“Hay tardes duras, pero no puedes dejarte llevar por el desánimo”
Comerciantes y asociaciones se reunieron de la mano de este periódico para reflexionar sobre la situación que atraviesa el comercio guipuzcoano
El comercio local sigue siendo uno de los pilares de la economía guipuzcoana, pero también uno de los que más sufre el impacto de los cambios sociales y tecnológicos. Representa el 11% del PIB de Gipuzkoa, pero acumula una década de cierres; por ello, es más necesario que nunca promover una reflexión para ver hacia dónde debe dirigirse si no quiere perder el rumbo.
Esto ha sido, precisamente, lo que ha motivado la celebración de un nuevo Desayuno NG: Comercio local: el reto de la transformación, un encuentro organizado por NOTICIAS DE GIPUZKOA, que ha contado con el apoyo de la Diputación Foral de Gipuzkoa y la colaboración de la asociación Dendartean y San Sebastian Shops.
“El comercio es un sector clave para la vida en las ciudades y los municipios pequeños. Son puntos de encuentro, lugares donde se socializa, donde alguien te pregunta cómo estás”
En el encuentro participaron Xabier Aldalur, técnico de Dendartean; Karmele Egüés, presidenta de la Asociación de Comerciantes del Barrio San Martín y propietaria de la tienda de moda Un rincón para ti; y Nerea Rodríguez, gerente de San Sebastian Shops, con la moderación de Isabel del Lope, periodista y directora comercial de NOTICIAS DE GIPUZKOA.
Durante el coloquio se profundizó en los desafíos del sector, como la digitalización y el relevo generacional, en el necesario apoyo institucional, como el que brinda la Diputación Foral de Gipuzkoa, junto con las asociaciones de comerciantes, y, sobre todo, en el papel insustituible que juega el pequeño comercio en la vida cotidiana de los pueblos y ciudades guipuzcoanas.
El alma del barrio
El comercio local es un motor económico, pero las cifras de cierre son preocupantes. Según Dendartean, en los últimos diez años más de 5.600 negocios han cesado su actividad en Euskadi, y en Gipuzkoa el número de comercios locales ha caído un 10% en los últimos cinco años.
“El comercio es un sector clave para la vida en las ciudades y los municipios pequeños. Son puntos de encuentro, lugares donde se socializa, donde alguien te pregunta cómo estás. Eso tiene un valor enorme que no se puede medir solo en términos económicos”, reflexionó Xabier Aldalur.
“En ciudades como Donostia, copadas por grandes cadenas, se está perdiendo la unión entre el establecimiento y la persona que lo regenta. La mercería Antonia ya no es de Antonia. Esa cercanía está desapareciendo, y con ella una parte importante de nuestra identidad”, coincidió Nerea Rodríguez.
Esa pérdida no es solo simbólica: también afecta a la seguridad y vitalidad de las calles. “Las tiendas aportan vida y seguridad. Te encuentras con gente del barrio, te llaman por tu nombre. Son valores que van más allá de la transacción comercial”, añadió Rodríguez.
“En ciudades como Donostia, copadas por grandes cadenas, se está perdiendo la unión entre el establecimiento y la persona que lo regenta. La mercería Antonia ya no es de Antonia”
Para Karmele Egüés, el comercio local también es mucho más que una actividad económica; es el alma del barrio. “Precisamente creamos la asociación Barrio San Martín, y me emociono solo de oírlo, porque se trata de hacer barrio, de ayudarnos entre todos, de poner cara a la gente. Cuando era pequeña, pasaba todos los días por una tienda del barrio para saludar a la dueña y que me diera un caramelo. Esas relaciones son las que tenemos que impulsar y no dejar que se pierdan”.
Y es que tal y como explicó Aldalur, en algunos pueblos el comercio se ha convertido en una red de apoyo social. “En Azpeitia, por ejemplo, el Ayuntamiento colabora con los comerciantes para detectar necesidades en personas vulnerables, sobre todo mayores. Si ven algo raro, avisan a los servicios sociales. El comercio también es eso: es comunidad”.
“El pequeño comercio no debe intentar competir con Amazon, sino centrarse en sus puntos fuertes: el trato personalizado”
En ese sentido, Egüés apuntó la importancia de organizar eventos como el Paseo con sombrero, cuya última edición tuvo lugar en junio y en la que participaron más de 3.000 personas. “Es bonito ver el barrio lleno, esto es algo que nos beneficia a todos”, comentó satisfecha.
Normativas, ¿todos por igual?
Uno de los asuntos que más preocupa a los comerciantes son las trabas normativas que, en muchos casos, dificultan la continuidad de los negocios. “Recientemente cerró un negocio de fotocopias porque necesitaba tramitar un permiso de actividad y le dijeron que el altillo no cumplía la normativa de adaptación. Entiendo que haya que aplicar normativas, pero eso se le debería exigir a los locales nuevos, no a los que llevan años abiertos. Si no cumplen, se ven obligados a cerrar”, denunció Egüés. Por eso, insiste, es fundamental mantener un diálogo directo con las instituciones. “Necesitamos que conozcan nuestras realidades”.
Rodríguez añadió que “las leyes están para acatarlas, pero hay que dar facilidades: prórrogas, carencias, tiempo. No se puede poner al pequeño comerciante al mismo nivel que a una gran empresa”.
