Un 56,90% en 2018 y un 57,16% en 2024. Las cifras totales de Gipuzkoa siguen siendo buenas y las de algunas comarcas, excepcionales, como es el caso de Goierri y Urola Garaia (agrupadas en la mancomunidad de Sasieta) y Debagoiena, que estarían cumpliendo ya los objetivos de reciclaje establecidos por la UE para el año 2035. Gipuzkoa sigue siendo también punta de lanza en Euskadi y el resto del Estado, pero lo cierto es que las cifras continúan atascadas desde 2018. Y están lastradas por las bajas tasas de reciclaje de entornos como Donostialdea, Txingudi o Debabarrena. Especialmente la capital de Gipuzkoa, que sigue siendo el principal agujero negro.
La recogida selectiva no consigue mejorar las cifras en los últimos cinco años de forma significativa, y se asienta en torno al 57%, con enormes diferencias entre unos y otros municipios y alguna tendencia inquietante que sigue haciendo retroceder a la mancomunidad que hasta antes de la pandemia de covid-19 era la que más reciclaba de Gipuzkoa: Debagoiena.
Sólo con que Donostia separase en origen el 50% de sus residuos, Gipuzkoa mejoraría del 57,16% actual al 59,35%
En esta carrera por separar los residuos en origen, en el hogar propio, Gipuzkoa partió con fuerza en 2015, después del agrio debate sobre los residuos, la incineradora y el sistema de recogida puerta a puerta (hoy está implantado sólo en algunos municipios), impulsado durante la legislatura de Bildu al frente del Gobierno Foral (2011-2015). Ese año en Gipuzkoa se separó en origen el 49,09% que luego fue subiendo poco a poco. En la mayoría de localidades con sistemas de contenedores para cada residuo y controles de acceso y en otros pocos, con el citado puerta a puerta.
Dos ‘Gipuzkoas’
Podemos distinguir dos grupos claramente en Gipuzkoa. En primer lugar, los que están muy por encima de la media (57,16%) del territorio: Sasieta (76,08%), Debagoiena (70,99%), Tolosaldea (67,64), Urola Erdia (67,23%) y Urola Kosta (63,52). Y en segundo término, los que están muy por debajo de la media: Txingudi (52,24%). Debabarrena (50,94%) y San Markos (49,69%).
Entre estas tres mancomunidades que no llegan ni se acercan a la media, suman, además, más del 63% de toda la población de Gipuzkoa: 473.773 habitantes.
Debagoiena lleva años de retroceso continuo tras alcanzar el 79,64% en 2016 y vuelve a caer en 2024 hasta el 70,99%
Debagoiena era hasta hace cinco años la mancomunidad con mejores datos de separación de origen y alcanzó cotas que no se han vuelto a ver en Gipuzkoa en 2016, un 79,6%, frente al 70,99% que ha marcado al cierre de 2024, después de caer año tras año, poco a poco. Su testigo lo ha tomado la mancomunidad de Sasieta, que engloba a Goierri y Urola Garaia y exhibe un 76% que hoy es la envidia.
Por el contrario, Txingudi, Debabarrena y San Markos son las tres mancomunidades que lastran las cifras y se sitúan claramente por debajo de la media. Esta última sigue sin superar la cifra del 50%, siendo la que más residuos genera: más de 136.000 toneladas al año, lo que representa el 42,2% del total de todo Gipuzkoa.
Donostia, en el foco
Curiosamente, en esta mancomunidad conviven el tercer municipio que más recicla del territorio: Usurbil (83,0%), con su puerta a puerta; y el que menos, Donostia.
En la capital guipuzcoana solo se separan el 41,58% de los residuos sólidos urbanos. En una década, la mejoría es mínima: del 39,19% de 2015 al 41,58% del cierre de 2024. El único consuelo es que no cae: ni con respecto a 2023 (41,33%), ni a 2018 (40,38%).
El peso de Donostia sobre el total es considerable. La capital concentra el 25,3% de la población del territorio y el 26,1% de todos los residuos sólidos urbanos que se generan: más de 84.256 toneladas; tanto como Debabarrena, Debagoiena y Sasieta juntos, a pesar de que suman 17.000 habitantes más.
Las tres mancomunidades que están muy por debajo de la media gestionan los residuos del 63% de la población de Gipuzkoa
Sólo con que Donostia reciclase el 50% de sus residuos, Gipuzkoa mejoraría su tasa de recogida selectiva del 57,16% al 59,35%.
Hay otras tres localidades de las 88 del territorio, además de Donostia, que no alcanzan el 50%: Mendaro (49,51%), Pasaia (47,18%) y Soraluze (45,6%).
Los datos, ofrecidos por las mancomunidades y recabados por el Consorcio de Residuos GHK, los acaba de publicar, como cada año desde 2014, la Diputación Foral de Gipuzkoa en su página oficial, dentro del observatorio de Economía Circular que depende del Departamento de Sostenibilidad que dirige el socialista José Ignacio Asensio.
Los técnicos reconocen que el principal lastre para la mejora de los datos mediante el sistema de contenedores es la radicación del famoso contenedor sin sistema de apertura que acoge todo tipo de residuos, habitual en Donostia.
Pero tampoco se puede obviar que la falta de conocimiento y de civismo son también componentes que afectan a las cifras en lugares con sistemas de contrastada eficacia.
El amarillo, en el punto de mira
Por ejemplo, en Sasieta, la mancomunidad con mayor tasa de recogida selectiva de Gipuzkoa, acaba de iniciar una campaña informativa en varios idiomas (euskera, castellano, árabe, rumano, francés e inglés). En primer lugar, para indicar qué es lo que se puede y debe depositar en el contenedor amarillo de envases ligeros. Y lo que no.
Y, en segundo lugar, señalando que se ejercerá un mayor control y se sancionará a quienes no hagan el uso debido de dicho contenedor. Ahora mismo, el amarillo se halla en el punto de mira, ya que es el depositario principal de las bolsas de basura de aquellos hogares que no separan.
Además, hay que tener en cuenta que existe una diferencia entre recogida selectiva y reciclaje. Es decir, “todo lo que se deposita de forma selectiva no se puede reciclar, bien por cuestiones técnicas, o de rentabilidad.
De hecho, el pasado mes de julio, el propio diputado de Sostenibilidad de Gipuzkoa, José Ignacio Asensio, situó la tasa de reciclaje en el 52,77% y dijo que el territorio probablemente estaba “llegando a su techo”.
En años previos, técnicos de GHK precisaron a NOTICIAS DE GIPUZKOA que el volumen de residuos depositados de forma incorrecta en el contenedor amarillo puede alcanzar hasta el 15% o 20%, mientras que difícilmente supera el 5% en los contenedores de papel o de materia orgánica. De ahí la campaña citada.