El techo del calor extremo se toca con 31 grados en Gipuzkoa, 32 en Araba y 30 en BizkaiaRuben Plaza
¿Cuándo está en riesgo la salud de un guipuzcoano, un alavés o un vizcaino por el calor? Aunque suene a enunciado de chiste, cada vasco, en función de la orografía de su zona de residencia, corre un tipo de peligro u otro ante las temperaturas extremas. Para un vecino de Bermeo, 30,2 grados puede ser ya una temperatura peligrosa. El umbral se situaría, sin embargo, en 31 para uno de Zarautz, mientras que para el de Araia, el termómetro debería superar los 32,2 grados. Y, ¡ojo al dato!, por cada grado que la temperatura supera esos umbrales, el riesgo de mortalidad crece entre un 9,1% y un 10,7%.
Un semáforo importante porque el Ministerio de Sanidad acaba de activar un mapa muy preciso, con 180 zonas, para medir el impacto del calor en la salud, dividido en áreas geográficas con umbrales de temperatura máxima, agrupando todos los municipios que comparten características climáticas similares dentro de cada territorio.
Con el mapa actualizado, Araba tiene una horquilla que va de los 32,2 grados de la Llanada Alavesa a los 34,8 grados de la Rioja Alavesa. En Gipuzkoa la escala de máximos marca 31 grados en el litoral y 33,3 en la zona interior del territorio; mientras que para Bizkaia se fija en 30,2 grados el umbral máximo en los municipios costeros, 32,5 grados en la cuenca del Nervión y un tope de 32,9 para la Bizkaia interior.
De 26 grados a 40
El plan del Ministerio reserva las escalas más altas para las capitales andaluzas (que van de los 35,5 grados de Almería y los 37,2 de Málaga a los 40,5 de Sevilla y a los 41,4 en Córdoba, el más alto de toda la península). También son muy elevados los topes extremeños (37,2 en Cáceres y 40 en Badajoz) y el murciano (38,8). Los valores más bajos con los que se activaría el plan los tienen Cantabria (26,6) y Asturias (26,4).
“Hay regiones donde los umbrales de alerta por calor están en 35º y otras donde los impactos de salud se producen mucho antes, a los 25º, como Galicia, ya que las casas no están adaptadas, las calles tampoco y la gente no está acostumbrada a las altas temperaturas”, explicó el responsable de salud y cambio climático en el Ministerio de Sanidad, Héctor Tejero,
De esta manera, 35º en Córdoba serían equivalentes a 25º en Galicia ya que, según Tejero, “la temperatura no impacta igual” en las diferentes comunidades del Estado.
Por ejemplo, en la costa de Cádiz, el umbral de temperaturas altas se sitúa en los 34,7ºC, si bien en la campiña gaditana este asciende a los 38,8ºC, más de cuatro grados centígrados más. En cambio, en el sistema por provincias, el nivel de riesgo de Cádiz –para toda la provincia– es de 39,6ºC.
Más llamativo resulta el caso de Lugo, donde en A Mariña (al norte) la alerta se desencadena a partir de los 25,5º, pero, en la zona sur de la provincia, el umbral se ubica en los 37,1º, casi 12 grados más. Así, en la costa asturiana, el nivel de alerta se activa en los 23,9ºC. En cambio, en otras zonas del Estado, como en la Sierra Norte de Sevilla, el riesgo comienza en los 40 grados centígrados.
El Plan Nacional incluye medidas y acciones para la prevención y control de los efectos relacionados con las temperaturas excesivas, estructuradas en varios niveles de actuación según el nivel de riesgo. El mapa muestra la temperatura a partir de la que se disparan las estadísticas de muertes asociadas al calor, esa que el cuerpo humano no es capaz de compensar: a partir de 37º se produce una reacción fisiológica de defensa. Porque por cada día que hay un episodio de calor extremo, –y el verano pasado tuvo las peores estadísticas de la historia–, la mortalidad se incrementa, de media, en tres defunciones diarias en el conjunto del Estado.
En corto
3.009 muertes
el calor mata. El calor extremo “mata a miles de personas y enferma a muchas más”. Según las estimaciones del sistema de monitorización de la mortalidad diaria (MOMO), en 2023 hubo 3.009 defunciones atribuibles al exceso de calor y, en 2022, se rozaron las 5.000 muertes por calor.
90%
mayores de 70. Los mayores de 74 años concentran el 90% de estas defunciones. También los trabajadores al aire libre y las personas sometidas a ciertos tratamientos farmacológicos son alguno de los colectivos vulnerables.
Menores
gran impacto. El calor también tiene gran impacto en los lactantes y menores de cuatro años, así como en las embarazadas, las personas con enfermedades cardiovasculares, pulmonares, párkinson, diabetes u obesidad.