Y Aldalur apuntó otra consecuencia: “En muchos pueblos, los comerciantes compran su local como inversión para su jubilación. Si después no cumple la normativa, ese local pierde valor. Es un problema que hay que abordar”.
Asegurar el futuro
Uno de los temas que centraron el debate fue el del relevo generacional. “Los comerciantes somos los que nos sostenemos y ayudamos entre nosotros, pero una de nuestras preocupaciones es que no tenemos nuevas generaciones que sigan nuestro camino”, lamentó Egüés. “Hace años se veían carteles de ‘Se traspasa’. Ahora, cuando alguien se jubila, directamente liquida el negocio. Se mueren tiendas con historia, y es una pena”.
Para Aldalur, la solución pasa por planificar con tiempo. “Es importante encarar esa recta final antes de la jubilación. Dendartean colabora con Iraurgi Berritzen, la Agencia de Desarrollo de Urola Erdia, para identificar comercios que necesitan relevo. Se pasa un cuestionario y se analiza la situación. Gracias a este programa, más de 20 negocios de la comarca han conseguido continuidad”.
Egüés, que ya prepara su jubilación, lo confirma: “Tengo 60 años y estoy planificando mi retirada. Es esencial hacerlo con tiempo. Pero tienes que tomar tú la iniciativa, nadie lo va a hacer por ti”.
'Venderse' mejor
Egüés también reivindicó la profesionalización del sector: “Estar detrás de un mostrador requiere muchas habilidades: comerciales, sociales y también formativas. Tenemos que profesionalizar el sector. No basta con vender lo que tienes, hay que detectar qué necesita la persona que entra”.
En ese sentido, puso sobre la mesa la existencia de la paradoja de los vendedores que no saben venderse. “A veces nos vendemos mal. Hablamos de los malos horarios, de lo esclavo que es, de que trabajamos los sábados... y eso no ayuda. Tenemos que hacer atractiva la marca comercio y creérnoslo”.
La digitalización: aliada y desafío
Entre los grandes retos del comercio local está la digitalización, un proceso ineludible que, sin embargo, genera desigualdades. “En los últimos años ha habido enormes cambios: la digitalización, los nuevos hábitos de consumo, la forma de llegar a los clientes… El reto es grande porque la media de edad de los comerciantes es de 54 años. No son nativos digitales y no les queda otra que adaptarse”, reconoció Aldalur.
En ese camino, el papel de las asociaciones es clave. “Desde Dendartean ofrecemos formación y acompañamiento personalizado, de tú a tú con el comerciante. No todas las herramientas sirven para todos, y ese asesoramiento es esencial”.
“Precisamente creamos la asociación Barrio San Martín, y me emociono solo de oírlo, porque se trata de hacer barrio, de ayudarnos entre todos, de poner cara a la gente”
Rodríguez recalcó que “los beneficios de la digitalización son innegables: para gestionar el stock, la facturación o el marketing. Pero hay que afinar el foco: el pequeño comercio no debe intentar competir con Amazon, sino centrarse en sus puntos fuertes: el trato personalizado”.
Un ejemplo de éxito es Enkarguk, una aplicación impulsada desde Dendartean. “Nació hace cinco años y la valoración es muy buena”, explicó Aldalur. “Permite hacer la compra por WhatsApp y recibirla esa misma mañana en casa o recogerla en una taquilla. Ahora también ofrece comida preparada o un pequeño servicio de préstamo de libros. Es una herramienta pensada desde las necesidades reales del pueblo”.
Egüés, desde su experiencia, compartió su propia transformación: “Como tienda de ropa de barrio no tengo intención de compararme con Zara. Si no puedo contra el grande, voy a sacar provecho: observo lo que ofrecen y lo adapto a mis clientas. Nunca pensé que vendería por Instagram, y ahora es uno de mis principales canales de venta”.
Para la comerciante, es vital tener iniciativa: “No te puedes quedar de brazos cruzados. Hay que moverse y llevar las adversidades a tu terreno”. Y advierte: “Hay tardes duras, cuando pasan cuatro horas sin que entre nadie por la puerta, pero no puedes desanimarte. Tienes que buscar otras vías”.
“A veces nos vendemos mal. Hablamos de los malos horarios, de lo esclavo que es, de que trabajamos los sábados... y eso no ayuda”
“A veces no hace falta implementar herramientas tecnológicas complicadas. Un WhatsApp de empresa o una cuenta de Instagram bien gestionados pueden marcar la diferencia”, coincidió Aldalur.
Colaboración y apoyo institucional
El encuentro también abordó el papel de las instituciones y los programas de apoyo al sector. En este sentido, los participantes destacaron la nueva iniciativa de la Diputación Foral, Enpresak Babesten, presentada recientemente para proteger y reforzar el comercio local, los autónomos y las microempresas. “Es importante que se reconozca el papel del pequeño comercio en la creación de empleo y en la cohesión social”, señaló Aldalur. “Programas como éste son necesarios para dar oxígeno a un sector que aporta mucho”.
Los tres ponentes coincidieron en que el futuro del comercio local dependerá de la capacidad para adaptarse, cooperar y poner en valor lo que lo hace único. Y es que la digitalización, las ayudas o la formación son herramientas, pero la clave está en mantener la esencia: la cercanía, el conocimiento del cliente, y el vínculo con la comunidad.
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