Hacer la compra kilómetro cero tiene innegables ventajas. Es beneficioso no solamente para la economía local, sino también para garantizar una mayor calidad y frescura de los alimentos adquiridos. Y es que los productos km0 suelen estar más alineados con las estaciones del año, de manera que se consumen en su mejor momento de maduración, maximizando su sabor y sus nutrientes. Asimismo, están menos expuestos a procesos industriales y químicos, lo que conlleva una dieta más saludable, nutritiva y equilibrada. Por otro lado, su producción y transporte tiene un impacto ambiental muchísimo menor. 

A la hora de adquirir productos de cercanía, hay una serie de aspectos que se deben tener en cuenta:

El etiquetado: Normalmente, los productos kilómetro 0 contienen un símbolo gráfico que los identifican como productos de proximidad. En caso de que no cuenten con un etiquetado específico, es conveniente buscar información sobre su origen, procedencia y distancia de producción.

El mercado local: El comercio de cercanía es una apuesta segura a la hora de adquirir alimentos frescos, representando una forma no solo de comer sano, sino de apoyar lo nuestro, nuestra identidad y cultura. En un mundo cada vez más global, decantarse por los productores locales es esencial para nuestra economía, ayudando a mantener empleos en la comunidad y fomentando prácticas agrícolas sostenibles y responsables. Además, los beneficios se extienden al medioambiente, ya que la compra de cercanía mitiga la huella de carbono al eliminarse la necesidad de transporte, lo que acarrea también un ahorro económico.

Las características de los productos: Es sencillo detectar si productos como los huevos o la carne son de proximidad. Por ejemplo, los huevos de la cooperativa guipuzcoana Euskaber, que cuentan con el sello Eusko Label, destacan por su frescura, sabor y calidad a causa de la alimentación llevada a cabo por sus gallinas, mucho más natural que en los sistemas de producción industrial. Además, las gallinas criadas en granjas avícolas tienen acceso a espacios al aire libre y unas condiciones de vida propicias para su bienestar. Estos aspectos dan como resultado un producto de gran valor nutricional.

Por otro lado, en lo que respecta a la carne, una de las cooperativas ganaderas más destacadas de Euskadi es la de Basatxerri, la cual trabaja con ganaderos vascos que garantizan la calidad y bienestar animal. Los cerdos de Basatxerri se crían en libertad en caseríos y su alimentación es natural, basada principalmente en frutos y bellotas del bosque, con suplementación de grano y cereal en los meses previos al sacrificio, proporcionando una carne muy tierna y sabrosa, con infiltración de grasa. La carne de Basatxerri se puede encontrar en tiendas especializadas, carnicerías y comercios locales.

La soberanía alimentaria: En los tiempos que corren, la soberanía alimentaria se ha convertido en un aspecto imprescindible. Este concepto enfatiza la producción, la distribución y el consumo ecológicamente adecuados y sostenibles, persiguiendo la justicia socioeconómica y protegiendo los sistemas de producción locales como medios para combatir el hambre y la pobreza. 

El objetivo reside en que la soberanía de una región o país no se vea afectada por depender de la producción de alimentos de otros países. Por ello, los productos km0 representan una pieza clave, ya que generan una menor vulnerabilidad hacia las crisis externas y causan una mayor capacidad de abastecimiento interno y más autosuficiencia.

La guerra arancelaria: Los aranceles de Donald Trump a Europa están a la orden del día, y cómo no, también afectan enormemente a Euskadi. Euskadi exporta anualmente bienes por valor de 2000 millones de euros a Estados Unidos, un mercado fundamental que representa el 6,4% de sus ventas al exterior. Con los nuevos aranceles impuestos por el presidente norteamericano, las primeras estimaciones del Gobierno Vasco apuntan a un sobrecoste de más de 400 millones de euros, y el de la industria alimentaria es uno de los sectores más perjudicados. En concreto, el vino vasco tiene por delante tiempos difíciles, pues Estados Unidos es el primer destino en ingresos y el segundo en volumen, con exportaciones valoradas en 36,4 millones de euros.

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En este pretexto global de incertidumbre, es más importante que nunca apostar por lo local. Las ventajas son abundantes no solo en el terreno personal, sino también en lo que respecta a la economía del territorio. La situación de muchas empresas del sector alimentario está en juego.