“Se está creando un caldo de cultivo peligroso”, aseguran fuentes policiales, que no ocultan su preocupación por el creciente malestar ciudadano, tanto en el centro de Donostia, con seis detenidos la pasada noche por su implicación en robos y peleas tumultuarias, como en el barrio de Martutene, donde más de cien vecinos se han movilizado al incrementarse la “inseguridad” que, según denuncian, provocan más de 60 okupas

“No se trata de discriminar ni nada por el estilo, pero es que estamos llamando a la Ertzaintza hasta en tres ocasiones por día. Nos dicen que no pueden hacer nada, que el problema es el sistema. La propia policía nos pide disculpas”. Mario Orozko, propietario del establecimiento Patagonia Gastrobar, da cuenta de diferentes episodios ocurridos frente a su negocio, en la esquina entre la calle Hondarribia y Alfonso VIII, frente al Buen Pastor de Donostia. 

Comenzaron a amenazarse con cuchillos. La gente se levantaba y huía, literalmente”. Alude al último suceso, ocurrido el lunes a las 18.00 horas, cuando un grupo de entre seis y siete jóvenes, con la terraza repleta de clientes, protagonizó la enésima trifulca. “Luego pasan por delante de nuestro negocio y nos hacen gestos con la mano, como de cortarnos el cuello, porque saben que nosotros somos los que hemos denunciado”, dice molesto el hostelero. La conversación con este periódico tiene lugar en el mismo bar, repleto de clientes. “El turista no conoce todo lo que viene ocurriendo, pero hay vecinos que nos dicen que no se quieren acercar aquí, que no quieren que sus hijos bajen”, asegura. 

"Hay vecinos que nos dicen que no se quieren acercar aquí, que no quieren que sus hijos bajen"

Incidentes que se vienen repitiendo en los últimos meses, con jóvenes “ebrios” que “tiran botellas a la gente e insultan, golpeando la mesa de los clientes que se niegan a darles dinero”. Frente a este mismo establecimiento tuvo lugar hace dos semanas otro suceso. “Fue un sábado, a las 21.00 horas, con el bar lleno. Dos personas se acuchillaron. Así, tal cual. Todos pudimos ver cómo se cortaron. Vino la policía, y lo de siempre. Al poco rato están otra vez en la calle. Los agentes les conocen, pero no pueden hacer nada. Y no podemos decir nada malo de la Ertzaintza ni de la Guardia Municipal, porque siempre que llamamos, acuden. ¿Pero cómo es posible que ocurra todo esto de manera constante?”, se pregunta. 

Turnos policiales

La presencia policial se ha reforzado en la zona, con agentes que doblan turnos frente a sucesos que no cesan, como ha podido comprobar este mismo martes a media mañana un transportista que ha aparcado su furgoneta, a la altura del número 2 de la calle Prim. “Han sido diez minutos los que ha tardado en subir un paquete a un cliente. Para cuando ha bajado se ha encontrado la ventanilla del copiloto rota”, señalan a este periódico testigos presenciales. El robo ha corrido de boca en boca. La sorpresa del conductor ha sido mayúscula al comprobar que había desaparecido su teléfono móvil y su PDA. 

Otros comerciantes de la zona consultados rebajan el nivel de preocupación. “Se ha creado mucha alarma social, pero estamos hablando de un fenómeno que no es exclusivo de aquí. Si comparamos con lo que ocurría hace cinco años, es indudable que hay cada vez más comportamientos incívicos de determinados grupos sociales, pero no es algo que viva sólo esta ciudad, es algo que ocurre a nivel global”. Apunta este mismo comerciante que, con respecto a la inseguridad que se percibe en la zona, el invierno “fue bastante peor. Hablamos de jóvenes bebidos y drogados, que nos han dejado imágenes a las que no estábamos acostumbrados”. Según explica, tras dos reuniones con Alcaldía, celebradas en los meses de mayo y junio, la situación “se ha podido reconducir”.  

Una lectura que no comparten precisamente los vecinos del barrio de Martutene de Donostia, que denuncian “la inseguridad” que sufren por la presencia de un grupo de unos 60 o 70 okupas en un viejo edificio abandonado. “Nos tienen a todo el barrio en un sin vivir, nos atracan a pie de calle y nos roban”, alertan. Fuentes policiales reconocen que se ha desatado cierta “histeria ciudadana”, aunque dicen entender la preocupación, y aluden al perfil de uno de los arrestados estos días, “con 18 páginas de historial delictivo a sus espaldas”. 

Los vecinos del barrio han llegado a crear un grupo de WhatsApp para hacer patrullas ciudadanas de vigilancia. Unai, uno de ellos, relata que estos okupas “problemáticos” acceden a las viviendas del barrio “usando los tendederos de los balcones”, y también se han dedicado a “perseguir” a sus hijos a la salida del colegio. 

Estas personas viven en “unas condiciones inhumanas” e incluso “se duchan dentro de la fuente” de un parque de la zona. Asegura que viven “atemorizados” y que a él le llegaron a “poner un cuchillo en el cuello” y le amenazaron para quitarle el móvil y la cartera.

“El edificio prácticamente quedó en ruinas hará ya unos 20 años y nunca hemos tenido una compañía aquí tan problemática como esta”, apunta. Los vecinos han pedido a la administración que “desalojen inmediatamente, o lo terminen por tapiar, o derribar, o construir algo que sea productivo para la sociedad”.

Este mismo vecino de Martutene detalla que el joven que le atracó “tiene 19 causas pendientes” y se pregunta cómo una persona con estos antecedentes “puede estar en la calle”. “Sabemos que son personas, pero nosotros también, y estamos asustados, solo pedimos que se nos escuche”.