Dos semanas después, Gipuzkoa trata de recuperarse del mazazo que ha supuesto el apuñalamiento mortal de Lukas Agirre, el joven hernaniarra de 24 años que perdió la vida el día de Navidad tras una discusión trivial que acabó de madrugada de la peor de las maneras, a la salida de un local de ocio, en las inmediaciones de la plaza Okendo de Donostia. El suceso, que ha suscitado una honda preocupación, señala con el dedo a una realidad latente que ha acabado por estallar.

Tras la conmoción inicial por lo ocurrido se ha abierto un espacio de reflexión con pronunciamientos del Gobierno Vasco y del Ayuntamiento de Donostia, instituciones que, con datos sobre la mesa, reconocen el aumento en los últimos años en Euskadi del número de personas que sale de noche portando armas blancas.

“No sé qué tipo de educación se está dando a la gente, ni cuál es la raíz de todo esto, pero llevo casi 50 años trabajando de noche y jamás habíamos visto navajas como ahora”. Este periódico ha querido hacer partícipe a profesionales del ocio nocturno de Gipuzkoa de la inquietud que ha despertado el triste suceso que, en lo que no debería ser más que una noche de fiesta, acabó con una persona muerta, el ingreso en prisión incondicional del presunto autor material, y medidas cautelares para sus dos acompañantes.

“No sé qué tipo de educación se está dando a la gente, ni cuál es la raíz de todo esto, pero llevo casi 50 años trabajando de noche y jamás habíamos visto navajas como ahora”

Rafael Díaz - Regenta la Discoteca Friends de Donostia

Rafael Díaz regenta la Discoteca Friends de Donostia. Es un veterano del ocio nocturno, con una experiencia a lo largo de casi 50 años, desde que comenzó a trabajar a finales de los 70 -con catorce- en la Discoteca KU del monte Igeldo de Donostia. “Mira que ha pasado el tiempo y hemos visto cosas, pero jamás las navajas de ahora”, reconoce este profesional.

“Tampoco es bueno generalizar. Quiero pensar que son hechos puntuales y que son cuatro. El problema es que cuando algo sucede, la alarma social es terrible, y lo malo es que se nos criminaliza al sector, como si fuéramos los culpables de que alguien decida llevar una navaja de fiesta”, reflexiona en voz alta. Por lo que apuntan los datos ofrecidos esta semana, se trata de algo más que un hecho puntual.

Un número "preocupante" de navajas

Entre noviembre de 2021 y el mismo mes de 2022, hubo aproximadamente 650 denuncias ante la Ertzaintza por hechos delictivos con utilización de arma blanca, y más de 1.070 infracciones administrativas "por portar armas blancas peligrosas". La ratio cotidiana de lo que está sucediendo arroja “un número preocupante que llama la atención”, según reconoce el propio Gobierno Vascco. “¿Qué es lo que ha sucedido y que no era habitual en un pasado reciente?, que ahora la gente porta armas blancas, las exhibe, las saca y las utiliza en algunos casos. Esto llama la atención", reconoce el vicelehendakari y consejero de Seguridad del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka.

Yaneris Peña, propietaria del Tropical Disco Donostia, aboga por cambiar la actual normativa, de tal manera que a la entrada de las discotecas se puedan revisar bolsos y realizar cacheos, “como hacen en muchos lugares del mundo”, teniendo en cuenta que Donostia ha decomisado 330 navajas en un año, el triple que en 2019.

Con el fin de garantizar una mayor seguridad, Peña aboga porque el Gobierno Vasco arbitre nuevas medidas. “Se puede hacer de manera poco invasiva, sin tocar los bolsos, con linternas, para tener la seguridad de que nadie porta armas peligrosas”, propone esta mujer, que adquirió el negocio en 2014. “Ha sido tremendo lo ocurrido. Una muerte a puñaladas como la de Lukas Agirre es algo que, afortunadamente, se ve muy poco en el País Vasco. Pero es una pasada que un chico de 24 años muera de esa manera, y por eso es necesario tomar medidas, para que no se repita”, denuncia Peña.

