El turismo ha vuelto con todas las letras a Gipuzkoa. Tras dos años marcados por la evolución de la pandemia, el territorio ha regresado este verano a su normalidad y se acerca a prácticamente las mismas cifras de visitantes que en 2019. “Está siendo un verano bonito”, afirman desde las diferentes oficinas de turismo. Con Donostia, Zarautz y Hondarribia monopolizando una vez más la mayoría de las llegadas, casi todas las comarcas del territorio continúan creciendo, impulsadas este año por el regreso de los turistas y los peregrinos extranjeros hasta tener incluso problemas de alojamiento en varias zonas como Debabarrena.

“Es el primer verano desde el inicio de la pandemia que podemos decir que estamos trabajando con normalidad”, explica Leire Aranda, responsable de D’Elikatuz, en Ordizia. Por este centro de interpretación y alimentación de Goierri ha pasado en julio una cifra similar de visitantes a la de 2019 gracias a que el turista local, único que se ha dejado ver en los dos últimos años, se ha mantenido, el estatal sigue aumentando y el extranjero ha regresado. “Es un visitante diferente, que busca monte y naturaleza y que tiene una sensibilidad especial hacia la cultura, el euskera y el producto local”, explica Aranda.

“Ha crecido el número de personas, de extranjeros, de pernoctaciones y de ocupación”

Niko Osinalde - Director de Goitur

Niko Osinalde, director de Goitur, la entidad que gestiona el turismo en Goierri, verifica las sensaciones de D’Elikatuz con los primeros números de lo que va de verano. “En julio, los datos han subido un 31,7% con respecto a 2021. Ha aumentado todo: el número de personas, de extranjeros, de pernoctaciones y de ocupación. El verano está yendo muy bien en todo”, asegura. En todo el mes, más de 7.000 personas pasaron por las oficinas de turismo de la comarca y la previsión es que en agosto la cifra vaya a más. Para este mes la ocupación hotelera seguramente supere el porcentaje del pasado año, un 92%.

Esto se debe a que el visitante estatal continúa visitando la zona, principalmente, el catalán, el madrileño y el valenciano, pero en los últimos años también el andaluz y el canario. Además, el extranjero se ha reactivado, aunque sin llegar a números prepandémicos. En 2019, el porcentaje fue del 25% y este se situará en torno al 11%. “Viene mucho francés e inglés, pero este año estamos notando mucho estadounidense. Han pasado por todas nuestras oficinas”, cuenta, explicando que el perfil suele ser el de un visitante mayor de 50 años, con poder adquisitivo alto, y que vienen atraído por la naturaleza y el senderismo.

“Es el primer verano desde la pandemia en el que estamos trabajando con normalidad”

Leire Aranda - Responsable de D’Elikatuz

“Mucha gente viene a hacer la ruta del queso Idiazabal, que son seis etapas, aunque también hay visitantes que vienen rebotados de otra comarca o de Donostia y que vienen a pasar el día. Eso lo notamos, sobre todo, los miércoles con el mercado”, explican desde D’Elikatuz. “La única nota discordante es el tiempo que estamos sufriendo. Con la ola de calor de julio y los días que estamos viviendo ahora mucha gente se va a la playa o se queda en las piscinas”, comenta, por su parte, Osinalde.

Estos episodios de calor son el peor enemigo para los museos del territorio. No obstante, las cifras aquí también se prevén positivas. Desde el Museo del Ferrocarril de Azpeitia, por ejemplo, pronostican un verano muy similar al de antes de la pandemia, aunque, por el momento, prefieren esperar hasta el final de agosto antes de hacer una valoración de mayor profundidad.

Falta de alojamientos

Si el interior de Gipuzkoa está acercándose a sus máximos, el Geoparque apenas puede dar abasto a todos sus visitantes. “Están todos los alojamientos completos, campings incluidos, y estamos mandando a la gente fuera, al interior, pero hasta lugares como Andoain están llenos”, asegura Jasone Galdona, de la oficina de turismo de Deba. “Tenemos un problema de alojamiento”, recalca, explicando que a los habituales visitantes estatales se ha unido este año un incremento notable de extranjeros, muchos de ellos peregrinos.

“Están los alojamientos completos, campings incluidos, y mandamos a la gente fuera”

Jasone Galdona - Oficina turismo de Deba

“Todos los veranos vienen muchos catalanes y madrileños, pero ahora además hay personas de cualquier punta del mundo. Pueden ser franceses o asiáticos, hay mucha variedad”, añade, indicando que el 50% de los peregrinos en estas fechas son extranjeros y que uno de cada tres visitantes que pasan por los puntos de información son de fuera del Estado.

En la oficina de Mutriku, por ejemplo, el número de turistas extranjeros ha crecido en un 300% con respecto a 2021. “Son, sobre todo, franceses, pero también ingleses, alemanes, belgas, holandeses... También se han notado los italianos, que estos dos años habían desaparecido”, apunta Marta Amunarriz, técnica de turismo. Este empujón de foráneos ha llevado al Geoparque a cifras similares en julio a antes de la pandemia y la sensación es que agosto “va a ser mejor”. “Va a haber más gente y va a ser más regular. En julio hemos tenido días con mucha gente y otros con poca. Aún así, todas las actividades, incluidas las nuevas, como una relacionada con la cesta punta, han funcionado muy bien”, comenta.

“En agosto va a haber más gente. En julio hemos tenido días con mucha y otros con poca”

Marta Amunarriz - Técnica de turismo en Mutriku

La previsión es que a partir del día 29 la afluencia baje, aunque para los próximos días esperan un pico similar al que vivieron el pasado día 1. “Hay muchas ganas de hacer cosas y aquí con calor pueden ir a la playa y si el tiempo no acompaña hacer otras cosas. Buscan un equilibrio”, explican desde Mutriku, mientras que en Deba miran con cierta preocupación lo que pueda pasar en el municipio con el inicio de las fiestas de San Roque este domingo. “Hemos tenido dos años diferentes. En cuanto a datos han sido buenísimos gracias a la gente de aquí y no hemos bajado mucho, pero lo de este año es la ola grande”, aseguran.