Maitiana constituye una parada obligatoria para los apasionados del chocolate, y es que en este establecimiento donostiarra, que en breve soplará la friolera de 75 velas, elaboran con pasión y de manera artesanal todo tipo de delicias chocolateras. A riesgo de que se nos haga la boca agua, las hermanas Miriam y Lorena Gómez, que asumieron la responsabilidad de dirigir este negocio en el año 2010 tras estar más de 20 años como empleadas, enumeran algunas de las especialidades que salen de su obrador: “Hacemos bombones, trufas, tabletas de todo tipo y porcentaje de chocolate, piruletas, figuras por encargo de cualquier cosa que se te ocurra... Una de las últimas que hemos hecho es un balón de rugby. Además, ahora tenemos una impresora de chocolate que nos da mucho juego para hacer placas de felicitación personalizadas para aniversarios, bodas, comuniones, etc”. 

Insisten en Maitiana que lo que caracteriza y hace únicos a sus productos es que los elaboran de manera tradicional y con la receta de siempre, utilizada durante décadas por sus antecesores. “El chocolate lo trabajamos a la manera tradicional. En el caso de los bombones, templamos el chocolate en una mesa de mármol, y después de hacer la masa del bombón, le añadimos el sabor deseado, y finalmente cortamos la misma con una guillotina”. La trufa, su producto estrella, también tiene su aquel: “Haces la masa, la dejas reposar y después la bañas en cacao. En total, el proceso dura entre dos y tres días”. 

Momentos no tan dulces

Estos trece años al frente del negocio han sido motivadores e ilusionantes para Miriam y Lorena, aunque no han estado exentos de obstáculos. “La pandemia ha sido una prueba de fuego y estamos muy satisfechas de haberla superado. Pero cuando estábamos saliendo de la crisis, llegó la subida de precios. En nuestro caso, la factura de la luz se ha triplicado y nos supone como un sueldo más al mes”, lamenta.

Trabajando figuras de chocolate en su obrador. Ruben Plaza

No obstante, gracias al buen hacer de las hermanas, esta chocolatería no solo no ha sucumbido a las adversidades, sino que ha logrado crecer, incrementando el equipo de trabajo hasta los seis miembros que conforman Maitiana en la actualidad. 

Miriam no puede transmitir más pasión por su oficio. A la pregunta de dónde le viene la vocación, responde que la inclinación por el dulce “puede ser cosa de familia, puesto que mis bisabuelas eran carameleras”. 

La unión hace la fuerza

Maitiana es uno de los 16 socios que conforman Gozoa, la asociación de artesanos dulces de Gipuzkoa que se creó en 2018 con el objetivo de poner en valor el sector de la gastronomía dulce artesanal guipuzcoana. “Formar parte de Gozoa ha sido uno de los hitos más importantes para Maitiana, porque además de dar visibilidad a nuestro gremio, participar en la asociación nos permite ser parte de una gran familia, ayudándonos mutuamente, sin sentirnos que competimos unos contra otros, y abordando proyectos juntos”, celebra Miriam.

Muestra de ese afán de colaboración es uno de los últimos proyectos en los que se han embarcado los miembros de Gozoa: la recreación en chocolate de una txalupa ballenera del siglo XVI. En la construcción de la dulce embarcación, que contará con ocho metros de eslora, se van a emplear 1.500 kilos de chocolate. Los trabajos, en los que los reposteros de Gozoa trabajan de la mano de los carpinteros de Albaola, comenzaron el pasado 17 de abril en Albaola. Si todo marcha según lo previsto, finalizarán este mes y el barco será botado el 1 de junio en la bahía de Pasaia. 

Trabajando figuras de chocolate en su obrador. Ruben Plaza

Para los miembros de Gozoa, asociación que a su vez forma parte de Euskal Gozogileak, federación que agrupa a las asociaciones de confitería de la CAV, esta no es la primera hazaña chocolatera en la que participan. Y es que en 2021 recrearon con éxito y gran repercusión mediática el Guernica de Picasso a tamaño natural como conmemoración del 85 aniversario del triste bombardeo.

De Juncal a Maitiana: un negocio con historia

Maitiana cumplirá en 2024 nada más y nada menos que 75 años. Aunque el origen de este negocio dedicado al chocolate se remonta al siglo XVIII, fue en 1949 cuando Juncal Elgorriaga, nieta e hija de maestros chocolateros de la familia Elgorriaga, decidió abrir la bombonería Juncal, primero en el Boulevard, y posteriormente en la avenida de la Libertad. De la mano de Doña Juncal el negocio prosperó de tal forma que llegó a contar con establecimientos en Donostia, Irun, Madrid y Bilbao. Miriam, quien no tuvo ocasión de conocer a la intrépida empresaria, sabe de buena tinta que Doña Juncal inspiraba un gran respeto entre sus empleados, ya que era una mujer “muy exigente, trabajadora y siempre al pie del cañón”. Tras la jubilación de la jefa, su asesor y gestor Cirilo Urteaga decidió hacerse cargo de la bombonería, que en el año 1991 pasaría a llamarse Maitiana, un nombre que resulta de la unión de Maite y Ana, ambas nietas de Urteaga, quienes dieron dar continuidad al negocio, hasta que en 2009 optaron por bajar la persiana. Un año después, sus empleadas, entre las que se encuentran las hermanas Miriam y Lorena Gómez, apostarían por coger el timón.