Hace año y medio, dos vecinas de Errenteria, Asun Martín y Mari Villegas, descubrieron una sima en Txoritokieta, cerca del Fuerte de San Marcos, un lugar de paseo habitual para los vecinos de la zona. Estaba tapada con palés, pero comprobaron que dentro había huesos y bolsas de plástico. “La encontramos en la zona de los dólmenes, tampoco muy escondida porque está cerca de un caminito”, explica Asun.
Llamaron “a los municipales y a la Ertzaintza”, que no mostraron demasiado interés en el asunto, así que, cansadas de esperar alguna respuesta por parte de las instituciones, contactaron con Aizpitarte Elkartea, una asociación de Errenteria cuyos fines son “el estudio, protección y divulgación del medio subterráneo”, según indican en su página web. “Llevamos a cabo diferentes acciones de investigación y exploración de nuevas cuevas, y también limpieza de cavidades. Estos últimos meses estamos centrados en la zona de Errenteria”, amplía uno de sus integrantes, Javier Busselo, espeleólogo desde hace 30 años.
Seis miembros de Aizpitarte acudieron el pasado fin de semana a esta sima de Txoritokieta, avisados por las citadas vecinas de Errenteria. Se trata de una tarea habitual para estos espeleólogos, ya que tienen “un proyecto de limpieza de simas y cuevas con el Departamento de Medioambiente del Ayuntamiento de Errenteria”, explica Javier, que dice que es “habitual” encontrar restos de animales en estos agujeros desperdigados por la zona rural -se calcula que hay alrededor de 5.600 en Euskadi-. “No tienen por qué ser animales que han tirado ahí, sino animales que se han podido caer y se han quedado sin poder salir”, indica.
Lo que llamó la atención de estos espeleólogos es que en esta sima, de seis metros de profundidad, encontraron, además de “mucha basura” -algo, por otra parte, “común” cada vez que acometen alguna limpieza de este tipo-, 12 cráneos de perro y 8 de ovejas, algo que ya “no es normal”, reconoce Javier: “Eso no es que estos animales se hayan caído, sino que los han matado y los han tirado ahí, está claro. También encontramos el cuerpo de un jabalí y una cría de jabalí, y huesos que podrían ser de un corzo o así, que esos sí es posible que se hayan caído. En cualquier sima encuentras algún animal que se ha podido caer, pero esta cantidad que encontramos en Txoritokieta no”.
“Algunos cráneos de los perros están rotos”, sigue explicando el espeleólogo errenteriarra, señal de que podrían haber sido golpeados. Además, los cráneos tenían alrededor cuerdas “de haberlos ahorcado”, añade Javier: “Los han ahorcado y los han tirado”. Añade Asun Martín, una de las chicas que encontró la sima, que las correas eran “cintas de persiana”.
Reconoce Javier que no saben “cuánto tiempo” pueden llevar esos animales en la sima, que ahora han protegido con una valla y de la que sacaron un total de “300 kilos de basura y huesos”, algunos metidos en bolsas de plástico. Por ahora, desde Aizpitarte Elkartea han trasladado su descubrimiento al Ayuntamiento de Errenteria y se disponen a hacer el informe y pasárselo “al Departamento de Medioambiente”. A partir de ahí, no sabe si alguien “querrá denunciar o hacer algo con este tema”.