“Hacemos vida en Pasaia, gastamos en sus comercios, pero para aparcar somos extranjeros”
Vecinos del lado donostiarra de la calle Eskalantegi, que delimita con el distrito de Antxo, denuncian que ya no saben dónde dejar el coche por "las duras sanciones" que ha traido consigo la ordenanza municipal
Las aguas bajan revueltas entre Donostia y Pasai Antxo. Aparcar se ha convertido en un asunto serio que enciende los ánimos más templados. Cuando Santiago Cerviño sale del trabajo, a eso de las 20.00 horas, rara vez se entretiene por el camino si es que quiere dejar el coche en una zona más o menos próxima a su domicilio. Llegar un poco más tarde es comenzar a dar vueltas con el coche como una peonza. Lo hace de un modo desesperante. “Todo, para acabar aparcando en Altza o al fondo de Molinao. Ya no sabemos ni dónde dejarlo”, confiesa con indisimulable malestar este vecino del número 26 de la calle Eskaltegi, que delimita el distrito pasaitarra con Donostia.
La entrada en vigor de las restricciones que ha traído consigo la nueva Ordenanza de Estacionamiento no ha sentado nada bien en el lado donostiarra. Viven a unos metros, al otro lado de la acera, pero no pueden estacionar. “Se están poniendo un montón de multas. Son duras sanciones que han llegado a poner de madrugada, y la verdad es que hay muchísimas quejas”, denuncia Luis Andrés Antúnez, residente en la misma calle. No puede estar más descontento con la puesta en marcha de la tercera y última fase de la ordenanza.
Los vecinos del lado donostiarra dicen sentirse extraños en su propia tierra. “Luego dirán que ayudemos a los comerciantes de Antxo haciendo gasto. ¿Cómo lo vamos a hacer si nos están acribillando a multas? Hacemos vida en Pasaia, gastamos en sus comercios, pero somos extranjeros a la hora de aparcar”, critican estos vecinos que ponen voz al sentir de buena parte de los residentes de los portales pares de la calle Eskalantegi.
Un recorrido a pie por el distrito pasaitarra es suficiente para advertir que las restricciones han entrado en vigor de lleno y sin contemplaciones. En apenas diez minutos este periódico contabiliza una decena de multas entre vehículos estacionados sin tarjeta de residente. Las calles del distrito están llenas de señales que lo advierten.
El origen de la medida: una necesidad "imperante"
Se trata de un tema que escuece, del que es consciente el Ayuntamiento de Pasaia, que inició hace ya más de un año conversaciones sobre este asunto con el de Donostia, según trasladan a este periódico fuentes del Consistorio pasaitarra. Reconocen que la medida adoptada responde a la necesidad “imperante” de aprobar una nueva ordenanza de aparcamiento “porque así lo venían solicitando los vecinos de Pasaia desde hacía años. A la vista estaba que había un problema porque no tenían espacios donde dejar el coche y no existía ninguna regulación que diera prioridad a la gente de la localidad”. Se trata de una medida que afecta a todos los distritos.
Entre ellos Antxo, que no se caracteriza precisamente por su belleza estética pero que sí resulta muy atractivo por estar muy bien comunicado. Cuenta con dos estaciones, una de Adif, donde paran trenes de cercanías operados por Renfe, y otra de ETS, donde Euskotren ofrece el servicio del Topo. Tiene además parada de autobuses interurbanos, que conducen en sentido oeste hasta la capital, y este, hasta la comarca del Bidasoa. Son en total ocho líneas de autobús que tienen parada en el distrito.
Es por todo ello un lugar que “históricamente” ha sido escenario habitual del trasiego de particulares que llegaban de otras localidades para estacionar sus vehículos en el párking de Luzuriaga, utilizado como lanzadera. Es éste uno de los argumentos esgrimidos por el Consistorio a la hora de justificar la ordenanza que permite aparcar exclusivamente a los residentes.
“El problema es que no hay espacio. Si hubiera espacio para todos, para antxotarras y donostiarras, no habría necesidad de delimitar esas plazas. Es lo que comunicamos al Ayuntamiento de Donostia. Les dijimos que se iba a dar la circunstancia de que no había opción de acoger en Antxo a la gente de Eskalantegi porque las cifras no daban”, indican las mismas fuentes.
