Un menor hallado sin vida por una cuchillada en una vivienda de Ondarreta; un padre acusado de asesinato; informes forenses que apuntan inicialmente al suicidio, investigaciones posteriores que descartan por completo dicha hipótesis... Arranca hoy en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa el juicio más mediático del año, con la comparecencia del hombre acusado de matar en 2011 a su hijo de trece años de una cuchillada en el barrio donostiarra de El Antiguo.
La constitución del jurado se prolongó ayer durante toda la jornada. La expectación mediática fue máxima a la entrada de la Audiencia, donde la secretaria judicial tuvo que salir en varias ocasiones para informar de la demora debido a las alegaciones presentadas. Finalmente a mediodía se determinó que la vista oral dé comienzo hoy.
Durante las próximas tres semanas pasarán por la sala de vistas de la audiencia decenas de ertzainas, peritos, forenses y testigos, entre ellos la exmujer y la madre del imputado.
En el banquillo de los acusados se sienta Luis Serrano, un hombre para quien la Fiscalía de Gipuzkoa reclama 18 años de cárcel, una pena que la acusación particular, que ejerce su exmujer y madre del menor fallecido, eleva hasta los 20 años. La defensa, por su parte, solicita la libre absolución.
¿Qué ocurrió el 1 de diciembre de 2011 en el cuarto piso del número 5 de la calle Logroño de Ondarreta? ¿Hubo un acto delictivo? ¿Fue un accidente? ¿Un suicidio? Para la Fiscalía es determinante el contexto en el que se producen los hechos.
La madre del pequeño, Itziar Loinaz, había comunicado a su marido en noviembre su intención de divorciarse, una decisión relacionada con las pérdidas económicas en el juego y en otras inversiones erróneas de Luis Serrano, que habrían causado la mala situación económica de la familia.
El procesado trató de evitar a toda costa el divorcio e incluso manifestó que podría llegar a suicidarse, ante lo cual su mujer presentó denuncia por coacciones en el Juzgado de Guardia. Es en ese contexto en el que, sobre las 7.40 horas del 1 de diciembre, el hombre abordó a su hijo de camino al instituto y lo convenció para que le acompañara al antiguo domicilio familiar. El Ministerio Público sostiene que, “movido por el resentimiento contra su hasta entonces esposa”, cogió un cuchillo de cocina y presuntamente apuñaló a su hijo “una única vez en el pecho con la finalidad de acabar con su vida”. El ataque fue “tan repentino e inesperado” que Julen no habría tenido oportunidad alguna de defenderse, según detalla el documento del Ministerio Público.
La defensa, representada por el prestigioso penalista Miguel Castells, desmiente por completo esta versión de los hechos y asegura que entre padre e hijo existía una vinculación afectiva “muy fuerte”, más aún tras el proceso de separación de la familia. “Luis veía a Julen a diario. Por la mañana le acompañaba al colegio. Se volvían a encontrar a mediodía y por la tarde. Acudía a los entrenamientos de su hijo, y habían estado varias veces juntos en el que fue el domicilio conyugal para sacar objetos”, sostiene el abogado del padre del menor.
De acuerdo con esta versión de lo ocurrido, padre e hijo acudieron al número 5 cuarto piso letra B de la calle Logroño de Ondarreta, que había sido vivienda conyugal. El piso, alquilado en su día por el matrimonio, tenía que ser devuelto en breve a la propietaria.
Según sostiene Castells, el menor se dirigió a la habitación del matrimonio para recoger las huchas de sus hermanos que se hallaban en la parte superior del armario. Su padre Luis se quedó en el salón, próximo a la entrada. Sacó papeles de la cómoda y entre ellos “encontró el álbum con las fotos de la boda”.
Mientras repasaba y contemplaba las fotografías, Luis percibió que su hijo pasaba por el pasillo hacia la cocina y luego volvía en dirección al cuarto del fondo. Una de las veces vio que su hijo, al volver, llevaba una banqueta de la cocina, según el escrito de la defensa. “De pronto Luis oye un ruido fuerte y seco, como el que hace el golpe de una caída violenta contra el suelo de madera de la vivienda. El padre pregunta qué ha pasado, y sin respuesta acude a la habitación matrimonial”.
¿Qué ocurrió? La defensa sostiene que al entrar en la habitación el padre ve a su hijo caído boca abajo con parte de su cuerpo sobre la cama. Según esta versión de los hechos, el padre habría cogido al hijo dándole la vuelta y descubriendo así que tenía un cuchillo clavado en el pecho. Acto seguido se lo sacó “saliendo la sangre a borbotones”, según declaró el padre días después de los hechos.
El escrito de la defensa detalla que los dos permanecen unos minutos en el suelo, el padre abrazando al hijo y este diciendo “aita, aita”. Sus últimas palabras fueron para indicar que tenía ganas de devolver. “El niño vomita y tras ello siente que su hijo se apaga entre sus brazos y que acaba por no respirar”, detalla Castells, que ayer volvió a defender ante los medios la inocencia de su cliente.
La conducta posterior de Luis es confusa, con actos sin sentido. Por lo que se deduce de las diligencias del levantamiento del cadáver, del examen médico forense de las heridas de Luis Serrano y del informe genético de las evidencias (sangre, cuchillo...), el procesado habría realizado los siguientes actos: se quita el pantalón y se descalza; se acuchilla con el cuchillo que sacó del pecho de su hijo y se corta con una pequeña navaja causándose diversas heridas.
El padre, que hoy ofrecerá su versión de los hechos, admitió entonces que actuó trastornado, en estado de shock al ver a su hijo con el cuchillo clavado. Alegó que el trastorno le impidió ver la posibilidad de pedir auxilio “y movido por la pulsión de morir” sale del piso para dirigirse a las rocas de Igeldo, donde según el abogado vagó errático por el monte hasta que seis días después bajó en dirección al piso donostiarra donde convivía con su madre.
Castells entiende que no existe ni un delito de homicidio ni una omisión delictiva del deber de socorro, por lo que pide la libre absolución. “Cuando ocurren los hechos el padre no está en la habitación, por lo que no puede saber qué sucedió”.
¿Qué ocurrió entonces? Según el letrado, Julen se encontraría de pie en la banqueta manipulando con el cuchillo la tapa de la hucha. En dicha posición, “el cuchillo que maneja para abrir la hucha resbala y Julen se lo clava en el pecho, cayendo por ello de la banqueta”. Según esta versión, Julen caería de este modo con el cuchillo ya clavado. El letrado de la defensa precisa que el accidente no se produce porque Julen se clava el cuchillo como consecuencia de la caída, sino que se desplomó tras haberse clavado el cuchillo de pie en la banqueta.