"Se deberían revisar bolsos y realizar cacheos a la entrada de las discotecas, como hacen en muchos lugares del mundo”

Yaneris Peña - Propietaria del Tropical Disco Donostia

La mayor garantía para no emplear un arma blanca es no portarla, aunque el millar de sanciones impuestas en Euskadi parece apuntar en otra dirección. “Lo que no es de recibo es que la gente salga a la calle con navaja”, censura Díaz, que en su establecimiento no había tenido hasta ahora ningún problema por este motivo, “salvo los que la liaron el mes pasado en el Boulevard”. Alude este profesional a la pelea multitudinaria con cuchillos y machetes que tuvo lugar durante la madrugada del pasado 30 de octubre en el centro de Donostia, cuyas imágenes se hicieron virales en las redes sociales, despertando indignación y cierta preocupación entre la ciudadanía.

Los hechos tuvieron lugar en el Boulevard de Donostia, frente a la conocida discoteca ubicada junto al Ayuntamiento. La pelea se originó en torno a las seis de la mañana, y en ella participaron entre 10 y 20 personas, algunas de las cuales portaban cuchillos de gran tamaño, según declararon diferentes testigos que fueron identificados por la Ertzaintza. “Son hechos que todavía están recientes. Que aparezca un tipo que, al parecer, tenía escondido el machete en los jardines del Boulevard, ya me dirás. Con eso está todo dicho. Es algo que hasta ahora nunca había pasado. Antes podía darse un caso puntual, pero te dabas un tortazo y poco más. Jamás se había visto que se apuñale a un chaval, y menos por pedir un cigarro”, lamenta Díaz, que también ve conveniente “realizar más controles”.

¿Inseguridad ciudadana?

El vicelehendakari ha descartado esta semana que exista un problema de inseguridad en Euskadi, donde las tasas e índices en los delitos más graves son, según ha expuesto, de las más bajas en comparación con otros países europeos. Hay, en todo caso, diferentes percepciones a la hora de calibrar que la situación actual. El alcalde Eneko Goia ha señalado que la proliferación del uso de armas blancas es “un problema general” de las ciudades de cierto tamaño que, en el caso de Donostia, se ha detectado en los dos últimos años, llegando al punto de triplicarse.

La Guardia Municipal donostiarra venía incautando una media de "un centenar" de navajas, cuchillos o armas similares hasta 2019. El año pasado el número de decomisos aumentó hasta los 330. Se trata de una realidad que desde hace tiempo está encima de la mesa en las reuniones de coordinación que regularmente mantiene este cuerpo con la Ertzaintza.

Esta mayor circulación de armas no es, sin embargo, algo que actualmente estén notando los locales de ocio, según revela la propietaria del Tropical Disco Donostia. “Ahora las cosas están más tranquilas, pero sí hemos vivido momentos complicados. Hasta hace unos tres años sí que teníamos problemas. Llegamos a tener que cerrar la discoteca por problemas de peleas entre grupos. Ahora está todo más tranquilo”, insiste esta mujer, que desde que adquirió el negocio en 2014 “casi nunca” ha visto un arma blanca, “aunque sabemos de jóvenes que las portan por la calle”.

Cuando se desata la violencia, bien regada de alcohol, los problemas suelen venir "con los vasos de sidra". De ahí que las noches que se prevén de gran afluencia suela emplear copas desechables. “Si se origina cualquier problema, la gente lo primero que hace es coger un vaso para tirarlo. De este modo te da tiempo a llamar a la policía antes de que ocurra nada peligroso”, revela la dominicana, que defiende que los porteros, con una linterna en la mano, puedan revisar bolsos para asegurarse de que “nadie lleve ningún tipo de arma, ni pistolas ni cuchillos. A los chicos, cachearles el pantalón. Es algo que hoy por hoy no se puede hacer y, de hecho, si lo intentas ellos mismos pueden llamar a la policía por aquí está prohibido. Debería permitirse para ganar en seguridad”.

No es, sin embargo, un tema fácil de atajar, según ha reconocido el viceconsejero. Entre otras razones, porque llevar arma blanca para salir por la noche de fiesta es una cuestión "cultural", y la Policía interviene "en las actuaciones materiales". "Operar sobre los esquemas culturales es más difícil y, por supuesto, implica a sectores, a colectivos y a instancias distintas a las de la Policía", precisa Erkoreka, que emplaza a abordar esta nueva realidad “de manera multisectorial y desde diferentes puntos de vista".