El bombardeo publicitario de la operación bikini es inevitable en estas fechas: dietas de adelgazamiento, pastillas quemagrasa y la promesa de productos para perder peso rápidamente. Y es que, cuando el verano despunta, gran parte de los ciudadanos se apresuran para conseguir un cambio físico repentino y el 60% se pone a dieta. Sin embargo, pocos consiguen que dejar atrás los kilos extras sea un camino definitivo. La culpa la tiene el popular efecto yo-yo y el famoso efecto rebote.

Descartan la idea de “comer de todo”, ya que es una coartada para los excesos

Pero aunque se trate de un operativo habitual en mayo, se trata de una decisión equivocada, según los especialistas, debido, en parte, a que muchas de las personas que persiguen un cambio físico lo hacen de forma poco saludable, mediante dietas milagro, píldoras mágicas y grandes restricciones.

Un fenómeno preocupante que ha llevado a la Fundación Española de la Nutrición (FEN) a hablar de la obsesión por adelgazar. Según un estudio de este organismo, solo un 42% de las mujeres están satisfechas con su peso. Entre aquellas con un índice de masa corporal (IMC) adecuado, un 71% no está conforme con sus kilos deseando reducirlos un 95%. En el grupo de mujeres con sobrepeso, solo un 13% se muestran satisfechas y todas las demás expresan deseos de adelgazar.

La clave reside en mantener una alimentación variada y equilibrada, sin ayunos prolongados ni comidas copiosas. El secreto es “asegurarnos de que, en cada comida principal, nuestro plato contenga una cuarta parte de carne, una cuarta parte de cereales, y la mitad sean verduras”, afirma Julia Osorio, nutrióloga clínica, educadora en diabetes y diplomada en nutrición molecular. No en vano, la Asociación de Seguridad Alimentaria y Nutrición recomienda este plato como hoja de ruta alimentaria.

Pero esto no significa que podamos “comer de todo”, ya que eso es una coartada perfecta para los excesos. “En múltiples ocasiones, una mayor variedad en la dieta es un pretexto para incluir alimentos poco saludables. De hecho, estudios recientes constatan que cuanto mayor es la variedad dietética, más elevado es el riesgo de sufrir obesidad”, subraya. Así que la receta es clara, comer con moderación alimentos saludables, y con diversidad de nutrientes, excluyendo aquellos que no son beneficiosos para el organismo.

Por eso, la última moda han sido los fármacos milagro que están llamados a volatilizar la grasa. Como el ya conocido Ozempico o el Saxenda, que reducen el apetito y aumentan la sensación de saciedad de quien se lo inyecta.

Pero hay un dato contundente. La fijación por perder peso de manera exprés, en parte debido a la invasión de imágenes de cuerpos perfectos que invitan a cuestionarnos el propio, está llamada casi inevitablemente al fracaso. No hay que olvidar que el mayor problema de las dietas milagro, más allá de que no funcionan, es que ponen en peligro la salud de quienes las hacen. “Esta obsesión nos hace recurrir a medidas instantáneas, razón por la que muchos acuden a la industria del adelgazamiento rápido, que es el único negocio rentable del mundo con una tasa de fracaso del 98%”, según destaca la Fundación de Trastornos Alimentarios. Y eso que esta industria registra un volumen de negocio de alrededor de 100.000 millones de euros anuales sólo en Europa.

Cuestión de hábitos

Últimamente numerosos estudios hablan de la necesidad de poner el foco en los patrones dietéticos en lugar de en los productos. Así, Manuel Lago, experto en gestión deportiva y preparador físico, asegura que no cree en la palabra dieta, sino en hábitos saludables: “Es importante entender que hay bikinis de todas las tallas. Teniendo esto claro, toda persona que quiera mejorar su estética a través del entrenamiento y la nutrición, deberá priorizar siempre la adherencia. Esto hará que aquellos cambios que se produzcan en su rutina diaria perduren, y como efecto derivado, la mejoría estética acabará llegando. Además, gracias a los nuevos hábitos, los resultados no serán pasajeros, y mucho menos cuestión de una estación del año”, indica.

Hay una gran cantidad de mitos que hacen complicado acertar en la búsqueda de un estilo de vida saludable, y ahí es donde aparece la figura de entrenadores personales o nutricionistas. A juicio de este profesional, la labor de estos preparadores va mucho más allá de “hacer una rutina o hacer una dieta, sino que se basa en entender el contexto de cada persona”. Es por ello, que reclama “introducir lentamente los nuevos hábitos para adaptarse a ellos sin problema, establecer metas realistas sin grandes exigencias, y enfocar la energía en pequeños logros para no caer en la frustración o el desánimo”.

28 de mayo, día mundial de la nutrición

  • La mejor prevención. Con motivo del Día Mundial de la Nutrición, que se conmemora este 28 de mayo, la OMS recuerda que una dieta adecuada y hábitos alimenticios saludables son los factores de salud pública que más pueden ayudar a protegernos y a prevenir numerosas enfermedades, como diabetes, distintos tipos de cáncer, cardiopatías y, por supuesto, obesidad.
  • Cinco comidas al día. Los expertos en dietética recuerdan la importancia de hacer cinco comidas ligeras al día, con alimentos naturales y frescos. Igualmente importante es comer cinco piezas de frutas y verduras cada día, evitando los alimentos procesados, las grasas saturadas y las harinas refinadas. Además, no es aconsejable saltarse comidas, tomar refrescos con gas ni decantarse por la comida rápida. “Entre horas, puedes optar por frutas, humus o frutos secos”, añade la nutricionista Julia Osorio.