Fue poco menos que una persecución de película en la que la colaboración ciudadana resultó determinante para dar caza al ladrón. Los hechos, según ha podido saber NOTICIAS DE GIPUZKOA, tuvieron lugar el jueves a las 21.00 horas cuando dos patrullas de la Ertzaintza que se encontraban en la calle Egia de Donostia fueron alertadas por una mujer, que a gritos indicaba a los agentes que un varón de entre 25 y 30 años le acababa de robar el móvil, que había dejado sobre una mesa en un bar de la zona.

El sospechoso, que según la descripción facilitada vestía un abrigo y gorro negro, emprendió la huida a pie por la calle Virgen del Carmen. Comenzaba a partir de ese momento una persecución que se iba a prolongar durante cuarenta minutos. Al tratarse de una vía solo de bajada para la circulación viaria, efectivos de la Ertzaintza tuvieron que abandonar sus coches para seguirle a la carrera, al tiempo que una segunda patrulla se dirigía a la paralela calle Ametzagaña.

A la altura de un cruce cercano, según indican a este periódico fuentes de la investigación, vecinos de la zona relataron a los agentes que el sospechoso se había dirigido a la calle río Deba, tras lo que la Ertzaintza inició en esa zona una nueva persecución a pie. Desde que se dio la voz de alerta, en ningún momento los policías habían podido ver directamente al sospechoso, al que seguían según las indicaciones que iba dando la ciudadanía.

Poco después, un tercer testigo indicó haber visto al joven camino del cementerio de Polloe. Un cuarto vecino alertó después de que se dirigía cuesta abajo, por la calle Aldapa, hacia la clínica Quirón. A partir de ese momento los agentes pudieron ver por fin al presunto ladrón. Todos continuaban a la carrera, ertzainas y sospechoso, que en su alocada fuga giró a la izquierda hacia el caserío Astiñene. Para entonces ya se habían movilizado hasta seis patrullas por la zona, según informan fuentes de la investigación.

Cruzar la variante para lanzarse al río

El presunto ladrón, a la altura del caserío, se adentró en la ladera del monte mientras las patrullas trataban de estrecharle el cerco desde el club de Remo Ur Kirolak. Continuó corriendo ladera arriba hasta llegar a la altura de la variante GI-20, que cruzó a la carrera mientras los agentes iban detrás de él. En ese instante, al verse rodeado y sin posibilidad de escapatoria se lanzó al río Urumea, según relatan testigos presenciales.

Las mismas fuentes indican que agentes desde la orilla alumbraban la silueta del sospechoso, a quien advirtieron reiteradamente de que saliera del agua. “Parecía que se estaba hundiendo, pero en realidad se estaba quitando la ropa: las zapatillas y los pantalones”, indican fuentes de la investigación. Entretanto se activó el protocolo de rescate, con efectivos de bomberos preparados en caso de ser necesario, y una ambulancia desplazada al lugar.

El sospechoso permaneció por espacio de un cuarto de hora en el agua, empujado por la corriente, dejando atrás el puente de Astiñene. Tras la espectacular persecución, finalmente, entre cuatro agentes consiguieron acercarlo a la orilla y fue arrestado cuarenta minutos después de robar el móvil. La Ertzaintza agradece la colaboración ciudadana, que con sus constantes indicaciones resultó determinante para seguir el rastro del ladrón en su frenética huida.