El Dalai Lama celebraba el domingo pasado su 90 cumpleaños, una fase vital en la que el líder espiritual del budismo tibetano dice haber fijado la ruta para reconocer su futura reencarnación. Un hecho que, ciertamente, parece situarse en las antípodas de los intereses y creencias predominantes en Gipuzkoa, pero que a buen seguro habrá sido seguido muy de cerca por los cinco templos budistas que hay en el territorio. De hecho, nunca han sido tan diversas, como en la actualidad, las diferentes expresiones religiosas a lo largo y ancho de la geografía gipuzcoana.
Se han abierto ya un centenar de centros de culto no católicos, entre los que destacan 40 iglesias evangelistas, 31 mezquitas, doce Salones del Reino de Testigos de Jehová y cinco iglesias ortodoxas. Esta evolución socio-religiosa se va abriendo paso en medio de un proceso de secularización que, paradójicamente, mantiene su ritual festivo en Euskadi, que sigue girando en torno a la tradición religiosa.
Ocurre todo ello en pleno declive del catolicismo entre la población vasca, con un porcentaje de fieles que ha caído en picado, desde el 80% que se identificaba con la iglesia católica en los años 80 al 57% actual. Sólo el 13% de los vascos se declara practicante. “La sociología vasca ha ido cambiando, estamos en un contexto que requiere repensar un poco las cosas”, sostiene Gorka Urrutia, sociólogo y profesor de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Deusto.
Repensarlas, puntualiza, para ver "cómo se acomodan y encajan" esas otras tradiciones religiosas, así como los intereses del alto porcentaje de personas que dicen no creer en nada. Resulta llamativo a ese respecto el “notable” incremento de los llamados “nones”, término que alude a aquellas personas que se identifican como no afiliadas a ninguna religión organizada.
Un colectivo "muy heterogéneo"
Este grupo incluye a ateos, agnósticos y personas que simplemente se describen como "nada en particular" cuando se les pregunta sobre su religión. “Se trata de un colectivo muy heterogéneo, un segmento de población que ha ido creciendo, desde un 10% en los años 80 a más de un 35% actual”, detalla el sociólogo y director del Instituto de Derechos Humanos Pedro Arrupe.
Gipuzkoa, inmersa en ese proceso de cambio, ha pasado de ser una sociedad predominantemente católica a acoger una mayor pluralidad y diversificación de sus expresiones religiosas. Así, el 57,2% de la población se identifica con la religión católica, mientras que el 35,5% sería no creyente y el 7,3% creyente de religiones minoritarias.
Aunque esta diversidad ha existido siempre, es a partir de 2012 cuando empezó a tener mayor presencia en Gipuzkoa, principalmente de la mano de la inmigración internacional, que ha ido encontrando acomodo en “un estado aconfesional” que, según señala Urrutia, aboga por colaborar con las diferentes tradiciones.
“Se trata de un proceso de cambio que lleva su tiempo, y que va quemando etapas y contando con sus hitos, como supuso en 2023 la aprobación de la Ley de Centros de Culto y Diversidad Religiosa en Euskadi, con un componente pedagógico para que la sociedad vasca vea que hay otro tipo de realidades que hay que contemplar”, detalla el sociólogo.
Revitalización en la variedad de las confesiones
Así, la población de origen latinoamericano se identifica principalmente con la tradición cristiana –católica y evangélica–; la procedente del Magreb es en su mayoría de religión musulmana, y la proveniente de Europa del Este, cristiana ortodoxa. El hecho de que la mayor parte de la población inmigrante haya venido de países con un vínculo más estrecho con la religión que la actual en Euskadi ha supuesto que se dé cierta revitalización en la variedad de las confesiones y las dinámicas de la religiosidad.
Y también han surgido algunas dificultades en el proceso de adaptación en la sociedad vasca. “Cuando se pregunta qué grado de aceptación tiene la población a determinadas religiones, hay tres confesiones que no suelen estar tan bien posicionadas: musulmanes, testigos de Jehová e Iglesia Evangélica de Filadelfia, que está muy vinculada al pueblo gitano".
Miedo a "lo desconocido"
A este respecto, el sociólogo reconoce que "lo desconocido, en principio, hace que los vecinos no se sientan muy receptivos, pero la verdad es que hay muchas actividades que pueden llegar a ser mucho más molestas, como por ejemplo tener un bar o una discoteca debajo de casa. El cuestionamiento hacia esas confesiones viene determinado por ese desconocimiento", subraya.
La mitad de las iglesias evangélicas de Gipuzkoa se encuentran en Donostia, en torno a una veintena, a la que sigue en número la comarca de Bidasoaldea (6), Goierri (5), Urola-Kosta (3), Debabarrena (3), Debagoiena (2) y Tolosaldea, con una.
En cuanto a las mezquitas, en Donostialdea se ubican siete, en un número similar al de otras comarcas con menos habitantes, como es el caso de Debabarrena (6), Debagoiena (6) y Goierri (5). La lista se completa con Uroka-Kosta (4) y Tolosaldea (3), según se desprende de los datos del Directorio de Lugares de Culto del Observatorio del pluralismo religioso en España.
En el caso de los salones del Reino de los testigos de Jehová, la tercera confesión con más centros de culto en Euskadi, en Gipuzkoa destaca Donostia con cinco, al que siguen Urola-Kosta (2) y Goierri, con otras dos.