Cada vez hay más jóvenes migrantes en situación de calle. La exclusión residencial severa “sigue aumentando” en Gipuzkoa de la mano de un colectivo que ha pasado a ocupar el primer lugar en el volumen de atenciones, relegando así a otros perfiles hasta ahora más recurrentes, como el de las personas con problemas de consumos o patología mental.

El diagnóstico que traslada a este periódico Cáritas Gipuzkoa se basa en el análisis de datos que viene realizando la organización desde comienzos de año. La preocupación por esta realidad ha llevado a la entidad a iniciar este 2024 un estudio exhaustivo del impacto que la falta de vivienda está provocando en la vida de las personas y familias que acompaña.

En base a una muestra tomada entre 2.889 solicitantes de ayuda a las puertas de la entidad, se ha podido constatar que dos de cada diez no disponen de ningún tipo de alojamiento. Se trata de personas que padecen el singoharismo en sus diferentes grados: desde el más grave -vivir al raso-, pasando por el chabolismo, la ocupación de edificios o la necesidad de convertir en improvisado dormitorio el propio coche o furgoneta.

Como botón de muestra, la información publicada por este periódico el pasado domingo: este último año se han identificado en Donostia 57 asentamientos, por lo general moradores de zonas industriales abandonadas y locales en desuso.

"El porcentaje mayor de situaciones de calle que estamos viendo ahora mismo es el de jóvenes migrantes”

José Emilio Lafuente - Secretario general de Cáritas

“El porcentaje mayor de situaciones de calle que estamos viendo ahora mismo es el de jóvenes migrantes”, confirma José Emilio Lafuente, secretario general de Cáritas. La entidad está llevando a cabo un trabajo “colaborativo” con las instituciones, pero entiende que es necesario hacer algo más para reconducir la situación. “Hay sensibilidad y preocupación, no hay ninguna duda de ello. Es cierto que cada vez hay más recursos, pero la realidad se impone y no son suficientes para responder a todas las situaciones de necesidad que hay”, asegura Lafuente.

Entre las personas que piden ayuda en Cáritas, actualmente la única vía para disponer de un techo pasa por compartir vivienda o habitación. “Al precio al que están los alquileres es imposible para estos chavales pagar un arrendamiento”, incide el secretario general de Cáritas.

Claves del debate social

El problema de la vivienda hace tiempo que se convirtió en un debate social que se ha extendido a toda la población. Más aún en un territorio como Gipuzkoa, en el que la renta mensual media de los contratos de alquiler sigue creciendo y se sitúa durante el último trimestre de este año en 826 euros, un precio que en el caso de Donostia se dispara hasta los 1.092 euros, marcando un nuevo registro histórico.

Un problema que pivota sobre tres realidades de compleja solución: la escasa oferta de vivienda existente, el alto precio de los alquileres y unos ingresos o recursos insuficientes. Un problema que a su vez sigue siendo el principal quebradero de cabeza para la ciudadanía donostiarra, según los datos publicados esta semana de la Encuesta de percepción ciudadana correspondiente a 2024, encargada por el Ayuntamiento de la capital guipuzoana.

Siendo así, la situación se agrava exponencialmente cuando es un colectivo vulnerable el afectado, una realidad sobre la que quiere poner el foco en los próximos meses Cáritas. Bajo el título Derecho a la vivienda para todas las personas, la entidad tiene previsto impulsar durante este próximo curso cuatro campañas con las que dar a conocer a la sociedad el problema de la vivienda desde el punto de vista de los diferentes colectivos que vienen atendiendo: personas sin hogar, familias, mujeres y jóvenes.

La primera de ellas ya ha comenzado. Se trata de sensibilizar sobre las difíciles condiciones de vida de personas sin hogar como Omar, que tenía tan solo 14 años cuando se vio obligado a tomar la decisión más compleja: dejar atrás su hogar en un pequeño pueblo de Kabilia, una región montañosa al norte de Argelia. Ante la falta de oportunidades y con la esperanza de construir un futuro mejor, decidió emprender un peligroso viaje hacia Europa que le llevó hasta Donostia.

Cuatro campañas de Cáritas darán a conocer este nuevo curso el problema de la vivienda para personas sin hogar, familias, mujeres y jóvenes

El 86% de las personas atendidas por Cáritas en Gipuzkoa son migrantes con problemas de vivienda como él. Un colectivo al que la entidad destinó el año pasado el 30% de las ayudas otorgadas económicas otorgadas (2,9 millones). Es decir, casi 900.000 euros orientados a paliar necesidades de vivienda como las que tiene Omar.

El joven durmió durante once meses en los bajos del antiguo estadio de Anoeta, hasta que se reformó y desapareció su pequeño refugio nocturno. Los servicios sociales tardaban en darle soluciones. Necesitaba apoyos, orientación, desahogarse, llamar a su madre, además de comer y un lugar donde estar seguro. Tras nueve meses de espera y en la calle, logró entrar en Hotzaldi, el centro de acogida nocturna de Caritas que el año pasado atendió a 111 personas y donde encontró cierta estabilidad y el apoyo del equipo humano de Bidelagun.

Gracias a ello, Omar se ha comenzado a asentar, dedicando tiempo a formarse y a realizar prácticas que le están brindando la oportunidad de empezar de nuevo. Según detalla Cáritas, han pasado 7 años desde su salida y el joven sigue soñando con trabajar en un taller y vivir en un pequeño pueblo del interior de Gipuzkoa. Omar quiere sentirse “un guipuzcoano más”.

Inserción socio-laboral

Lafuente valora el trabajo preventivo que se está desarrollando para sacar de la calle a jóvenes como él. Para ello considera que es crucial la formación, las prácticas pre-laborales y la inserción socio-laboral. “Pero el problema es que estamos ante un tema tan complejo que no sólo atañe a las administraciones vascas -ayuntantamientos, diputaciones y Gobierno Vasco- sino que hay que tener en cuenta la Ley de Extranjería a nivel estatal y las regulaciones de la Unión Europea”, advierte.

Según viene observando Cáritas, la gran mayoría de los jóvenes que están en situación de calle son chavales que tienen una autonomía “total”, e incluso muchos de ellos llegan a Gipuzkoa con una formación universitaria. “Son chavales capaces para poder insertarlos directamente en el mercado laboral, pero nos encontramos con una regulación que no les va a permitir comenzar a trabajar, al menos, durante tres años. Y eso es un grave problema”, subraya Lafuente, que apuesta por llevar a cabo las reformas legales necesarias.

El secretario general de Cáritas advierte de que dentro de la problemática de la vivienda hay otros aspectos “accesorios” sobre los que resulta necesario incidir, como es la dificultad para empadronarse o la falta de contratos de arrendamiento. “En ocasiones, los contratos de arrendamiento no están formalizados, lo que genera una serie de problemas añadidos. Además, si no tienes la posibilidad de empadronarte en el domicilio donde estás residiendo -como viene ocurriendo-, vas a tener problemas para acceder al sistema de protección social, a la Sanidad y a la Educación”, advierte Lafuente.