Más de 500 personas han participado este jueves en el congreso Gure Lurra, en el que la diputada general de Gipuzkoa, Eider Mendoza, ha hecho una llamada a la responsabilidad ciudadana para que los caseríos sigan siendo "lugar de residencia y trabajo" y no "imágenes bucólicas que aparezcan en los calendarios o en las guías de turistas".
"Responsabilidad"
"Es responsabilidad de todos y todas, en colaboración, fomentar que así sea, apoyando y dando el reconocimiento social y económico que merece la labor de los baserritarras y ciudadanos que trabajan en el caserío y que realizan una labor imprescindible para el cuidado del entorno", ha destacado Mendoza en la apertura de este evento anual, que ha tenido lugar en Donostia y que reúne a congresistas del ámbito urbano y rural.
Futuro
La diputada general se ha comprometido a seguir "apostando fuerte por la colaboración y la innovación" para que el caserío y el primer sector continúen siendo uno de los "pilares fundamentales" del ser guipuzcoano y del bienestar del territorio en el futuro.
Ha señalado que el esfuerzo a favor de los pueblos pequeños y del medio rural requiere del compromiso de "toda la comunidad, de la ciudadanía a través de sus hábitos de consumo", y de las instituciones "a través de las políticas de país".
Valores
"Los valores relacionados con el caserío y su modo de vida están muy arraigados entre los guipuzcoanos y las guipuzcoanas. Colaboración, innovación, euskera, cuidado de la naturaleza... También de cara al futuro queremos que estos valores sigan arraigados en nuestra comunidad. Los pueblos pequeños y el sector primario juegan un papel fundamental en ello", ha señalado.
El congreso, desarrollado bajo el lema 'Gure sustraiak: atzo, gaur eta bihar' (Nuestras raíces: ayer, hoy y mañana), ha sido "un viaje a través del tiempo a fin de reflexionar sobre las raíces, los valores comunitarios y el futuro del primer sector" en Gipuzkoa.
La sesión ha contado con jóvenes que han abordado sus experiencias tras decidir dedicarse al baserri y también con la intervención del harrijasotzaile Iñaki Perurena, así como de miembros de las distintas generaciones de las familias sidreras Izeta y Zapiain, entre otros.