Asociaciones de usuarios de embarcaciones de recreo de doce muelles vascos han solicitado este miércoles al Gobierno Vasco que priorice el criterio de antigüedad a la hora de adjudicar las plazas de amarre, ya que de lo contrario, aseguran, se corre el riesgo de “desnaturalizar” las dársenas deportivas dejando la puerta abierta a usuarios foráneos. “¿Queremos convertirnos en Puerto Banus? Para nosotros es nuclear dar prioridad al usuario presente, pero la verdad es que a los amarristas de los puertos deportivos no se nos está teniendo en cuenta para nada”.

En una comparecencia ante la Comisión de Alimentación, Desarrollo Rural, Agricultura y Pesca del Parlamento Vasco, Gregorio Mujika, en representación de la asociación Cauerpe, ha expresado el malestar del colectivo, que engloba a la mayor parte de asociaciones de Gipuzkoa y Bizkaia. En torno al 80% de usuarios, unas 2.800 embarcaciones

“Tenemos un problema serio”, ha reconocido Mujika. La asociación, que nació en 2006 en defensa de los intereses de usuarios por diversos problemas surgidos con el cobro de licencias en Bermeo, sitúa en 2017 el origen del actual desencuentro con la gestión que viene realizando el ente público Euskadiko Kirol Portuak (EKP). Es el año en que cambió el criterio de adjudicación de plazas de amarre en puertos deportivos, una decisión que históricamente ha quedado en manos del Gobierno Vasco.

Los usuarios censuran que la lista espera no es pública y no funciona porque “hay amarres vacíos que no se adjudican”

“Contábamos con una normativa de 2004 que no generaba problemas. Las adjudicaciones tenían en cuenta criterios de antigüedad, y el que quería reincorporarse debía aguardar en una lista de espera”, explica Mujika. Esta vía “pacífica”, sin embargo, cambió a raíz de diversas quejas de usuarios descontentos con el mal funcionamiento de esas listas de espera, un asunto que llegó a manos del Ararteko, que emitió una recomendación de rectificación. 

La nueva orden: un criterio "muy economicista"

El Gobierno Vasco movió ficha y dictó una nueva orden, la que rige el actual sistema de funcionamiento, en base a la cual el único criterio de adjudicación ha pasado a ser “muy economicista”, según sostiene la asociación. Así, actualmente se da prioridad a quien mejor aproveche la lámina de agua, lo que se traduce en que, por ejemplo, puede quedar por delante a la hora de adjudicar un amarre un barco de 8 metros de eslora frente a otro cuatro centímetros más pequeño. 

Todo ello, al margen del número de años que lleve el propietario siendo titular de plaza, según denuncia la asociación. “Si pierdes el amarre, ¿qué haces con el barco?”, se plantea Mujika, convencido de que se está favoreciendo a quien más paga. “Entendemos que este criterio no puede ser válido. De hecho, se está produciendo una gran litigiosidad, como se ha podido ver en Donostia y Plentzia, casos que nos indican que hay que poner freno a esta situación”. La asociación asegura que, de no ser así, el número de pleitos se va a extender a otros puertos vascos. 

“¿No existimos ocupando el 70% de superficie? Que no nos escuchen ni nos llamen es una forma de proceder que no llegamos a entender"

Gregorio Mujika - Portavoz de la asociación Cauerpe

En el caso de la capital guipuzcoana, el malestar por la normativa de 2017 ha conllevado la interposicion de más de medio centenar de denuncias y quejas. Los amarristas piden “diálogo” y que se priorice a las personas empadronadas en los municipios, poniendo por delante a las de mayor antigüedad a la hora de decidir las concesiones, que suelen ser para 15 años. “No nos parece adecuado desarraigar a los arrantzales antiguos”, censura Mujika, que solicita volver a la orden de 2004. 

Otro de los problemas que viene observando la asociación tiene que ver con la lista de espera que gestiona el ente público EKP. “No funciona porque hay amarres vacíos que no se adjudican. Estamos hablando de una lista de espera oculta, y todos sabemos que el enchufismo existe”. La asociación Cauerpe pide que ese listado se haga “público” para que todas las personas usuarias tengan conocimiento de primera mano de la situación.

Control de traspasos: vender el barco sin perder el amarre

El control de traspasos de barcos es otro de los problemas que observa esta entidad, el cual está dando pie a la picaresca. “Cada vez que un propietario vende su embarcación debería dejar el amarre, pero en el día a día no es así. Hay quien no lo pierde después de haber hecho la operación. Estamos hablando de más del 30% de casos, plazas que deberían ser ocupadas por quienes aguardan en la lista de espera”, defiende la asociación. “Me parecería increíble que una persona tenga que vender su barco por no ser adjudicatario cuando puede haber un amarre a 20 metros”, señalan desde Cauerpe.

Esta entidad engloba a las siguientes asociaciones: Alkolea Intxirri (Mutriku), Amilatz (Deba), Santitxo (Zumaia), Malkorbe (Getaria), Muskuilu Harria (Orio), AUP Hondarribia, Portu Zaharra (Bermeo), Ermitxo (Elantxobe), Leakai (Lekeitio), Gorataldi (Mundaka), Proa (Plenzia) y Portuondo (Sukarrieta).

Presentes en los órganos consultivos de los puertos

Estas asociaciones piden estar presentes en todos los órganos consultivos de los puertos. Sostienen que la actividad recreativa es la que más ha crecido en las dársenas, la que más lámina de agua ocupa -casi el 70% de los puertos- y la que garantiza la viabilidad de estas infraestructuras a futuro. “¿No existimos ocupando el 70%? Que no nos escuchen ni nos llamen es una forma de proceder que no llegamos a entender”, censura Mujika, quien subraya la masa social del colectivo, representado por 2.800 embarcaciones que mueven a miles de personas.

“Me parecería increíble que una persona tenga que vender su barco por no ser adjudicatario cuando puede haber un amarre a 20 metros"

“El camino más rápido para cambiar esta situación es el gubernativo. Que el Gobierno emita una nueva orden ante una necesidad real que puede evitar múltiples demandas. Como usuarios no podemos admitir que de la noche a la mañana los usuarios se vayan a la calle”, advierte Cauerpe.

La asociación de usuarios defiende que se priorice la antigüedad porque de lo contrario se rompe el equilibrio. “Hay tradiciones y costumbres que se tienen que respetar, y el criterio del usuario presente lo garantiza. Hay mucha regulación, pero nosotros no hemos participado en nada. No estamos ni nombrados en los consejos portuarios”, censura Mujika.