Es un paraje recóndito, un valle reservado para senderistas curiosos y algún despistado que otro, situado justo en el centro geográfico de Gipuzkoa, donde en el mapa sólo se ve verde. Por ahí transcurre un pequeño arroyo de apenas diez kilómetros que fluye desde las faldas del monte Hernio, en el término municipal de Errezil, hasta desembocar junto a una fábrica de Aizarnazabal, en el río Urola. La Diputación de Gipuzkoa ultima allí los trabajos para su restauración ecológica.
Dos operarios con una retroexcavadora de 13 toneladas derribarán el gigante de hormigón que es el azud de Granada Erreka
Es ese mismo arroyo llamado Altzolarats, junto a Granada Erreka, el que será objeto de la demolición definitiva de dos de sus presas o azudes, construidos a lo largo del siglo XX allí donde hoy no anda nadie. En un paraje calificado por la Diputación de gran valor ecológico para la fauna y flora, en pleno parque natural de Pagoeta, pero al que los guipuzcoanos ya le habíamos dado uso hace mucho tiempo con la construcción de ferrerías y molinos en ruinas o desaparecidos.
Este gigante de hormigón mide 5,5 metros de altura y 10,10 de ancho y se hizo en 1964 para suministrar agua potable a Zarautz
La Diputación de Gipuzkoa, en su plan para dotar de permeabilidad a los ríos y restaurar los ecosistemas fluviales, acaba de dar luz verde el pasado mes de junio al proyecto de demolición del azud Granada Erreka, que se halla en pleno parque natural de Pagoeta, en una Zona de Especial Conservación (ZEC).
Aguas arriba, también se inicia la última fase del derribo del azud de Illarragorri, obras que se iniciaron en 2023 y pronto acabarán con un muro de hormigón que tenía siete metros de altura e impedía que los peces pudieran remontar las aguas.
Se destinarán un total de 92.000 euros para echar abajo el azud de Granada Erreka y terminar de demoler el de Illarragorri
Para estas dos actuaciones pendientes en el río Altzolarats se destinarán alrededor de 92.000 euros: 65.000 se destinarán a la actuación más delicada, la que tendrá lugar en pleno parque natural de Pagoeta. Ambos proyectos están cofinanciados por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional en el marco del Programa País Vasco FEDER 2021-2027.
En su camino hacia el río Urola, el arroyo Altzolarats serpentea por las mugas de Errezil, Aia y Zestoa y se esconde entre bosques de alisos, fresnos, robles, olmos, bosque mixto atlántico, y también otras plantaciones forestales, además de un sotobosque “bastante rico y diverso” compuesto por numerosas plantas. Es en ese entorno, donde van a comenzar a trabajar os operarios con una retroexcavadora de 13 toneladas durante cuatro meses.
El río Alzolarats sortea un bosque de alisos, fresnos, robles, olmos y otras plantaciones forestales, además de un sotobosque “bastante rico y diverso”
Hablamos de una pared de 10,10 metros de largo, 5,50 metros de alto y una anchura que va desde los 40 centímetros en la corona hasta los 2,70 metros en la base. Un gigante de hormigón que será demolido, triturado y aprovechado para relleno de pistas forestales.
La de Altzolarats o Granada Erreka es una presa (se sitúa a una cota de 172 metros de altitud sobre el nivel del mar) de gravedad. La orilla derecha pertenece a Aia y la izquierda a Zestoa. Y aunque está fuera de servicio, su estado de conservación es bueno.
No se derribarán, por cierto, la caseta de maniobras que esconde diferentes compuertas y medidores, situada en la orilla que pertenece a Aia, porque no molesta a los peces ni afectará al cauce natural del río; y además será aprovechada para guardar escombro y evitar así el trasiego de camiones para evacuar los restos de la demolición y el consecuente impacto en la zona. Tampoco se derribará el contrafuerte de hormigón en el que se apoya la presa al otro lado, en el lado de Zestoa. Por la misma razón.
Agua potable para Zarautz
La presa se construyó en 1964 para el abastecimiento de agua potable a Zarautz. El proyecto se había presentado casi dos décadas antes, en 1947, pero tras diversos retrasos no pudo ejecutarse hasta 1964. No estuvo ni cuatro décadas en funcionamiento, ya que la toma de agua fue transferida a finales de la década de 1990 a Gipuzkoako Urak para su gestión, y poco tiempo después, definitivamente anulada.
Este azud no se encuentra protegido, debido a su “bajo” valor patrimonial, lo que allana el camino para su demolición, que es la actuación más adecuada para la Diputación. Esta obra costará 65.000 euros.
Es cierto que el arroyo apenas tiene una “presencia anecdótica” de salmones, y “baja densidad” de truchas y piscardos, pero la Diputación también valora que el río se conserva en un estado ecológico “bueno” y que no hay ninguna especie piscícola introducida, más allá de las propias. Por eso tiene “más valor” esta actuación para la mejora de la permeabilidad piscícola.
Granada: el caserío guipuzcoano de las truchas
La cuna de 'Basarri': Granada Erreka, del que bebe el arroyo Altzolarats, es conocido quizá por aquellos que han tenido el gusto de visitar el viejo caserío Granada, en el término municipal de Errezil, a los pies del monte Hernio. Allí son miles los guipuzcoanos que han acudido a comer pollo campero y trucha de vivero con agua del propio arroyo, donde cada comensal puede pescarse el ejemplar que se le servirá en el plato. Es el mismo caserío, de más de 500 años y convertido en restaurante, en el que en 1913 nació el escritor y bertsolari Iñaki Eizmendi, Basarri. A menos de un kilómetro de este punto, aguas abajo, se hallan los dos azudes que serán demolidos definitivamente este verano.
