hijo estaba en casa durante la explosión, la policía me dejó pasar para rescatarle"

Jon Urriza y Olga Sarasola viven en el tercer portal de la calle Concejo de Zabalegui, la calle donde ocurrió el pasado lunes la explosión en Noáin. "Él se encontraba trabajando y yo había ido a hacer la compra. Mi hijo y su hermana se encontraban en casa cuando ocurrió la explosión", señala Sarasola.

Jon Urriza y Olga Sarasola, en la calle de la explosión de Noáin Oskar Montero

"Vine a todo correr hacia casa y ya estaba la calle acordonada. Tuve que decirle a la policía que me dejara pasar porque mis hijos se encontraban en casa", apunta. La madre acudió al rescate de los niños y salieron corriendo del lugar.

"Los hijos están bien, hoy han ido al colegio. Cuando volví de trabajar, ya no se podía pasar, sólo quería saber que todo el mundo estaba bien", apunta Urriza. "Nos hemos llevado un buen susto. Yo estoy divorciado y la hija ha pasado la noche con su madre, mientras que nosotros hemos dormido en la Rochapea", señala.

La incertidumbre de qué va a pasar con su casa y si van a poder volver les aprieta. "No sabemos nada. Nos han dicho que seguramente este martes no podamos volver a casa, así que tocará volver a dormir fuera". "Lo importante es que estamos todos bien y que esta pesadilla acabe cuanto antes", coinciden los dos vecinos.

Amelia Ducrós: "Entré a casa, cogí a las perras y salí corriendo sin mirar atrás"

Pasaban escasos dos minutos de las seis de la tarde cuando Amelia Ducrós cogió la llamada de un amigo mientras estaba con sus hijos en las extraescolares. "Descolgué y me dijo que había habido una explosión muy fuerte cerca de mi casa. Fui corriendo y al llegar vi el destrozo, entré a casa a por las perras y salí corriendo sin mirar atrás", recordaba este martes esta vecina del número 16 de la calle Concejo de Zabalegui de Noáin, unos portales antes de la vivienda en la que se produjo la deflagración.

Amelia Ducrós, vecina de la zona afectada por la explosión en Noáin. U.Y.H.

Amelia Ducrós, vecina de la zona afectada por la explosión en Noáin U.Y.H.

Amelia ha pasado la noche con su familia en casa de sus padres y todo apunta a que al menos esta noche volverán a dormir allí. Este martes por la mañana merodeaba la zona, acordonada ya por la policía, esperando a que les dejen acceder a sus casas para coger algo de ropa y efectos personales.

"Estamos con lo puesto. A primera hora han debido dejar entrar a algunos vecinos pero a nosotros ya no. Nos han dicho que aún hay riesgo y que tenemos que esperar", relata Amelia, que asegura que no ha pegado ojo en toda la noche: "No tuve tiempo para fijarme, pero en principio mi casa está bien, aunque igual se ha roto alguna cosa. Pero la verdad es que estamos bastante preocupados y con la incertidumbre de no saber cuándo vamos a poder volver".

Alberto Martínez: "Escuché un bombazo terrible y salí corriendo de casa"

En la calle Alostra, la paralela a la de Concejo de Zabalegui en la que se produjo la explosión de Noáin, los cascotes esparcidos por el suelo daban cuenta de la magnitud de lo ocurrido. Varios edificios se vieron dañados por los restos que salieron disparados tras la deflagración y en uno de ellos vive Alberto Martínez, un vecino de Noáin que este lunes seguía impactado por lo ocurrido: "Hemos pasado muy mala noche, no hemos podido dormir nada".

Alberto Martínez (en el centro) y otra vecina conversan con el alcalde de Noáin, Sebastián Marco (derecha). Oskar Montero Oskar Montero

Alberto se encontraba junto a otros vecinos en las inmediaciones del área acordonada por la policía, a la espera de que le dejasen entrar en su casa para coger ropa y enseres personales. "Yo estaba en casa cuando ocurrió todo. Había vuelto de trabajar y ya estaban allí los técnicos, que nos dijeron que sacásemos los coches del garaje y nos fuésemos. Entonces entré al garaje y cuando iba a salir escuché un bombazo terrible y salí corriendo", rememora el vecino, que ha pasado la noche en un hotel, donde volverá a dormir este martes.