Los conflictos laborales derivados de la crisis sanitaria siguen activos. La Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco ha desestimado el recurso de la trabajadora de una residencia de mayores de Euskadi que se había negado a vacunarse del covid-19. La demandante solicitaba que su baja médica por trastorno de ansiedad se derivara de un accidente de trabajo. Los tribunales dicen que de eso nada.

Según la sentencia, el conflicto surgió tras la negativa de la mujer a vacunarse contra el covid-19, por lo que la empresa adoptó medidas encaminadas a preservar la salud de los usuarios del centro y del resto de operarios. Fue el inicio de un desencuentro que sumó posteriormente varios capítulos.

Inicialmente, se destinó a la trabajadora a zonas menos confluidas, y se le dio instrucciones de que utilizara EPI, mascarilla, bata de plástico y pantalla, con el fin de prevenir posibles contagios.

La empleada causó baja médica el día 27 de junio de 2021. Su diagnóstico, “trastorno de ansiedad luz de neón”, caracterizado por preocupación excesiva, miedos, pensamientos confusos y dolores de cabeza.

El INSS, mediante resolución dictada el día 16 de agosto de 2021, declaró que el proceso de incapacidad temporal iniciado por la trabajadora el 27 de junio de 2021 se debía a contingencia común, hecho que fue ratificado posteriormente por un juzgado de lo Social de Donostia. En su recurso, la empleada de la residencia entiende que la causa única de la patología que sufre deriva del trabajo, como consecuencia de la presión jerárquica y constante que ha tenido que vivir ante su decisión de no vacunarse. Asimismo, afirma que, antes de que comenzase la vacunación en la residencia, no había tenido ninguna patología previa.

Ejecución del trabajo

El TSJPV indica en la resolución que la consideración de accidente de trabajo se cumple solo cuando su causa exclusiva sea la ejecución del trabajo. Asimismo, añade que “para que una determinada patología pueda merecer esa calificación no basta con que esté relacionada, de manera más o menos directa, con la actividad laboral, sino que es indispensable que derive únicamente del ejercicio profesional, lo que excluye aquellos supuestos en que ha podido interactuar con otros agentes en su aparición”.

“No encontramos un nexo causal entre el trabajo y el trastorno de ansiedad padecido por la recurrente que determine de forma indubitada que la baja objeto del conflicto sobreviene por accidente de trabajo”, indican los magistrados. Contra la sentencia cabe recurso de casación para la unificación de doctrina.