La reforma de la selectividad, la Ley Vasca de Educación y el afianzamiento de la bilateralidad en materia de enseñanza centraron el encuentro que mantuvieron ayer en Madrid el consejero de Educación, Jokin Bildarratz, y su homóloga del Gobierno de Pedro Sánchez, Pilar Alegría. En la reunión también participaron por parte del Ministerio el secretario de Estado de Educación, José Manuel Bar, y la secretaria general de Formación Profesional, Clara Sanz, y por parte del Gobierno Vasco la viceconsejera de Educación, Begoña Pedrosa, y el viceconsejero de FP, Jorge Arévalo. Precisamente, la nueva ordenación de la Formación Profesional derivada de la ley aprobada el pasado mes de marzo fue el punto en el que más insistió la delegación ministerial ya que la FP es una de las “políticas prioritarias” del Gobierno estatal y “una herramienta clave en la transformación económica y social”, explicaron.

El consejero Bildarratz, por su parte, reiteró a Alegría que cualquier modificación de la Evaluación de Acceso a la Universidad (EBAU) debe pasar necesariamente por un consenso previo con las comunidades autónomas, considerar la idiosincrasia de cada sistema educativo y, por descontado, el respeto a las competencias vascas en materia educativa. En este sentido, Bildarratz remarcó que una reforma de “semejante calado exige un trabajo previo” ya que Euskadi cuenta con competencias educativas que definen buena parte de los contenidos y objetivos de la educación de su alumnado.

A juicio del consejero, cualquier evaluación “tiene que respetar la idiosincrasia del contexto a evaluar y del lugar en el que se realiza la misma”. El representante vasco trasladó a la ministra la necesidad de llevar a cabo una transición hacia un modelo de evaluación por competencias “de manera pausada y pautada”. Máxime, cuando el nuevo currículum de Bachillerato ni siquiera ha echado a rodar. De este modo, Bildarratz recordó que los contenidos Lomloe en Bachillerato comenzarán a implementarse este septiembre y subrayó que antes de cualquier modificación es necesario dar tiempo a los centros educativos para que vayan adaptando el proceso metodológico y pedagógico. Cabe recordar que el borrador de la reforma de la EBAU presentado en julio avanza hacia un modelo más competencial, de acuerdo con los nuevos currículos de la ley Celaá. Entrará en vigor en 2023 y tendrá una prueba de madurez.