El cielo ha amanecido encapotado este domingo en Hondarribia, presagiando la lluvia que más tarde caería durante el desfile matutino. Pero no ha sido el agua la protagonista de las primeras horas del día, sino la ausencia de las tropas del Alarde en Gernikako Arbola

Siguiendo la tradición y en base a lo recogido en el decreto de Alcaldía, que establecía que las compañías y unidades del Alarde podían concentrarse en Gernikako Arbola desde primera hora, estas no se han presentado hasta que Jaizkibel ha pasado por allí, tras haber realizado la primera parte de su desfile matutino. Ha sido entonces cuando las compañías y unidades han comenzado a acercarse al lugar donde debían formar. 

Esta decisión del Alarde ha provocado que el desfile de la mañana comenzara prácticamente veinte minutos después de lo acordado, en torno a las 9.15 horas en lugar de a las 8.55 horas. 

Lo que no ha cambiado, a pesar del retraso, ha sido el estallido de vítores y aplausos que se ha producido cuando el cabo de Hacheros, Braulio Arizmendi, ha atravesado la puerta de Santa María para acceder a la calle Mayor. 

A partir de ese momento, el desfile ha discurrido con normalidad, a excepción de la lluvia, que, aunque no de manera abundante, sí ha caído durante prácticamente todo el recorrido matutino. La mayoría de los mandos han saludado al alcalde, Igor Enparan, que se encontraba en el pórtico de la parroquia junto al resto de Corporación Municipal, a excepción de los ediles de EH Bildu, así como con Eider Mendoza, diputada general; Xabier Ezeizabarrena Saenz, presidente de las Juntas Generales; e Ibone Bengoetxea, vicelehendakari primera y consejera de Cultura.  

Cuando todas las compañías y unidades se han reunido en Arma Plaza, los capitanes y jefes de unidad y la tamborrada han acompañado a la compañía Arkoll hasta el pórtico de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción y del Manzano, donde se ha recogido la bandera que más tarde sería depositada en la ermita de Saindua. Se trata, en realidad, de una réplica de la bandera de la ciudad que Alarde Fundazioa elaboró el año pasado, alegando que se trataba de una decisión tomada ante la negativa previa de la Corporación Municipal a incorporarse al Alarde para portar la bandera, desde la parroquia hasta Saindua, como ha ocurrido en el último cuarto de siglo.

De vuelta en la plaza, el burgomaestre ha ordenado tres descargas de infantería y salvas de artillería.

Acto seguido, las compañías han vuelto a descender la calle Mayor, deteniéndose todas ellas frente a la parroquia para realizar una descarga. Tras la última de ellas se ha incorporado el Cabildo Eclesiástico y la Corporación Municipal, siendo la edil Lupe Queiruga la encargada de portar la bandera de la ciudad hasta Damarri Plaza, donde han finalizado su recorrido tanto ella como sus compañaero de Abotsanitz y los del PSE-EE. Los concejales de EAJ-PNV, sin embargo, han continuado tras el Alarde hasta Saindua.

Hasta allí han llegado las 21 unidades y, tras saludar al burgomaestre, cada capitán ha ordenado a sus respectivas tropas una última descarga antes de romper filas y poner rumbo a Guadalupe.

Renovando el voto

Tras el ascenso a Guadalupe, su santuario ha albergado la misa en la que los hondarribiarras han renovado el voto a su patrona en agradecimiento por la liberación del asedió francés que sufrió la villa durante 69 días, desde el 1 de julio hasta el 7 de septiembre de 1638. El oficio religioso se ha llevado a cabo con la presencia de la Corporación Municipal y de la compañía Jaizkibel.

A mediodía, la lluvia ha ofrecido una tregua que ha permitido que miles de hondarribiarras disfrutaran en las campas de Guadalupe de un ambiente festivo y alegre. 

Tras el desfile en Guadalupe ha llegado el momento del merecido descanso para comer y reponer fuerzas.