Ser bilingüe favorece un envejecimiento cerebral saludable, según los resultados de un estudio presentado este jueves en el Aquarium por el centro de investigación donostiarra Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL). Expertos de este centro, de la Universidad Nebrija, que ha colaborado en el trabajo científico, y neurólogos profesionales han participado hoy en una jornada en la que se detallado algunos consejos sobre hábitos de vida saludables para ayudar a mantener joven el cerebro.

A ello puede contribuir, a la luz de los resultados de la investigación, aprender un idioma. “Hemos estratificado a la población que solo sabe hablar una lengua y aquella que conoce dos idiomas, y lo que nos hemos encontrado está muy relacionado con la imagen de un caballito de mar”, desvela Ileana Quiñones, una de las investigadoras de BCBL involucradas en el estudio.

Por su forma de pez, el hipocampo del cerebro humano toma su nombre precisamente del caballito de mar. Se trata de la región del cerebro relacionada con los procesos de aprendizaje y que se encarga, entre otras funciones, de almacenar la memoria. “Pues bien, en esa zona cerebral hemos encontrado diferencias según el perfil lingüístico. En la medida en que las personas son capaces de hablar dos idiomas de una forma más fluida, esa región cerebral se activa de una forma diferente con respecto al resto”, explica Quiñones.

Y ello tiene una relación directa con el envejecimiento saludable. Este hallazgo es relevante teniendo en cuenta lo que ya han demostrado otros estudios previos sobre el volumen de esas regiones del hipocampo, que son las que ayudan a predecir patologías neurodegenerativas como puede ser la enfermedad de Alzheimer. “Ese volumen se va reduciendo por efecto del envejecimiento, y la velocidad de decrecimiento nos da indicios sobre patologías que se van a desarrollar en el futuro”. Un proceso degenerativo cuyo ritmo se frena con el aprendizaje.

Mecanismos de compensación

En una década, el 25% de la población superará los 65 años. Se vive más y mejor, pero este progresivo envejecimiento trae consigo una paulatina degeneración cognitiva que hay si bien hay que entenderla como un proceso natural, exige una atenta mirada “cuando sucede de forma más pronunciada, puesto que tiene que ver con algún tipo de patología”, según indica Lucía Amoruso, investigadora de BCBL.

Es a partir de los 55 o 60 años cuando resulta aconsejable emplear “mecanismos de compensación” para que “esa pendiente de la montaña rusa” sea lo menos acusada posible. Dentro de ese proceso natural, el aprendizaje de un idioma puede contribuir a frenar el ritmo de degeneración cognitiva. La ponente resalta la importancia de los procesos de aprendizaje, de memoria, de consolidación de conocimiento. A este respecto, el estudio revela que “hay un cambio funcional en esa región cerebral asociado al perfil lingüístico de los participantes”, remarca la experta.

Otra de las áreas del cerebro que se activan entre las personas bilingües, según esta investigación, se localiza en el llamado giro fusiforme, que se encuentra en el lóbulo temporal. “Se trata de un hallazgo bastante increíble. Es una región que está justo en la base del cerebro y que ha sido el foco de atención de muchos debates científicos en los que se ha abordado cuál es el papel de esta región”, indica Quiñones.

Así, la región del cerebro llamada giro fusiforme facial se activa al ver una cara. Todas tienen dos ojos, una nariz y una boca, a pesar de lo cual somos capaces de distinguirnos unos a otros. Se puede decir que el ser humano es especialista en caras, está programado para identificar rostros. “Lo curioso de esta región es que está especializada, algo muy poco común en el cerebro porque es habitual que la misma región pueda aparecer activada con diez tareas distintas. Precisamente, la parte derecha es la que está especializada en el procesamiento de las caras”, explica la investigadora de BCBL, quien revela que es “en la izquierda, donde no esperábamos para nada que la región se viese afectada por el perfil lingüístico de los participantes”, algo que la investigación ha demostrado.

Siguen siendo, en todo caso, más las dudas que las certezas en el estudio del funcionamiento del cerebro. Jon Andoni Duñabeitia, profesor de la Universidad Nebrija y uno de los principales investigadores del estudio iniciado hace una década, reconoce que sigue sin prestarse a la “salud cognitiva” la atención que merece, con respecto a la que se otorga a la salud física y la psicológica, cuya atención experimentó un punto de inflexión durante la pandemia. “En el fondo, seguimos sin tener muy claro qué es la mente humana. Es un tanto paradójico, puesto que somos nosotros con nuestro cerebro quienes inventamos máquinas para saber cómo es precisamente el cerebro”, resalta.

Durante el evento, organizado por BCBL, se ha presentado también el nuevo proyecto de investigación en el que trabajará el centro con el apoyo de la Comisión Europea -programa Horizon 2020- para el que se precisa de nuevo la colaboración de personas voluntarias mayores de 65 años. “El objetivo será encontrar marcadores tempranos de enfermedades neurodegenerativas a partir de la voz humana”, explica Amoruso.