Respuesta de Donostia
La respuesta del Consistorio donostiarra fue que se hiciera lo posible para dar tarjeta de residentes a los vecinos de los números pares de Eskalantegi, algo que desde Pasaia no ven viable porque insisten en que no dan las cifras. Dicen echar en falta alguna otra propuesta, como por ejemplo que los vecinos de Eskalantegi pasaran a ser considerados pasaitarras -algo que Donostia nunca ha visto con buenos ojos-, o bien se planteara alguna otra vía de financiación para que se pueda construir una nueva zona de aparcamiento. “Pueden plantearse distintas soluciones sobre la mesa en las que el Ayuntamiento de Pasaia se muestra dispuesto a negociar y llegar a un punto intermedio. Porque es cierto, consideramos a los vecinos de Eskalantegi gente antxotarra. En el día a día son nuestros primos, nuestros hermanos, nuestros vecinos y gente de nuestra cuadrilla”, señalan fuentes del Consistorio.
Antúnez es uno de los paganos de ese compás de espera, y también su pareja, con la que vive desde hace doce años en la línea divisoria entre ambas localidades. Ella, de hecho, le suele decir que en treinta años nunca le habían puesto una multa y en doce lleva ya tres. Antúnez no se ha quedado de brazos cruzados. Se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento de Donostia. “Me dicen que están negociando con el de Pasaia para que nos incluyan en los reservados que hay para residentes. Pero, por lo visto, esto va muy despacio”, confiesa malhumorado.
Fuentes del Consistorio pasaitarra admiten que esta cuestión es para ellos “una prioridad” y han mantenido encuentros con Donostia en los que han trasladado todos los datos que tienen en relación al censo de vehículos. “Por ahora no hemos recibido ninguna propuesta pero seguimos con las puertas abiertas para estudiar cualquier solución que venga desde Donostia”.
De hecho, Pasaia baraja la posibilidad de habilitar nuevos espacios libres, algo que hoy por hoy no saben si será posible. Señala en todo caso que “el Ayuntamiento de Pasaia no puede ir más allá, porque las cifras dan lo que dan. Son sumas y restas muy sencillas, y el resultado es que no hay espacio para todo el mundo. Aunque les diéramos tarjetas de residentes, las cifras nos demuestran que no habría espacio para todos”, insisten.
"Los de Pasaia sí aparcan en nuestra zona"
No poder estacionar el vehículo al otro lado de la acera molesta, pero dicen los vecinos que aún más cuando ven que no pasa nada a la inversa. "Los de Pasaia sí que aparcan en nuestra zona pero nosotros no podemos hacerlo en la de ellos porque te sancionan", critican los vecinos del número 26 de la calle Eskalantegi. "Que nos excluyan de esta manera me parece injusto, cuando además hay servicios y edificios de Pasaia que se sitúan en el lado donostiarra y no pasa nada". Antúnez da rienda suelta a su malestar. Hace unos meses le robaron la moto en el distrito. Dice que "no había policía para investigar el caso", pero en cambio "sí hay para poner multas a la gente currela. La gente está indignada. Se han estado poniendo multas desde la madrugada y la gente sin enterarse", denuncia.
"El caso es que llamas al Ayuntamiento y te dicen que va para largo. Parece que Pasaia no está muy por la labor de facilitarnos la posibilidad de aparcar, aunque sea pagando la viñeta, y entretanto vemos a vecinos de Pasaia con su viñeta nueva aparcando en el lado de Donostia. Ha habido días que hemos visto su zona vacía, la nuestra llena, y con sus coches aparcados, y encima no les puedes decir nada porque legalmente lo pueden hacer", continúa.
Son palabras que Cerviño suscribe punto por punto. Dice que una medida así va a retraer a quienes acostumbraban a acercarse al distrito. "¿Cómo lo van a hacer si ya no se puede aparcar ni siquiera un momento? Es lo que nos está pasando a nosotros. Hacemos vida en Pasaia, salimos del portal, cruzamos la calle Eskalantegi y ya estamos en Antxo. Hacemos gasto en bares, carnicerías, pescaderías. Para eso tenemos las puertas abiertas, pero eso sí, a la hora de aparcar nos tratan como a extranjeros", insiste Cerviño.
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