El diputado de Sostenibilidad, José Ignacio Asensio, firmó la orden foral por la que se aprobó el proyecto (presentado en noviembre de 2024) de demolición el 3 de junio y se publicó en el Boletín Oficial de Gipuzkoa el día 18.
La Dirección General de Obras Hidráulicas de Gipuzkkoa, en la ejecución del Plan Director de Permeabilización de Obstáculos que lleva a cabo la Diputación, notificó el proyecto el pasado mes de abril a las personas afectadas: entre ellas, los ayuntamientos afectados de Aia y Zestoa, y también a una veintena de propietarios forestales, entre los que se hallan los propios municipios, la Diputación, Gipuzkoako Urak y una quincena de particulares.
Según recoge el Estudio de Impacto Ambiental realizado para esta actuación, este entorno acoge una “comunidad faunística interesante, con numerosas especies de aves, mamíferos e invertebrados, que en conjunto constituye un “corredor ecológico natural entre los espacios de Hernio-Gazume y Pagoeta”.
Además, y aunque no se ha detectado la presencia del visón en la zona, el río Altzolarats pertenece a las áreas de Interés Especial para el Visón europeo (Mustela lutreola), especie en peligro de extinción y prioritaria de la directiva de hábitats y clasificada vulnerable en Euskadi en mayo de 2014.
Otra especie de interés señalada en el documento de diagnóstico de la ZEC Pagoeta es el cangrejo autóctono de río (Austropotamobius pallipes), amenazado por contaminación con afanomicosis transmitida por cangrejos exóticos que actúan como vectores.
Tercer verano de obras
Antes, el 20 de febrero, el diputado de Sostenibilidad, había dictado otra orden foral 23/2025, del 20 de febrero) por la que también se aprueba el proyecto de demolición de otro azud, Ilarragorri II, situado río arriba, en el mismo río Altzolarats, en el barrio o zona rural de Etxetaballa, en el término municipal de Aia.
El azud se encuentra en una zona rural, donde el único elemento construido es el propio azud. Se encuentra en una zona boscosa, llena de árboles, helechos y maleza y los caseríos se encuentran diseminados alejados del arroyo.
El ámbito afectado por el derribo del azud de Illarragorri, en este caso, no está en ningún espacio natural de la Red Natura 2000 o de la Red de Espacios protegidos. Los más cercanos son la ZEC Pagoeta, aproximadamente un kilómetro aguas abajo del azud, hacia el norte de Gipuzkoa; y la zona de especial conservación Hernio-Gazume, que se sitúa a unos 800 metros aguas arriba del azud.
En este caso se trata de demoler un gigante de siete metros de altura, con un salto de agua de 6,50 metros, 0,86 metros de grosor y una anchura de nueve metros de orilla a orilla. Ahora se ha activado la tercera fase, con un presupuesto de 26.999,58 euros (IVA incluido), y con un plazo de ejecución de 2 meses.
Las obras comenzaron hace ya dos años. Durante ese verano de 2023 se llevaron a cabo las obras de la fase 1, reduciendo la cota de 250 metros a 247,7 de altitud. Y el verano pasado (2024) se ejecutó la segunda fase del proyecto de demolición, reduciendo el muro de hormigón a cota de 246 metros.
Este verano deberá eliminarse hasta cota de roca, situada a 243 metros. Y desaparecerá con ello otra barrera insalvable para la fauna piscícola en este entorno bucólico y asilvestrado.
La Diputación señala el bajo valor patrimonial de esta infraestructura, que “no hay que confundir con la presa Illarragorri que se localiza a aproximadamente 50 metros aguas abajo, la cual sí está asociada al molino y ferrería de Illaragorri, que sí se incluyó como Zona Declarada de Presunción Arqueológica”.
“Intervenir para restaurar”
El plan de permeabilización de la Diputación lleva años restaurando los ecosistemas fluviales, que “están fuertemente perturbados como consecuencia de la actividad humana”. Y una de las principales alteraciones son los azudes y presas, abundantes en Gipuzkoa y que impiden en muchos casos el paso de los peces y limitan la conectividad de los cauces y el tránsito de materiales.
Además, en los informes que maneja el área de Obras Hidráulicas de la Diputación, dentro del Departamento de Sostenibilidad, es que “la degradación de los ecosistemas fluviales ha supuesto la pérdida de muchos servicios que nos prestaban de manera natural: la regulación de las avenidas, de las sequías o la erosión, la recarga de los acuíferos como almacenes naturales de agua, el control de la contaminación difusa, la mejora en la fertilidad de los suelos de las llanuras de inundación o vegas.
Y es por ello por lo que “se plantea la necesidad de intervenir para restaurar en la medida de lo posible el buen funcionamiento ecológico”.
Dentro de estos azudes que abundan en nuestro territorio, los hay que sirven actualmente de derivación de agua, otros que se encuentran abandonados con pérdida de sus antiguas instalaciones hidráulicas y otros que únicamente sirven de cruce de infraestructuras.
En general, los azudes en uso, salvo excepciones, deberían contar con las adecuadas escalas piscícolas construidas por los propietarios de la concesión; sin embargo, los azudes abandonados o fuera de uso no tienen elementos diseñados para permitir el paso de peces, y por ello deben de ser analizados y adaptados para conseguir una correcta movilidad piscícola.