La aparición sano y salvo de un joven donostiarra que llevaba ausente varios días ha puesto sobre la mesa el trabajo de las fuerzas policiales en este tipo de situaciones. ¿Qué trabajo desempeñan la Guardia Municipal de Donostia y la Ertzaintza cuando reciben una denuncia de una persona desaparecida? ¿Qué suele ser clave?

Son días interminables para el entorno de cualquier persona que ha desaparecido, jornadas en las que las hipótesis se suceden mucho más rápido de lo que llegan pistas comprobadas. ¿La marcha habrá sido voluntaria o no? ¿Y si habiéndolo sido, le ha pasado algo?

La coordinación entre Guardia Municipal y Ertzaintza, clave

El protagonismo en estas situaciones lo adquieren las fuerzas de seguridad. En el caso concreto de la semana pasada, el familia del joven desaparecido interpuso la denuncia en la comisaría de la Guardia Municipal el pasado martes al haber transcurrido varios días sin saber nada de él.

A partir de ahí se suele activar el protocolo habitual. Habida cuenta de que la competencia de Seguridad Ciudadana está compartida entre este cuerpo y la Ertzaintza, la coordinación entre ambas instituciones policiales se antoja clave.

Más aún si tenemos en cuenta el volumen y la cobertura territorial de ambos cuerpos: los agentes de la policía local velan por la seguridad en Donostia, mientras que los ertzainas actúan en el conjunto de la CAV. Más aún, también se pasa el aviso a otras policías, tanto del Estado como internacionales. Bastan dos ejemplos: la Guardia Municipal ha resuelto dos casos en colaboración con otros cuerpos: un donostiarra desaparecido fue localizado en el aeropuerto londinense de Heathrow y otro, en un hostal de París.

Los contactos con la persona desaparecida son infructuosos y la coordinada tarea policial lleva a contactar con más familiares y allegados. Se buscan pistas mientras se difunde la fotografía del desaparecido; además de la propia familia, que ya lo ha hecho público en las redes sociales, en los canales internos de las policías. En este punto conviene tener presente que para denunciar la desaparición de un ser querido no hace falta esperar 24 horas si hay sospechas fundadas de que la ausencia es extraña.

Hay una pista válida

Tres días después de la denuncia una persona llama asegurando que acaba de ver al joven y que incluso le ha dado tiempo de hacerle una foto. Una patrulla de la Guardia Municipal se desplaza hasta el lugar, en el barrio de El Antiguo, pero no consiguen dar con él.

En todo este tiempo, la Guardia Municipal ha dispuesto de una persona las 24 horas del día, todos estos días la misma, en permanente contacto con la familia para poder atenderla y, caso de que haya alguna pista, actuar con rapidez. Dentro de su dispositivo de búsqueda, la Unidad de Atestados, coordinada por la Unidad de Investigación, también es informada de la desaparición. Cualquier pista en cualquier punto de la ciudad puede terminar resultando clave.

Sano y salvo

Los trabajos de búsqueda continúan hasta el domingo, cuando la persona desaparecida regresa a su domicilio por voluntad propia. Final feliz a la denuncia del martes por un doble motivo: el principal, porque la persona que se buscaba está sana y salva; y en segundo lugar, porque el operativo policial desplegado entre la Guardia Municipal y la Ertzaintza ha funcionado, con especial atención a una familia cuya situación de agobio e inquietud exige discreción máxima por parte de los portavoces públicos ante una sociedad que quiere información en tiempo real. No siempre es posible hacerlo, ni siquiera recomendable: o porque publicar información puede perjudicar la investigación, o porque aún la familia no ha sido informada de las posibles novedades.

En este último caso, las personas y entidades que han trabajado en la búsqueda respiran tranquilas el domingo por la mañana. Es hora de hacer balance y borrar de las redes sociales todos los mensajes publicados en plena búsqueda, como recuerda VOST Euskadi, la Asociación de voluntarias y voluntarios digitales de emergencias de Euskadi.