La joven hondarribiarra Carla Emazabel Amunarriz no olvidará nunca este Día de Santiago. Tampoco su familia, que recordará para siempre ese desfile de la joven de 24 años, escoltada por arrantzales y autoridades, partir de la Hermandad con dirección a la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción y del Manzano con la kutxa en la cabeza, y al volver, dar vueltas ante el arco de la Hermandad.

Girar y girar, y girar, y girar… Así hasta 40 veces, que son las vueltas que Emazabel ha dado en honor a su padre mientras sonaba Bajo la doble águila, obra compuesta por Josef Franz Wagner y que la Banda de Música Ciudad de Hondarribia ha interpretado en bucle mientras la portadora de la kutxa, protagonista absoluta de la jornada, continuaba con su rito. La tradición manda: cuantas más vueltas, mejores se prevén las capturas...

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[Fotos] Emoción en Hondarribia con la Kutxa Entrega Iker Azurmendi

Amenaza de lluvia

Con puntualidad y bajo un cielo amenazante de lluvia, pero con los ánimos de unas aceras a rebosar, la comitiva ha salido a las 18:00 horas desde el arco de la Hermandad de Pescadores por la calle San Pedro hacia la Parte Vieja. Por delante, la Banda de Música Ciudad de Hondarribia interpretaba Oquendori, el pasodoble de toque militar que a finales del siglo XIX compuso el catalán Ramón Roig i Tomé.

Tras la Banda y por delante de los armadores hondarribiarras y las autoridades (la diputada general de Gipuzkoa, Eider Mendoza; la consejera de Pesca, Amaia Barredo; el alcalde, Igor Enparan, y el abad mayor de la Cofradía, Norberto Emazabel, entre otros), la gran protagonista de la tarde con la kutxa de alrededor de 20 kilos sobre la cabeza y a sus espaldas, un mantón de manila muy especial, como reconoció en la previa. La prenda la compró su aitona en Sevilla, adonde fue de viaje junto a su mujer a celebrar las bodas de plata.

“El aitona vio en un escaparate un mantón que le gustó muchísimo y lo compró por si acaso. La amona lo ha guardado durante todo este tiempo, sin enseñárselo a nadie, solamente a mí cuando me eligieron”, relataba llena de emoción una circunstancia “muy especial”, y que como confesó, le ha permitido llevar el recuerdo de su aitona con ella.

Hora de hacer balance

En la sacristía de la parroquia ha llegado uno de los pocos momentos de descanso de Emazabel, ya que la kutxa con las reliquias de la Cofradía y los libros de actas y cuentas de los pescadores ha dejado de estar sobre su cabeza.

Después de leer el balance anual de la pesca en Hondarribia, el material ha vuelto a la kutxa y esta, sobre su portadora, que se ha reintegrado en la comitiva que ha bajado al punto de partida a los sones de Bajo la doble águila ya hasta el final.

Allí, junto al arco de la Hermandad repleto de familiares y amigos de Emazabel, la portadora se ha situado bajo el arco que 12 arraunlaris han formado y ha comenzado a girar hasta completar 40 vueltas, el número que tenía pensado para homenajear los años de su padre faenando en la mar.

La portadora de la kutxa de Hondarribia, Carla Emazabel Amunarrizse abraza a su padre al terminar el acto Iker Azurmendi

Terminada la última, ha accedido al interior de la Hermandad entre una gran salva de aplausos que poner fin a la gran jornada de los arrantzales de Hondarribia, que también ha descubierto la identidad de casi todas las cantineras del Alarde del próximo 8 de septiembre.

La ciudad continúa con sus fiestas. La próxima parada, las banderas arraunlaris del próximo fin de semana...