Conciliar la vida laboral, familiar y personal es un desafío creciente en Euskadi, donde más de un tercio de las personas ocupadas señala dificultades para compatibilizar empleo y vida personal. Para avanzar en este terreno, el Gobierno vasco ha reforzado sus ayudas a empresas, autónomos y asociaciones. Sobre el alcance y resultados de estas medidas hablamos con Xabier Legarreta, viceconsejero de Reto Demográfico del Gobierno vasco.
Son ya 92 las empresas que se han beneficiado de las ayudas para elaborar diagnósticos y planes de conciliación. ¿Qué valoración hacen desde su departamento?
Teniendo en cuenta que para nosotros la conciliación ya ha dejado de ser un beneficio opcional y creemos que es una necesidad estructural que ha venido para quedarse, digamos que 92 está bien, pero es solo el inicio de un camino que no tiene vuelta atrás. Tenemos que seguir animando a más empresas a sumarse a este proceso.
¿La empresas le dan importancia a la conciliación?
Entendemos que poner en marcha medidas de conciliación debe ser un compromiso compartido entre administraciones y empresas. Es cierto que las instituciones legislamos, ponemos en marcha ayudas y campañas de sensibilización, pero no todo el peso puede recaer en lo público. Las empresas conocen mejor su entorno laboral y son las que deben establecer medidas flexibles, horarios o políticas internas. Los beneficios son compartidos: mejoran las condiciones de las personas trabajadoras y también la competitividad de las compañías.
"Mejorar la conciliación ayuda a reducir el estrés y el absentismo laboral. Además, a las empresas les permite atraer y retener talento"
¿Puede ayudar estas medidas a revertir el descenso de la natalidad?
Sí. Cuando decimos que la conciliación ha dejado de ser una opción y es ya una necesidad real, lo afirmamos porque responde a la realidad social y laboral del siglo XXI. La sociedad ha cambiado respecto a hace 25 años, y las medidas de conciliación son respuesta a esos desafíos. El reto demográfico, lógicamente, también está ligado a esta transformación.
¿En qué consisten exactamente estas ayudas?
Van dirigidas a cualquier tipo de empresa, sea cooperativa o de otro tipo, con independencia de su tamaño. Se financia el diseño del primer diagnóstico y del primer plan de conciliación. Hay empresas con experiencia que ya están en su segundo plan, pero estas ayudas se enfocan en las que no tienen nada elaborado. Paralelamente, desde el Gobierno vasco hemos creado la Comunidad Kontzilia, un espacio para las que ya cuentan con planes y diagnósticos, donde comparten aprendizajes y buenas prácticas.
¿Cómo está funcionando Kontzilia?
Ha ido creciendo poco a poco y hoy son ya 40 las empresas que forman parte. Es un espacio muy diverso y muy valorado porque les permite aprender unas de otras, compartir experiencias e impulsar nuevas políticas de conciliación.
Me decía anteriormente que cualquier empresa puede optar a estas ayudas. ¿Se aplican de la misma manera o se tiene en cuenta la idiosincrasia de cada empresa?
Sí, las ayudas están dirigidas a cualquier tipo de empresa. Los planes se adaptan a la realidad de cada una. Lo que funciona en una no sirve necesariamente para otra. Por eso, es esencial elaborar un diagnóstico y un plan ad hoc.
Desde el Gobierno vasco trabajan también con Euskalit en un sistema de reconocimiento en gestión de conciliación. ¿Qué puede contarme al respecto?
Esa es la tercera pata de nuestra acción. Tras ayudar a quienes no tenían plan y acompañar a las que ya lo tienen, en 2025 hemos puesto en marcha con Euskalit un proyecto piloto para reconocer a las empresas que han desarrollado medidas de conciliación. Se trata de certificar ese trabajo y que el reconocimiento sirva en el futuro como sello de valor para la empresa.
“La conciliación no depende solo de las administraciones. Las empresas conocen mejor su entorno y deben liderar la aplicación de estas medidas”
¿Cómo miden el éxito de estas medidas?
Para nosotros está claro. Cuando las personas pueden compaginar su vida laboral y personal, ganan ellas y ganan las empresas. Está demostrado que la conciliación mejora el bienestar, reduce el estrés, las bajas y el absentismo, y a la vez aumenta la motivación, la productividad y la capacidad de atraer y retener talento. Cada vez se valoran más no solo los sueldos, sino también la flexibilidad laboral.
¿Cómo está Euskadi en materia de conciliación en comparación con otras comunidades?
Ese dato concreto no lo tenemos. Lo que sí tenemos claro es que la conciliación es una necesidad real. Euskadi ya ha iniciado un camino con medidas concretas, trabajando de manera compartida con las empresas, y sabemos que ha venido para quedarse.
"El reto sigue siendo animar a quienes aún no tienen diagnóstico ni plan a dar el paso. Tenemos que sumar a más empresas a este proceso"
¿Han introducido mejoras en el programa a lo largo del tiempo?
Vamos avanzando continuamente en la integración de la conciliación en la cultura organizativa. La Comunidad Kontzilia también nos sirve a las Administraciones Públicas para aprender junto a las empresas y adaptar mejor las ayudas. Este año hemos añadido el reconocimiento con Euskalit porque era necesario. El reto sigue siendo animar a quienes aún no tienen diagnóstico ni plan a dar el paso. Al principio puede dar vértigo, pero las empresas que lo hacen ven muy rápido los beneficios.
¿De qué manera se puede animar a las empresas que tienen dudas o temores a dar el paso y apostar por la conciliación?
Primero explicándoles los beneficios que aporta. También recordando que debe existir corresponsabilidad con las personas trabajadoras para consensuar límites. No se trata de imponer, sino de buscar un equilibrio realista. Además, existen empresas especializadas que ayudan a hacer diagnósticos y planes adecuados a cada caso.