La soledad no deseada puede presentarse en cualquier momento de la vida, no tiene edad ni género, aunque afecta de manera muy especial a las personas mayores. No se trata del caso de Pilar Arteaga, de 77 años, que vive con su marido, tiene cuatro hijas y cuenta con una amplia red social. Esta vecina de Lasarte-Oria, en cambio, sí va comprobando cómo la sombra alargada de la soledad se cierne lentamente sobre su hermana, mayor que ella y con problemas de movilidad. “Hacía actividades hasta que se cayó, y ahora lo poco que sale lo hace con el andador. Cada vez habla menos. Es peligroso encerrarse en una misma”, observa esta mujer, integrante de un grupo que no falta a su cita en las instalaciones de Cruz Roja en Lasarte-Oria, donde se reúnen para secundar un sinfín de actividades y combatir la soledad.

Quedan dos veces al mes para ponerse cara e intercambiar impresiones sobre el desarrollo de sus vidas. Ellos y ellas forman una familia bien avenida que ha ido creciendo desde el pasado mes de enero. Fue entonces cuando arrancó en el municipio la iniciativa Voces en red, una novedosa propuesta que aúna la tecnología humanitaria y el voluntariado para combatir el aislamiento social y la brecha digital. “Contamos con una aplicación que está muy bien, y que no la tienes que manejar como el móvil. Es suficiente con hacerle preguntas, le dices que te cuente las noticias o que te diga qué tiempo va a hacer mañana. Yo la mayoría de las veces le pido canciones”, detalla Aquilino García, de 79 años. El usuario habla de las bondades del dispositivo de voz, desarrollado por Cruz Roja gracias a la colaboración de la Fundación Amancio Ortega.

Desde que un hijo suyo le dijo que se animara a probar la experiencia, se muestra encantado. En Euskadi se han instalado ya un total de 401 dispositivos (312 mujeres y 89 hombres), de los cuales 54 han sido colocados en Gipuzkoa. De todo ello hablan Aquilino y Pilar durante el encuentro en el local de Lasarte-Oria, entre pintxos de tortilla, humus, ensaladilla rusa y juegos.

El estigma de la soledad

En Gipuzkoa, cerca del 30% de la población mayor de 55 años se siente sola, aunque únicamente el 5,5% lo reconoce de un modo abierto, evidenciando así el estigma que existe sobre esta realidad. Con el objetivo de hacer frente a este reto, son numerosas las iniciativas que se están poniendo en marcha en el territorio.

La Diputación Foral de Gipuzkoa y Adinberri activaron en 2019 Hariak, una estrategia orientada a la acción, que proporciona un marco para prevenir y abordar las soledades no deseadas. A lo largo de estos años han participado en ella más de 4.500 personas y multitud de instituciones y agentes, entre ellos, 77 ayuntamientos, 98 entidades de carácter local, Osakidetza a través de seis OSIs y 20 empresas y centros de innovación.

Son datos que reflejan la dimensión del desafío. Consciente de que se trata de uno de los grandes retos a los que se enfrenta la sociedad actual, Cruz Roja también se ha propuesto mirar de frente a la soledad fomentando la creación de una red social mediante actividades de ocio, culturales y lúdicas que aportan un valor añadido al dispositivo de voz que les acompaña en sus casas a las personas usuarias. “Este tipo de dispositivos son una ayuda y están muy bien, pero en la medida de lo posible hay que salir de casa y motivarse con todo aquello que te guste”, señalan.

En Gipuzkoa, cerca del 30% de la población mayor de 55 años se siente sola, aunque únicamente el 5,5% lo reconoce de un modo abierto

Aquilino baila y anda en bici. También le gusta arreglar aparatos eléctricos. Combate la soledad haciendo cosas. Pilar va todas las tardes al club de jubilados, donde juega a cartas y se relaciona. “Merece la pena hacer el esfuerzo, porque quedarte sola en casa cuando realmente no es tu deseo es algo que acaba afectando mucho en la vida. Vas, pasas unas horitas en compañía, y vuelves a casa tan feliz”, confiesa.

Según explica, relacionarse con otras personas le permite dejar de mirarse a sí misma y descubrir otras realidades, otras maneras de ver y de sentir. “En el club de jubilados es sorprendente conocer a gente de más de 90 años con una mente tan privilegiada. Les ves y sientes cierta envidia”, sonríe.

“No es sólo el hecho de que vayas a un lugar determinado, sino lo que todo ello implica: arreglarse, prepararse y mantener la ilusión por llevar a cabo objetivos en la vida. Es cierto que con la edad aumentan las limitaciones, pero hoy en día se pueden hacer un montón de actividades adaptadas”, asegura Arteaga.

La soledad de los domingos

María Ángeles Madrid vive sola. Esta vecina de Lasarte-Oria de 74 años tiene tres hijos y cinco nietos. Es una mujer independiente, con una actividad que la mantiene ocupada de lunes a viernes, aunque confiesa que durante los fines de semana, especialmente los domingos, es cuando más peligro existe de que aceche la soledad no deseada. “El problema está en los periodos de tiempo en los que se rompe el ritmo de actividades que te hacen sentir bien y te estimulan. Los domingos suelo aprovechar para hacer cosas que no me da tiempo entre semana. Lo importante es hacer algo. Puedes sentir soledad también en vacaciones, cuando el pueblo se queda prácticamente solo y es más difícil establecer contacto con los comerciantes y vecinos con los que charlas el resto del año”, reconoce.

Manuel De Cabo Pérez, de 56 años, es técnico y voluntario de Cruz Roja en el municipio. Él es quien se encarga de llamar a cada integrante del grupo para reforzar la unión. Más allá de la tecnología, reconoce que es bueno establecer el contacto físico, al menos un par de veces al mes. Durante este año han organizado diferentes actividades, como talleres de pintura, charlas sobre temas sanitarios y salidas al Museo de Chillida-Leku. "Que la gente se anime a probar la experiencia, la verdad es que se crea un vínculo muy bonito", dice el voluntario, reafirmando su compromiso con el proyecto.

La innovación social que viene de la mano de esta iniciativa busca mejorar la calidad de vida de las personas, combinando el voluntariado y el uso de asistentes de voz. "De las diez personas que se han reunido hoy aquí, más de la mitad tiene instalado el dispositivo", explica De Cabo Pérez, que pasa a detallar alguna de sus funciones.

"Una de ellas te permite hacer videollamadas con la familia o con los propios usuarios. De hecho, cuando algunos de ellos, por el motivo que sea, no pueden venir a las actividades que organizamos, existe la posibilidad de que se conecten por medio del dispositivo", detalla. "Que la gente se anime a probar, se trata de una actividad abierta que no obliga a nada a pesar de tener instalado el asistente de voz", subraya.

Arteaga reconoce que se trata de una aplicación "interesante", especialmente, para una persona que vive sola. "En mi caso quizá no tiene tanta utilidad por la vida que llevo, ya que realizo diferentes actividades, pero la verdad es que se trata de una aplicación muy interesante. Puedes llegar a mantener con el aparato una conversación, y es mucho más fácil de usar que un móvil", asegura. Cruz Roja se ha planteado el objetivo de instalar este año cerca de 400 dispositivos de este tipo en la CAV.