La llamada ya generación sandwich, esos adultos entre 30 y 60 años, que se ven obligados a cuidar a la vez de hijos y padres está asfixiada.

Y ni siquiera el reparto de los cuidados, donde la brecha de género se reduce cada vez más, supone una balón de oxígeno. De hecho, el número de vascos que asegura tener grandes dificultades para conciliar la vida laboral con la familiar y la personal aumentó el año pasado, sobre todo en el caso de los que tienen dependientes a su cargo. 

La Encuesta sobre la Conciliación de la Vida Laboral, Familiar y Personal de Eustat, recoge que casi uno de cada tres ocupados con personas dependientes a las que atender (32,9%) asegura tener muchas dificultades para conciliar su trabajo con el cuidado, lo que supone cuatro puntos porcentuales más que en 2022.

Este mismo grado de dificultad respecto del cuidados de los hijos lo percibe el 29,2 % de los trabajadores, una cifra también en ascenso, y el 27,7% de los ocupados manifiesta grandes problemas para compatibilizar sus tareas laborales con las actividades personales. De nuevo, 3,7 puntos más.

ETERNO ROL DE CUIDADORA

Y eso que, según esta encuesta, la brecha de género de los cuidados se reduce ya que diferencia entre el tiempo diario dedicado por hombres y mujeres a los cuidados y a las labores del hogar cayeron el año pasado a mínimos históricos.

Tomando como referencia la situación hace diez años y en lo que respecta a los cuidados de personas dependientes y a las labores de hogar, la diferencia se reduce en 0,4 horas y en cuanto al cuidado de hijos disminuye en 0,7 horas.

A pesar de ello, siguen siendo las mujeres las que asumen mayores cargas ya que son las que más tiempo dedican a estas tareas. Inmersas en las responsabilidades familiares y domésticas, las que tienen hijos menores de 15 años destinan de media 1,1 horas diarias más a su cuidado que los hombres (4,7 y 3,6 horas, respectivamente). En cuanto al cuidado de las personas dependientes a su cargo, las mujeres ocupadas dedican de media 0,4 horas más al día que los hombres.

LOS HOMBRES, ENCANTADOS

Como no podía ser de otra forma, este desigual reparto de funciones en la realización de las tareas domésticas motiva que el 13,3% de las mujeres ocupadas esté muy insatisfecha con la colaboración que ofrece su cónyuge o pareja.

En contraposición, prácticamente ocho de cada diez hombres ocupados está muy contento con la participación de su pareja. A pesar de estas valoraciones, el porcentaje de hombres que declara estar muy satisfecho con el tiempo que dedica a las labores del hogar (55,6 %) es muy parecido al de las mujeres (51 %).

Por primera vez desde que se hace esta encuesta son los hombres ocupados los que expresan una mayor satisfacción tanto con el tiempo dedicado al cuidado de su descendencia como con el dedicado a sus personas dependientes.

El 59,6 % de los hombres asegura sentirse satisfecho con respecto al cuidado de su descendencia y el 42,5 % con respecto a las personas dependientes. Entre las mujeres ocupadas estos porcentajes descienden al 58,9 % y 40,8 %.

MENOS PROMOCIÓN POR LA MATERNIDAD

Pero conciliar sigue siendo una tarea que se conjuga en femenino porque a la cuarta parte de las mujeres la maternidad les resta promoción en sus carreras profesionales.

El 24,7% de ellas reconoce que la maternidad le puede provocar desigualdades a la hora de promocionar en sus trabajos, un porcentaje que cae al 8,9 % en el caso de la paternidad de los hombres.

“El sistema nos hace creer que podríamos llegar a todo, ser superwoman, cuidar, trabajar, asumir la carga mental y encima tener la sensación de que somos unas privilegiadas”, reconocen públicamente.

Por eso temen que dar un paso al lado en el trabajo, es decir solicitar excedencias o jornadas reducidas por motivos familiares, les afecte más en su trayectoria profesional. Y es que solo el 15% de los hombres cree que le resultaría muy negativo pedir un permiso de paternidad .

Dentro de las medidas que pueden facilitar la conciliación, las ausencias esporádicas del trabajo están al alcance del 69,77% de la población ocupada, seguidas de la posibilidad de pedir días sin sueldo (63,5%).