Las batidas de jabalís y corzos llevan seis semanas paradas en Gipuzkoa tras el plante de los cazadores
Exigen a la Diputación medidas que garanticen el ejercicio de su labor con seguridad tras los 22 expedientes sancionadores a raíz del accidente mortal de Deba
Han transcurrido ya 42 de los 225 días que dura la temporada de caza mayor en Gipuzkoa, y los más de 1.700 cazadores autorizados para el control cinegético del jabalí y el corzo no han realizado una sola batida en que se parece a una protesta, un plante del colectivo de cazadores, tras los 22 expedientes abiertos por la Diputación de Gipuzkoa a los participantes de la trágica jornada que desembocó en el fallecimiento de una mujer en Deba por una bala perdida el 17 de diciembre de 2023.
A muchos de los participantes en la batida de aquel fatídico día se les ha retirado la licencia la pasada semana. Los periodos de retirada pueden ir desde uno a cinco años, en función de cada caso. La Diputación ya anunció en junio la apertura de estos 22 expedientes sancionadores por cazar fuera de la zona autorizada, y añadió que, atendiendo a la Ley de Caza 2/2011, las multas para las faltas calificadas como muy graves podrían llegar hasta los 6.000 euros. Todo ello, independientemente de las responsabilidades penales que se deriven del juicio pendiente al autor del disparo mortal, que pudo ser identificado por la Ertzaintza.
Sobrepoblación de jabalíes: ¿cómo actuar si nos encontramos con ellos en el monte?
El malestar entre los cazadores es palpable y solo han participado este año en aquellas actuaciones de urgencia para los que han sido reclamados por daños importantes. Batidas organizadas, ninguna, hasta la fecha.
Control cinegético
Alegan que no volverán a cazar sin garantías. Se sienten expuestos e indefensos y solicitan a la Diputación que establezca una serie de medidas de seguridad para que todos los participantes en las batidas tengan la certeza en todo momento de que están dentro de la zona autorizada de caza y que no incumplen ninguna normativa. Hay que tener en cuenta que estas batidas son la única herramienta de control poblacional de estas especies salvajes.
La federación dicen que “cuando el cazador tenga la seguridad de que puede ir tranquilo, seremos capaces de volver a la caza”
Los jabalíes provocan numerosos daños en explotaciones agrarias del territorio, con las consecuentes pérdidas económicas que ello conlleva, y son también foco de enfermedades como la triquinosis. Su sobrepoblación es un quebradero de cabeza para el sector primario y a falta de depredadores naturales, la ausencia de caza aumenta la preocupación del agro guipuzcoano y también de la Administración.
El diputado de Equilibrio Territorial Verde, Xabier Arruti, asegura que no contempla el escenario de una temporada en blanco, sin caza mayor. La situación es compleja. No sólo en Gipuzkoa y Euskadi. La Xunta de Galicia, de hecho, acaba de autorizar la caza sin límites de jabalíes en todo el territorio gallego hasta febrero, ya que los 40.000 ejemplares cazados en los dos últimos años “no son suficientes” para poder controlar la sobrepoblación.
Hasta el 13 de abril
Haciendo una simple regla de tres, se calcula que en estas seis semanas de plante, se han dejado de cazar desde el 1 de septiembre hasta hoy en Gipuzkoa alrededor de 400 jabalíes de los más de 2.000 que se abaten cada temporada; y también algún centenar de corzos, lo que podría agravar el problema de “sobrepoblación” de estos animales salvajes.
La temporada de caza menor y la espera de la paloma torcaz arranca este sábado
En Gipuzkoa, estas semanas perdidas en el arranque de la temporada 2024-2025 son importantes y resultan difíciles de compensar. Hay que tener en cuenta que las zonas autorizadas en la orden foral están delimitadas y ahora se está tratando de acotarlas aún con mayor precisión; por otro lado, los días hábiles de caza son los jueves, viernes, sábados, domingo y festivos. Y tampoco parece que haya margen para ampliar mucho más allá del 13 de abril el periodo de caza mayor, por la afección que ello tendría sobre el periodo de cría de varias aves.
Cada temporada se abaten en Gipuzkoa más de 2.000 jabalíes y con el parón en estas seis semanas se han dejado de cazar unos 400
Los técnicos de la Diputación Foral de Gipuzkoa trabajan a contrarreloj tratando de definir un protocolo que cumpla las expectativas de los cazadores y les permita cazar con garantías. La solución podría tardar aún varias semanas o algún mes incluso, aunque ni la federación ni la Diputación quieren hablar de plazos. Y está supeditada a que los cazadores, muchos de ellos dolidos por el devenir de los acontecimientos, den el visto bueno y vuelvan a la caza.
Las distancias
El tema de las distancias es capital en este asunto. Los participantes en estas batidas de caza mayor deben respetar una distancia mínima de seguridad de 200 metros en todo momento con respecto a cualquier vivienda, y de 50 metros respecto a ríos y pistas y caminos de montaña. En el accidente mortal de Deba está comprobado que el disparo que mató a una vecina en su domicilio se efectuó a menos de la distancia mínima obligatoria de la vivienda.
