donostia - Decenas de personas se acercaron al mediodía de ayer al paseo de la Zurriola de Donostia para tomar parte en la Carrera de Cascabeles organizada por la Once, una prueba no competitiva que pretende que cualquier ciudadano se pueda poner en la piel de otro con ceguera o problemas de visión.
La iniciativa cumplió su edición número de 18 y congregó a personas de todas las edades, algunas de ellas invidentes y otras no. El recorrido se desarrolló en una distancia de un kilómetro alrededor de los cubos del Kursaal y los participantes lo cubrieron por parejas, unidos por una pequeña cuerda, que conectaba a los invidentes auténticos o cegados con un antifaz, con quienes podían guiarles.
La Carrera de Cascabeles tiene como objetivo, según señalaron sus organizadores, trabajar por una “sociedad inclusiva” y que todas las personas sientan lo que puede experimentar un invidente cuando transita por las calles. “Esta carrera sigue siendo necesaria para demostrar que tenemos que seguir avanzando unidos y colaborando para conseguir una sociedad más inclusiva”, dijo el presidente del consejo territorial de la Once en Euskadi, Rafael Ledesma.
Una vez terminado el recorrido, la mayor parte de los integrantes de la prueba se quedaron a la entrega del Cascabel de Oro, una distinción que fue entregada por Ledesma a Ostadar Saiarre Kirol Taldea por su trabajo en favor del deporte incluido. El premio fue recogido por Amaia Cadarso y Jurgi Olasagasti. Ostadar Saiarre Kirol Taldea fomenta la práctica del deporte adaptado para la normalización social de las personas con distintos tipos de afecciones. Por ejemplo, desarrolla tanto el surf como el atletismo o el boccia, un juego por equipos específicamente diseñado para personas con diversidad funcional, incluido dentro de los deportes paralímpicos desde 1984.
Voluntarios de esta asociación también participaron en la prueba así como los de las otras dos entidades finalistas al premio: Basquelands Way, que organiza excursiones a parajes naturales para personas ciegas y con baja visión, y Mindara Elkartea, que trabaja para garantizar espacios deportivos para las personas con diversidad funcional.
En la marcha tomaron parte no solo ciudadanos anónimos sino, también, representantes institucionales. El presidente de las Juntas Generales de Gipuzkoa, Xabier Ezeizabarrena, destacó “la confianza y la colaboración” existente con las entidades como la Once. Por su parte, la concejala de Acción Social de Donostia, Aitziber San Román, manifestó: “Nos estáis ayudando a hacer una mejor ciudad y una mejor sociedad”. La directora de Atención a la Dependencia de la Diputación, Txaro Rodrigo, destacó “la sensación de ser guiada por otra persona sin ver, con solo su voz a modo de guía”.
Los representantes institucionales participaron en la marcha con antifaces, guiados por el delegado territorial de la Once, Juan Carlos Andueza; Rafael Ledesma, y el director de la entidad en Donostia, Roberto Doval.