¿Tiene usted Alexa en casa?

-No.

¿Por qué no? No me importaría que filosofase un poco.

-No existe un motivo especial. A nivel de usuario, he probado diferentes recomendadores, y es un tema que me suscita interés como profesional, pero no he sentido la tentación hasta el momento de adquirir un sistema de este tipo. El ámbito de los asistentes da pie, como indicas, a múltiples reflexiones. No cabe duda de que nos ofrece múltiples oportunidades, es una tecnología útil, y es nuestra decisión, qué tipo de tecnologías queremos utilizar. Nos podemos plantear la siguiente pregunta: ¿Utilizar un asistente limita nuestra libertad? Por ejemplo, utilizar un sistema que me indique cómo llegar a un determinado lugar o seleccione un restaurante. En estos casos, estoy delegando en un sistema que, en principio, me ofrecerá la opción más adecuada para mis intereses. ¿Es así? En otro casos, como el de la asistencia en el ámbito del envejecimiento saludable, un asistente podría ser de gran ayuda para favorecer una vida autónoma, y por lo tanto la discusión sobre la pérdida de libertad tal vez perdería valor, por los beneficios que aporta. Es un tema complejo. Por ello, junto con el desarrollo de la inteligencia artificial se está prestando atención a la ética y las buenas prácticas.

¿Qué es lo que más le ha llamado la atención de toda la transformación de los últimos años?

-Si nos ceñimos al ámbito de la informática, la velocidad, sobre todo en los últimos cinco años. El vértigo que produce. Avances en prácticamente todas las áreas.

¿Los docentes informáticos mantienen debates internos, filosóficos sobre el devenir de esta actividad?

-Entre el profesorado sí que surgen estas cuestiones y, además, también están presentes en prensa en el día a día. El debate permanente sobre los puestos de trabajo que van a desaparecer por la irrupción de la inteligencia artificial o los que van a surgir. Existen diferentes informes y opiniones, pero no cabe duda de que el ecosistema laboral cambiará, como imagino que cambió y se adaptó tras cada revolución industrial, o con la irrupción de los ordenadores personales. Es difícil afirmar que resulta negativo que algunos tipos de empleo desaparezcan o su número se reduzca: trabajos en el sector agrario, para los que es complicado encontrar personal, labores que exigen un esfuerzo físico continuado que a largo plazo perjudican la salud, etc. En resumen, hay mucho margen para el debate y la discusión en este ámbito.

¿Teme que terminemos controlados por la tecnología?

-Te diría que a día de hoy, ya estamos controlados debido a las aplicaciones que utilizamos. Ya sabes lo que se dice: si no te cobran por utilizar una aplicación, es porque tú eres la mercancía; los datos que proporcionas, tu comportamiento. El debate está, nuevamente, en el uso que se hace de esa información y si somos conscientes de los derechos y obligaciones relacionados.

¿Cómo se imagina la informática del futuro?

-Buff. Es muy complicado. Una incorporación sistemática de la tecnología en todos los ámbitos de nuestra vida, hasta niveles insospechados, con la esperanza de que dicha tecnología nos atienda, ayude y respete, sin estar condicionada por intereses de terceros. - M.M.