Sin embargo, las sanciones se han extendido al resto de miembros del colectivo y la federación subraya y lamenta que las consecuencias de estar a 200 metros o a 199 son radicalmente distintas y que la línea que separa la legalidad de la ilegalidad es “muy delgada”. Así lo hizo saber el pasado martes un responsable federativo en el programa Faktoria de Euskadi Irratia.
“Si algo ha quedado claro tras el accidente de Deba, es que calcular las distancias a ojo, sobre el terreno, es difícil"
Aritz Ezeiza, el coordinador de la Federación Guipuzcoana de Caza, en conversación con este periódico, se reafirma en ello y explica que “cuando estamos en el monte, calcular esas distancias es difícil”. Según explica, “lo que ha dejado claro el accidente de Deba es que calcular a ojo es difícil”.
“Hay que tener en cuenta que cuando los cazadores están en el monte, y viendo las características de Gipuzkoa, su orografía, con pistas, ríos, caseríos, que es imposible en una batida que sepan en todo momento que cumplen todas las distancias”.
Y “la federación, como representante de los cazadores, lo que estamos pidiendo es la seguridad de la población, por supuesto, pero también que los cazadores salgan al monte con todas las garantías. Y tienen que saber en todo momento que están bien. Y no con la duda de si no estoy bien, atente a las consecuencias”.
¿Cambio normativo?
Otro debate que está sobre la mesa, aunque Ezeiza reconoce que no podrá dirimirse en el corto plazo, es el de la readecuación de las distancias fijadas por la actual ley (de 2011) autonómica. El responsable federativo asegura que, en otras comunidades autónomas y en Francia también, “el tema de las distancias de seguridad se trata de una forma muy diferente y en nuestra opinión, mucho más segura”.
"El tema de las distancias de seguridad se trata de una forma muy diferente en otros lugares y en nuestra opinión, mucho más segura"
“Normalmente, los cazadores se ponen contra casas y ríos y pistas, y disparan hacia fuera, dando la espalda a ese elemento protegido. No estás a 200 metros, pero la dirección es la que es. Vemos más garantizada la seguridad de esta manera. Hemos planteado que se puedan garantizar las distancias de otra manera, pero esa es otra discusión y que irá para largo, ya que está en manos del Gobierno Vasco”, explica Ezeiza.
Por el momento, nadie se atreve a poner fechas para el entendimiento y la vuelta a la actividad cinegética. “Cuando el cazador tenga que la seguridad de que puede ir tranquilo, creo que seremos capaces de volver a la caza”, afirma Ezeiza, quien explica, no obstante, que la solución puede estar “más cercana de lo que se preveía inicialmente”.
La versión de la Diputación no difiere en exceso. El diputado acepta el guante y asegura que sus técnicos trabajan, ayudados por la tecnología, en ofrecer una solución a las demandas de los cazadores. No podemos esperar medidas de ciencia ficción: cazadores con GPS a los que le suene una alerta, ni escopetas que no disparan cuando se salgan de la zona autorizada, pero la tecnología sí permite cartografiar y definir con mayor precisión las áreas de caza autorizadas, de modo que se puedan delimitar mejor estas zonas sobre el terreno.
“Yo no contemplo la hipótesis de que no se empiece a cazar, estamos trabajando intensamente para garantizar la seguridad de todos y todas”
“Al final, la función de la Diputación es hacer cumplir la ley de 2011 del Parlamento Vasco, y tomando ese punto de partida, ayudar lo máximo posible para que los cazadores cacen de forma segura y cómoda y que la población también se sienta cómoda y segura. La tecnología permite saber de modo más preciso dónde estamos en cada momento, por su seguridad, pero también por la del resto”, añade Arruti. El objetivo es evitar nuevos accidentes como el de Deba.
El diputado admite que todo esto puede provocar “cambios en el modo de cazar. Los cazadores quieren más garantías. Después de lo de Deba, quieren asegurarse de que están seguros en la zona que andan” y confía en que la tecnología pueda facilitar que puedan “saber con más precisión dónde pueden andar, y eso determinará y condicionará la caza de algún modo” en el futuro.
Abocados a entenderse
Lo que sí parece claro es que ambas partes están abocadas al entendimiento. Por un lado, Arruti reconoce que los y las cazadoras hacen “una contribución a la sociedad, y lo que hay que hacer es establecer las medidas adecuadas para garantizar la seguridad de todos y todas”. Y por otro, la federación siente la presión de aquellas cuadrillas o personas que solamente cazan jabalí y ya han abonado sus licencias y seguros federativos, sin poder ejercer su afición.
“Yo no contemplo la hipótesis de que no se empiece a cazar, estamos trabajando intensamente, actualizando nuestros mapas, y con la información que nos han pasado ellos (la Federación Guipuzcoana de Caza), ver dónde se pueden hacer excepciones. Y si estamos haciendo ese trabajo es para que empiecen (a cazar) lo antes posible. Eso no quita que en algunos casos en los que es imposible cazar, cuando los animales han bajado a la ciudad, establezcamos otras medidas. Pero eso también se está negociando y estamos intentando acordarlo con ellos”, insiste el diputado.
Gipuzkoa está dividido en doce zonas o cuadrillas diferentes en las que la caza mayor está autorizada. Según explican desde la federación, parece que los trabajos de delimitación de una de ellas están “bastante completados” y que, tomando como base esa, “parece que el resto será más fácil”.
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