El Sistema de Avisos por Meteorología Adversa de Euskalmet se utiliza para advertir a la ciudadanía sobre avisos, alertas o alarmas por situaciones climatológicas fuera de lo común y que pueden repercutir de manera más o menos grave en la sociedad.
El aviso amarillo, que no supone ningún riesgo meteorológico para la población en general, es el que se utiliza con más frecuencia. Según explica Aranda, son las condiciones climatológicas que “ocurren muchas veces” y afectan exclusivamente a un grupo específico de sectores como, en caso de viento, aquellos que trabajan con grúas, en el monte, etc. Esta clase de avisos suponen un porcentaje anual del 90%.
En un grado mayor se encuentran las alertas naranjas, cuyo porcentaje anual de casos se reduce a un 10%. En estos casos existe un riesgo meteorológico importante y afecta a un grupo más amplio de personas. Estas situaciones ocurren muy pocas veces al año y concluyen con algunos daños en varios sectores, incluso pudiendo peligrar la integridad física de las personas. Algunos ejemplos son las nevadas o los desbordamientos de los ríos.
Finalmente, se encuentran las alarmas rojas, las situaciones más extremas de todas, que se dan menos de una vez al año. Se trata de situaciones en las que hay un riesgo meteorológico extremo debido a su intensidad excepcional. Estas condiciones implican un riesgo claro para la sociedad e incluyen daños materiales y físicos. Un claro ejemplo de estas situaciones son las recientes inundaciones causadas por la dana en Valencia y Castilla-La Mancha.