Choque de trenes entre PSE-EE y PNV a cuenta de la demanda vecinal de cubrir las vías en el barrio donostiarra de Amara. Los problemas de contaminación acústica que genera el Topo en el paseo de Errondo y de Zorroaga son conocidos, una cuestión que la Asociación de Vecinos de Amara Berri ha trasladado este jueves a las Juntas Generales.
El objetivo era buscar el apoyo del parlamento guipuzcoano para mostrar así al Gobierno Vasco una postura de fortaleza con respecto a sus reclamaciones. Y el debate ha evidenciado las diferencias que existen en torno a esta cuestión entre los socios de gobierno.
El portavoz del PSE-EE en las Juntas Generales, Alberto Albistegui, ha repetido hasta en diez ocasiones que “es el Ayuntamiento de Donostia el que debe decidir si se va a hacer o no la obra”. La respuesta del PNV no ha tardado en llegar. El juntero jeltzale Ivan Iriondo ha replicado que el Consistorio ha dejado clara su postura en favor de la cubrición de las vías, y que es Euskal Trenbide Sarea (ETS) “la que tendrá que decidir qué es lo que hace con los problemas que genera una de sus infraesctructuras”.
Es el rifi-rafe dialéctico en torno a un problema que todos dicen entender, aunque los vecinos piden pasar de las palabras a los hechos, y advierten que colocar pantallas acústicas “no es más que un parcheo que no va a solucionar el problema de fondo”. Así lo observan 3.500 vecinos que viven próximos a las vías, que abogan por la integración urbana del Topo en el barrio donostiarra.
Años de reclamaciones
La demanda viene de lejos. Los primeros vecinos comenzaron a movilizarse hace ya más de una década, aunque el punto de inflexión lo marca una reunión en 2022 con el entonces alcalde de Donostia, Eneko Goia, que les trasladó su visto bueno al soterramiento de las vías en la zona afectada por el ruido.
El largo período electoral que llegó después obligó a dejar en barbecho el plan, aunque los vecinos no han estado de brazos cruzados. Acudieron al Parlamento Vasco, y tras exponer su problemática se acordó encargar un informe que baraja diferentes alternativas, entre las cuales consideran que la cubrición de las vías es la más viable, tanto para acabar con la contaminación acústica como desde el punto de vista de integración urbana.
Recuerdan en ese sentido que ya se acordó que el Pleno del Ayuntamiento de Donostia instara al Gobierno municipal a iniciar un proceso participativo. Se hizo en los siguientes términos: “diseñar e implementar un proyecto de cubrición de la vía férrea en los tramos Morlans-Anoeta y Anoeta-Loiola”. Señalan asímismo que se acordó instar “a realizar las gestiones necesarias con ETS para se comprometiera a establecer facilidades” para la cubrición del topo en esas zonas.
“Hemos venido a que nos ayudéis para poder ir al Gobierno Vasco. ¿Por qué? Porque si los donostiarras están con nosotros, y los guipuzcoanos también, ya no hay motivos para pensar seriamente que la cubrición es la solución”, ha expresado una representación de la Asociación de Vecinos de Amara Berri.
89.000 trenes al año
Tras el visionado de varios vídeos que reflejan los problemas de contaminación acústica en el Paseo de Zorroaga y de Errondo, Josu Crespo, en representación de las personas afectadas, ha puesto cifras sobre la mesa: conviven con una frecuencia de trenes que pasan frente a sus casas cada tres minutos y medio. El primero lo hace a las 5.30 horas y el último a las 23.15 horas, con un aumento durante los fines de semana y verano, “hasta los 89.000 trenes al año”, ha detallado.
Son 3.500 vecinos afectados de forma directa, a lo que hay que añadir dos centros escolares “en los que no se pueden abrir las ventanas en las épocas calurosas”, y un ambulatorio en el que “cuesta hacerse entender” en las consultas que dan al tren.
Si la situación actual es complicada, los vecinos muestran su convencimiento de que empeorará a futuro ya que el objetivo es duplicar el paso de trenes de acuerdo a los planes previstos para el metro de Donostialdea. Aumentará también el transporte de mercancías por el ramal que conectará con el puerto de Pasaia, con una estimación de 336 trenes al mes (diez al día) que circularán, inicialmente, en horario nocturno.
Pese a todo ello, no se oponen a los planes previstos. “Nos gustaría remarcar que no estamos en contra del paso de trenes ni de mercancías. Lo que pedimos es una infraestructura que permita ese paso a la vez que garantice el bienestar y el derecho al descanso de miles de vecinos”, precisa Crespo.
La asociación se muestra crítica con el desigual trato que observan. Señalan que “mientras se va a dejar todo Donostia soterrado”, los 700 metros del Paseo de Errondo y los 300 de Zorroaga quedan al aire libre. “¿Dónde está la integración urbana? ¿Queremos convertir Amara en un barrio de segunda donde no se pueda dormir? ¿Por qué no encapsulamos la fuente de contaminación acústica en vez de encapsular en sus viviendas a miles de vecinos?”, se preguntan.