"¿En serio tenemos el acta del bombardeo de Gernika? No me lo creo". Son las palabras de perplejidad que el notario de Alcalá de Henares Plácido Barrios dedicó a su colega Andrés Urrutia, notario de Bilbao y presidente de Euskaltzaindia cuando éste le dio la noticia. Ambos son los coordinadores de la exposición El documento notarial: del Siglo XII a la Inteligencia Artificial', que acoge desde ayer el Palacio de Miramar. Se trata de un recorrido por la historia del notariado a través de los protocolos, abarcando documentos relevantes de distintas procedencias: desde el Registro de Pere Portell de 1.299, primer registro notarial completo del Archivo de Barcelona, hasta la actualidad, con la Inteligencia Artificial. En el acto de presentación junto a los citados con anterioridad Barrios y Urrutia también han participado la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejería, el presidente del TSJPV, Iñaki Subijana, el decano del Colegio Vasco, Digo Granados y el presidente del Consejo General del Notariado, José Ángel Martínez Sanchiz.

Se trata de una exposición en la que se han intentado combinar dos elementos; uno general, para todo el Estado, y en el otro dar unas pinceladas desde el punto de vista del País Vasco. En el camino, documentos de personajes históricos (testamentos de Isabel la Católica o de Lope de Vega), relativos al Descubrimientos (apertura del testamento de Hernán Cortés, acta del depósito del cuerpo de Cristóbal Colón o contrato de Juan de la Cosa), o de las tres culturas que convivían en el solar hispano (capitulaciones matrimoniales en hebreo o gastos para las obras en el Generalife). Aparece el pueblo llano, auténtico gran protagonista de la labor notarial: desde una carta de parto para evitar la suplantación del nacido hasta la exigencia del futuro marido de que su mujer fuera doncella, pasando por los marginados.

También hay espacio para dos actas notariales seguramente inéditas que se muestran al público por vez primeras: el acta de incidencias electorales autoriza por Joaquín Costa, notario de Madrid en 1895. Se trata de un acta escrita de propia mano por el aragonés y que tiene un indudable interés político puesto que en él aparecen Francisco Silvela, Fernández Villaverde o el hermano de Romanones. La otra, el acta de la visita que un delegado de la Junta Directiva del Colegio Notarial de Granada al pueblo de Colmenar (Málaga) el 20 de febrero de 1937 dando a conocer la destrucción prácticamente total de los protocolos -se salvan solo cuatro escrituras- 

El colofón de la muestra es el apartado de documentos de Pandemia, de desgraciada actualidad, en el que desde Málaga se incorpora un certificado de un escribano acreditativo de que la ciudad estaba libre de la peste o la referencia al pago de los gastos de limpieza de la misma para luchar contra esa terrible enfermedad. También la odisea de un barco que zarpando desde Sevilla y afectado por el cólera acaba sin tripulación que le gobierne. 

"El acta del bombardeo de Gernika no dice nada nuevo desde el punto de vista histórico, pero lo que hemos querido subrayar es que el abogado londinense Bing, para buscar una autenticidad, recurre a la fe pública notarial"

Andrés Urrutia - Notario de Bilbao y presidente de Euskaltzaindia

En la exposición, el Colegio Notarial del País Vasco presenta varios paneles en los que se muestra la historia del Notariado y su relación con Euskadi. Dos de los documentos más importantes son el Decreto de Constitución del Colegio Notarial de Euskadi en 1936, tras la formación del primer Gobierno Vasco, y, la joya de la corona, un acta notarial en francés sobre el bombardero de Gernika, el 26 de abril de 1937.

El papel fundamental de una periodista de Radio San Sebastián

"Ese acta -el del bombardeo de Gernika- no dice nada nuevo desde el punto de vista histórico que no conozcamos, pero lo que hemos querido subrayar es que ese acta lo que nos da es que al abogado londinense Bing, para buscar una autenticidad, recurre a la fe pública notarial", explica Andrés Urrutia. La historia de este acta arrancó un 17 de junio cuando aterrizó en Bilbao Geoffrey Henry Cecil Bing, abogado londinense, que venía encargado por el Parlamento Británico a recabar información sobre el bombardeo. Pero no pudo ir a Gernika porque ya había sido ocupada. Fue entonces cuando acudió a un notario para que éste levantara acta y diese fe de la autenticidad de las informaciones de los testigos. Bing buscó tres testigos; uno inglés, que no está localizado, pero que tendría familiares en Gernika. Un segundo, el alcalde de Gernika, José de Labauria, y un tercer testigo, el párroco coadjutor de la iglesia de Gernika, Eusebio de Arronategui. El problema de este político laborista británico era que no dominaba el castellano. Necesitaba una intérprete y ahí emergió la figura de Marina Solsona de Uranga, afincada en Donostia, locutora de Radio San Sebastián y evacuada a Getxo como consecuencia de la guerra civil. "Trabajaron en el edificio del hotel Carlton en Bilbao, donde estaba la sede de Presidencia, traduciendo textos de castellano al inglés y viceversa, y emitiendo programas", destaca este notario bilbaíno. "Lo que queríamos subrayar era que el recurso a la fe pública fue precisamente por esa labor de autenticidad", argumenta Urrutia. Posteriormente, el acta acabó en un periódico, Euzko Deya, íntegramente en francés, que el gobierno de Euskadi hacía en París.