En menos de diez años, Gipuzkoa puede contar con más de un parque eólico en sus montes, huertos solares de más de una hectárea en zonas rurales, tejados cubiertos de placas fotovoltaicas en nuestros pueblos y ciudades y paneles solares flotando en los embalses. Quizá combinemos todas estas fuentes de energía a la vez, o quizás elijamos solo algunas de ellas y descartemos otras. Pero el futuro apunta hacia la generación de fuentes renovables y una mayor autonomía. Hoy, en Euskadi solo generamos en torno al 10% de la energía que consumimos. En el año 1998 era solo el 4,3%.

Ese futuro se está sembrando hoy. Quizá estemos ante el inicio de una revolución. Pero el hecho es que Gipuzkoa se está reinventando para combatir su dependencia energética. Esta misma semana, hemos conocido un poco más del proyecto del parque eólico Piaspe en los montes de Azpeitia, Zestoa y Errezil; y también el interés de Aguas del Añarbe en instalar paneles solares flotantes sobre su lámina de agua. Una tecnología nueva.

La crisis energética desatada tras la invasión rusa de Ucrania lo ha precipitado todo. En solo 18 meses, en Gipuzkoa se han constituido también más de una treintena de comunidades energéticas para generar energía en cooperativas o comunidades de vecinos. Ya sea a través de huertos solares o instalando paneles fotovoltaicos en los tejados de edificios públicos para autoconsumo de los vecinos que vivan a 500 metros a la redonda.

Placas Solares Eneko Maioz Orexa Ruben Plaza

Y el pasado lunes, el Consejo Nacional del Agua, el principal órgano consultivo hidrológico a nivel estatal, daba su visto bueno a la instalación de paneles solares en embalses. Aguas del Añarbe ya ha reconocido que está contemplando esta opción y que si finalmente la aprueba el Consejo de Ministros, analizará su viabilidad.

1.150 litros de agua por segundo

El caso de Aguas del Añarbe es paradigmático. La sociedad pública que gestiona el ciclo del agua en Donostialdea lleva casi tres décadas implicada en la generación de energía renovable y a día de hoy, se autoabastece con energía hidráulica, solar y de cogeneración que produce en sus instalaciones.

No es moco de pavo, ya que hay que tener en cuenta que el consumo energético derivado del ciclo urbano del agua supone aproximadamente un 10% del total de la demanda energética. Y que solo la planta depuradora de aguas residuales de Loiola consume tanta energía eléctrica como 4.000 hogares. Es decir, es necesaria una gran cantidad de energía para el tratamiento de las aguas y su distribución por toda la red de abastecimiento. 

La realidad es que hasta el año pasado, Aguas del Añarbe producía 30.894 megavatios/horas (MWh): casi un 15% más de energía de la que necesita (26.722 MWh) para gestionar todo el ciclo del agua en Donostialdea. El sobrante, unos 4.200 megavatios hora, se descarga a la red. Energía de origen renovable y kilómetro cero. Sin grifos que se cierran en el extranjero, ni precios convulsos.

Analicemos el caso de Aguas del Añarbe, un ejemplo de buen hacer y que al mismo tiempo permite entender mejor los vaivenes en la producción de energía. Su embalse, el más grande de Gipuzkoa, está instalado en una de las zonas de mayor pluviosidad del Estado español. El agua es su principal activo. Y esta infraestructura no solo provee de agua potable al 43% de la población guipuzcoana, sino que además es una fuente inagotable de generación de energía.

El embalse gestiona dos centrales hidroeléctricas y la producción media de ambas ascicende a 10.278 MWh de energía eléctrica: el equivalente a unos 3.000 hogares en los que residirían cerca de 10.000 personas. Si llueve más, producen más y si el verano es seco, como el actual, menos.

Aguas del Añarbe produce un 15% más de la energía que consume para gestionar el ciclo del agua de Donostialdea

Una de ellas, la más importante, está en la propia presa. Siempre está en marcha. Se puso en servicio en 1999 y turbina toda el agua que se destina al abastecimiento: 800 litros por segundo; y también el caudal ecológico que alimenta la fauna y flora del río, un mínimo de 350 litros por segundo. Es decir, al menos 1.150 litros por segundo están moviendo constantemente una turbina que genera energía eléctrica. Y en periodo lluvias la capacidad es de 2.500 litros por segundo.

