Cinco meses han transcurrido desde que una docena de refugiados ucranianos pisó suelo vasco tras la invasión de las tropas militares rusas. Gipuzkoa fue el primer territorio en brindarles acogida en los albergues de Tolosa y Oñati, a donde fueron derivadas las primeras personas que huían de una guerra que se prolonga más de lo esperado, y en la que sigue sin perfilarse un vencedor claro. Una campaña militar que contra todo pronóstico se ha convertido en una extenuante lucha de desgaste debido a la resistencia de Ucrania, con secuelas visibles en Euskadi. Según los datos de la mesa de seguimiento facilitados este jueves, un total de 3.587 personas han solicitado protección internacional temporal en el País Vasco.

Mientras continúan los ataques de las tropas rusas y Ucrania se sigue defendiendo con uñas y dientes, apoyada por Occidente, la vida continúa en Gipuzkoa, donde la Asociación Ucrania-Euskadi trabaja a diario con el apoyo de la Diputación para crear las condiciones adecuadas que permitan a los más pequeños ir tomando el pulso de su nueva realidad social.

Lo inmediato es disfrutar del verano, pero sin olvidar que la vuelta al cole asoma tras el parón estival. Según datos facilitados por el Gobierno Vasco, el número de menores que ha solicitado matrícula en centros educativos de Euskadi asciende a 769, con un incremento constante de peticiones desde el pasado 20 de abril.

A la espera de aclarar la situación en que se encuentre cada familia respecto a su lugar de residencia, la recomendación del Departamento de Educación es que la escolarización no se posponga más de dos semanas. Los centros -señalan las mismas fuentes- cuentan con planes de acogida y materiales específicos para dar “una respuesta adecuada” y preservar el bienestar emocional.

Interminable compás de espera

"La verdad es que la guerra se está alargando y hay cada vez más familias que han decidido quedarse en Gipuzkoa”. Natalia Mykhaylevska interrumpe por unos minutos las clases que imparte a personas refugiadas en la sede del paseo de Herrera de Donostia para atender a este periódico.

Aunque todavía es pronto para calibrar el impacto de la contienda en la salud mental de los nuevos vecinos y vecinas, percibe secuelas evidentes a edades tempranas. "Vienen dañados, han recibido un golpe emocional muy fuerte", asegura la portavoz de esta asociación. La guerra se ha prolongado de tal manera que de continuar así en otoño se teme "una segunda ola de refugiados en Gipuzkoa, porque allá está todo destruído y no es posible soportar durante meses el frío".

"De continuar así la guerra, me temo una segunda ola de refugiados en Gipuzkoa a partir de otoño; allá está todo destruído y no es posible soportar durante meses el frío"

Natalia Mykhaylevska - Portavoz de la Asociación Ucrania-Euskadi

La situación que viven los menores acogidos en el territorio nada tiene que ver, en todo caso, con la encrucijada de miles de niños en la ciudad ucraniana de Odesa (sur), a los que Unicef ha hecho entrega de suministros vitales durante esta semana. “Es necesario que tras una experiencia así socialicen, de ahí que durante este verano hayamos organizado en Gipuzkoa unas colonias abiertas para 70 menores. Muchos de ellos no se conocían y lo hacen estas semanas gracias a estos encuentros. Se están estrechando unos lazos de amistad que valoramos enormemente”, explica Mykhaylevska.

Además de este grupo de Donostia está previsto que otro medio centenar de menores siga un proyecto de colonias que arranca en Orio a partir del lunes que viene. Sus responsables explican que no son actividades al uso entre chavales sino “que están orientadas a estos perfiles, con la participación de intérpretes y la necesidad de dar una respuesta específica a niños que llevan tres meses acogidos en diferentes recursos”.

Unas colonias que a las madres de estos chavales les permiten tomarse un respiro, seguir cursos de formación y llevar a cabo un sinfín de trámites. Desde que el 24 de febrero el Gobierno de Rusia inició la invasión de Ucrania, el Gobierno Vasco, a través del Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, ha puesto en marcha numerosas iniciativas para que las personas que huyen de la guerra encuentren en Euskadi un lugar seguro en el que establecerse.

Según los datos facilitados este jueves por el Gobierno Vasco, un total de 878 personas han sido atendidas en el servicio de recepción y orientación inicial del Gobierno Vasco gestionado por Cruz Roja. A fecha de 28 de julio, de las 942 demandas tramitadas para recibir una ayuda económica, en el marco del programa Azken Sarea Indartzen-Ucrania, han recibido la prestación 903 unidades convivenciales. En total se han destinado a este plan de apoyo más de 1,2 millones.