Infecciones abdominales como la diverticulitis, enfermedades inflamatorias como el Crohn o la Enfermedad Inflamatoria Intestinal o, incluso, el cáncer pueden llevar a que un paciente necesite una ostomía. Se trata de una abertura creada quirúrgicamente en el abdomen para conectar una bolsa con la que poder dar salida al contenido intestinal. El hospital de San Eloy, de la OSI Barakaldo-Sestao, tiene desde hace 20 años una consulta que es referente en este tipo de procedimientos.

Las enfermeras estomaterapeutas mejoran la calidad de vida de los pacientes durante todo el proceso, antes de la intervención, en planta y al alta hospitalaria. Enfermeras como Inma Redondo, coordinadora de la unidad, que explica en Onda Vasca con Txema Gutiérrez: "Estamos todo el rato pendientes, apoyándoles en absolutamente todo", aunque reconoce: "Somos una figura que no se conoce mucho fuera del ámbito hospitalario".

Un desconocimiento que no se circunscribe a las profesionales del servicio, sino que se extiende a nivel social: "Salvo que tengas alguien muy cercano que lleva estoma, es raro que se conozca, pero no hay estigma. El miedo es, quizás, a nivel personal del paciente. Pensar que le puedan rechazar, que tenga que llevar la bolsa a la playa y que le puedan mirar o que pueda tener olor. La gente con eso tiene mucho miedo".

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Con todo, las ostomías no tienen por qué ser permanentes y los pacientes ostomizados pueden hacer vida normal: "Puede que alguno tenga que hacer un ajuste puntual de su alimentación, pero pueden hacer vida normal, vestirse con normalidad...algunos quizá prefieren ropa más ancha, pero tenemos pacientes que incluso llevan ropa ajustada. Tenemos pacientes que escalaban con anterioridad y ahora siguen escalando, así que imagínate".