La sequía del verano ha hecho que se pare la actividad de una de de las dos centrales hidroeléctricas del embalse del Añarbe, al 74%

La segunda central se encuentra parada en la actualidad, debido a la escasez de agua y el periodo de sequía vivido este verano, si es que puede calificarse así el que a día de hoy el embalse se sitúe ligeramente por debajo del 75% de su capacidad.

Esta segunda central tiene una capacidad de 1.500 litros por segundo. Se sitúa en la cola del embalse y extrae agua del mismo mediante un canal y genera energía mediante un salto de agua. Aguas del Añarbe adquirió esta central del siglo XIX en el año 2000 a una empresa privada con el objetivo de controlar y supeditar en todo momento su explotación y rentabilidad a la seguridad de abastecimiento de la población. 

Es decir, la planta hidroeléctrica podía seguir funcionando y extrayendo agua del embalse para generar energía, dentro de los límites de su concesión, independientemente del nivel de llenado del embalse. Hoy, por ejemplo, Aguas del Añarbe prefiere tenerla parada, para tener el embalse con mayor capacidad, ya que la prioridad es el abastecimiento.

Varias hectáreas disponibles

Sobre esa misma lámina de agua, ahora se abre un nuevo escenario, el de la energía fotovoltaica. De las 174 hectáreas que ocupa el agua embalsada en su capacidad máxima, se podrían cubrir con paneles solares flotantes entre un 5% y un 20%, lo cual permitiría ocupar varias hectáreas con paneles. Podrían ser varias hectáreas y hay que tener en cuenta que el parque previsto por la cooperativa de Ekiola que se ha constituido en Azpeitia contempla llenar de paneles solares una hectárea.

Lámina de agua del embalse del Añarbe Javier Colmenero

La energía solar tampoco es desconocida para esta sociedad pública, aunque la generación mediante esta tecnología es residual a día de hoy. Obtiene 122 MWh, el 0,4% de su producción eléctrica, con los paneles solares instalados en los tejados de ocho de sus depósitos de agua. 

Hay que tener en cuenta que el agua que sale del embalse se canaliza hacia la estación de Petritegi, en Astigarraga, donde se convierte en potable, mediante procesos de cloración y filtración, y de ahí se dirige hacia los diferentes ramales y comarcas, al final de cada cual hay depósitos de agua, normalmente situados en zonas altas, puntos alto y lomas, zonas muy expuestas al sol. 

Sin embargo, la principal fuente de generación es la planta de cogeneración que tiene en la depuradora (EDAR) de Loiola. La producción media asciende a 19.786 MWh de energía eléctrica, equivalente al de aproximadamente 5.650 hogares. Y a esta sí que le ha afectado la crisis energética derivada de la invasión rusa de Ucrania.

La planta de cogeneración de la depuradora de Loiola tiene tres motores parados desde enero por el alto precio del gas natural

El alto precio del gas natural, de hecho, ha provocado que los tres motores que generan energía eléctrica a partir de gas natural lleven parados desde enero. Una situación que se repite en todas las instalaciones de este tipo. En esta planta de generación solo están en marcha los dos motores que funcionan a partir del biogás que emiten los lodos resultantes del tratamiento de aguas en la depuradora.

Con esa energía, Aguas del Añarbe secaba los lodos de la depuradora de Loiola, ya que para ese proceso de secado es necesario mucho poder calorífico. Lodos que eran reutilizados como abono en la agricultura. Hasta 3.689 toneladas al año. 

Como actividad derivada de la explotación de los sistemas hidráulicos, Añarbe mantiene desde 1993 una actividad de generación de energía eléctrica de carácter renovable o eficiente a través de la sociedad Gecasa, participada actualmente por Aguas del Añarbe (70%) y el Ente Vasco de la Energía (30%).

En total, con todas sus fuentes de energía actuales genera la suficiente energía eléctrica para abastecer a más de 7.500 hogares (4.000 Kwh/año) o, lo que es lo mismo, la electricidad consumida en un año por todos los habitantes de Lasarte-Oria.