El supercomputador Atlas situó a Donostia entre los cinco referentes del Estado, pero este mismo año se va a ver superado por Hyperion, que será la segunda instalación más potente tras Mare Nostrum en Barcelona. Donostia International Physics Center DIPC es el centro responsable de que Euskadi se encuentre en la vanguardia de la supercomputación estatal con la instalación de esta infraestructura que estará ubicada en uno de sus edificios de la capital guipuzcoana.

El director del Centro de Cálculo del DIPC, Txomin Romero, explica el alcance de esta nueva instalación que no se limita a incrementar la capacidad del anterior Atlas, sino que también se convierte en un símbolo de la intensa labor investigadora que se desarrolla en la CAV.

Romero recuerda que este tipo de superordenadores se destinan a facilitar el trabajo de los investigadores vascos porque, de modo resumido, son capaces de seccionar un problema grande en varios pequeños y más manejables. Los resultados de cada uno de ellos se combinan después para hallar la solución final en un espacio de tiempo más reducido.

Es la labor que ha venido realizando Atlas en los últimos ocho años. Sin embargo, el directivo del DIPC explica que en el mundo de la supercomputación los avances son constantes y en la actualidad Atlas no puede asumirlos. “Atlas nació en 2015 y desde entonces hemos ido ampliándolo, pero la tecnología avanza tanto que los nuevos equipamientos son incompatibles” con esta infraestructura, apunta el director del Centro de Cálculo.

Sin embargo, la demanda de los investigadores no para de crecer y el DIPC vio necesario crear una nueva infraestructura, Hyperion. “Esta necesidad demuestra que el nivel investigador de Euskadi es muy alto” y la naturaleza de sus análisis muy exigente, tanto como para requerir “empezar de cero” con el nuevo supercomputador avanzado del que a nivel estatal solo se conoce otro más potente en Barcelona.

Hyperion está integrado por centenares de pequeños ordenadores conectados por red común. Romero advierte de que cada uno de estos ordenadores individuales tiene una potencia sensiblemente superior a la que presenta cualquiera de los que la ciudadanía puede tener en casa o los que utiliza en su puesto de trabajo, por lo que todos ellos interconectados conforman una infraestructura muy poderosa.

En la actualidad, los profesionales del DIPC se encuentran montando la red que conectará todos los nodos (ordenadores “pequeños”) y las estimaciones apuntan a que en verano de este mismo año podrían comenzar a realizarse las primeras pruebas. Romero confía en que a finales de 2023 Hyperion se encuentre en condiciones de dar servicio a la comunidad científica.

La diferencia será notoria porque “si el pastel es más grande, habrá un trozo mayor para cada investigador y los trabajos irán más rápido”, indica el director del Centro de Cálculo del DIPC. Explica que los investigadores tendrán acceso a más ordenadores capaces de resolver esos pequeños problemas que conforman el mayor, con lo que los resultados llegarán con más celeridad y podrán obtener conclusiones de forma más inmediata una vez cruzados estos datos.

Innovación

Además, Hyperion ofrecerá un equipamiento más avanzado e innovador aunque no está preparado para dar servicios de computación cuántica, cuyas características distan mucho de la tradicional. Su ubicación se ha determinado en el mismo espacio de su hermano Atlas, que ha atendido en estos ocho años a una comunidad científica creciente, compuesta por alrededor de 400 profesionales que pueden acceder a esta infraestructura de manera gratuita los 364 días del año, subraya Romero.

La puesta en marcha del segundo supercomputador más potente del Estado no significa jubilar a Atlas. “De momento necesitamos los dos supercomputadores”, advierte Txomin Romero, quien incide en que esto refleja la alta capacidad investigadora que se registra en Euskadi y que exige los últimos avances tecnológicos.

En relación con Atlas, indica que también ha sido objeto de ampliaciones en años anteriores en función de las necesidades que se iban detectando. De este modo, en esta instalación conviven tecnologías de diferente nivel de innovación que son compatibles entre ellas. Reconoce que algunos de sus equipamientos se han quedado obsoletos y ya no pueden dar servicio a la comunidad científica, pero asegura que la última compra para Atlas se realizó en 2021, lo que significa que lleva incorporadas herramientas actuales en plena vigencia.

Por este motivo, el Donostia International Physics Center ha previsto mantener en funcionamiento de manera paralela Atlas e Hyperion para incrementar así la utilidad. De hecho, Hyperion ocupará la segunda sala del edificio que en la actualidad alberga a Atlas, y que se encontraba ocupada por material obsoleto que se ha retirado para dar cabida a la nueva infraestructura.