“Se ha intentando buscar salidas y no ha podido ser”, reconocían esta misma mañana fuentes de la empresa. Aunque aún no hay fecha para su cierre, Pagosa, la Panificadora del Goyerri S.A., con una historia de casi medio siglo a sus espaldas elaborando y distribuyendo pan por la comarca de Goierri dice adiós. Y con ella, las tiendas de venta de pan de Beasain, Ordizia, Segura, Ormaiztegi, Zaldibia, Idiazabal… “Se liquida la empresa entera”, han confirmado esta misma mañana fuentes de Pagosa.

En total, una treintena de trabajadores, muchos de ellos que llevan “toda la vida trabajando aquí”. Bien en el propio obrador, ubicado en la conocida como Granja de Ordizia; bien en el reparto mediante furgoneta que aún hoy sigue realizándose por zonas rurales.

Pagosa se constituyó el 31 de diciembre de 1974 en Ordizia. Fue un proyecto compartido y puesto en marcha por parte de los panaderos de la comarca de Goierri, que se unieron para fundar esta panificadora: Beasain, Ordizia, Segura, Zegama, Idiazabal, Zaldibia... En Ordizia se construyó la empresa y una caserón al que se mudaron incluso algunas de las familias que pusieron en marcha el proyecto, donde aún hoy viven algunas de ellas.

Pagosa ha sido un referente durante décadas en Goierri. Hoy, la segunda generación de los panaderos de Segura y Zaldibia que entonces dieron vida a este proyecto común son los que han tenido que pasar por el trance del cierre.

Aunque la fecha de cierre no es oficial (la empresa está en liquidación), el reparto a zonas rurales se dejará de prestar ya con la entrada del mes de marzo. Según ha podido saber este periódico, el último reparto podría producirse el 28 de febrero. Así se le ha comunicado ya a algunos de los cliente de toda la vida. Las tiendas también de venta de pan también cierran.

La furgoneta de Pagosa lleva décadas recorriendo las diferentes localidades de la comarca de Goierri y Urola Garaia, así como zonas rurales de estos municipios, donde aún hoy los clientes siguen saliendo a por el pan de cada día al oír el sonido del claxon. En otros casos, el pan se deja en la puerta de algunos caseríos. Un reparto personalizado y cercano que ya tiene los días contados.