La localidad labortana de Kanbo está conmocionada desde ayer tras conocer la muerte de dos niños vecinos del pueblo. Los menores se ahogaron en el río Aturri a su paso por Baiona, sobre las 21.30 horas del pasado viernes. Las víctimas, que aparecieron cerca del puente de la autopista A-63, son una niña de cuatro años y su hermano de seis. Los Bomberos también rescataron con vida a su madre, una mujer de 41 años, natural de Kanbo. Se trata de una persona con antecedentes de trastorno bipolar que fue ingresada esa misma noche en la Unidad de Psiquiatría del hospital de Baiona.

La Policía judicial de Baiona, que se ha hecho cargo de la investigación, analiza una carta muy confusa que la mujer redactó el viernes, antes de los hechos. Los agentes no descartan que la mujer tirase a sus hijos al agua. Los dos menores aparecieron en la margen izquierda del río Aturri, ambos vestidos, mientras que su madre fue localizada sin ropa en la otra orilla, y en estado de delirio absoluto. La mujer es conocida en Kanbo por haber protagonizado situaciones en las que su comportamiento fue extraño (en algunos casos escenas en plena calle).

El marido y padre de los dos niños, que la noche del suceso se encontraba de viaje por motivos laborales, se encuentra desde entonces en estado de shock, atendido por psicólogos. Al comprobar que su mujer no contestaba al teléfono fue él quien, preocupado, alertó a las fuerzas del orden.

Los agentes se desplazaron hasta la vivienda de la familia y al encontrar la casa vacía iniciaron la búsqueda del móvil de la mujer mediante la geolocalización. Los servicios de emergencias situaron el lugar en el que se encontraba el teléfono y acudieron de forma inmediata a las orillas del Aturri, dónde se encontraba la mujer. Posteriormente, los Bomberos hallaron a los dos menores sin vida, cerca del lugar en el que su madre aparcó su vehículo. El fiscal de Baiona, Samuel Vuelta Simon, explicó ayer que en breve realizarán la autopsia de los dos cadáveres para determinar las circunstancias en las que se produjo el fallecimiento.

Los crímenes violentos en el seno de la familia se han convertido, lamentablemente, en habituales en Iparralde en los últimos meses. En agosto, una turista británica ahogó a su bebé, de tan solo cinco meses, en una casa rural de Senpere en la que se encontraba de vacaciones. En junio, un hombre asediado por una situación económica muy difícil, asesinó a tiros a su mujer y a sus dos hijas menores en Angelu. El parricida colocó rosarios en las manos de sus víctimas antes de suicidarse. Además, esta pasada primavera dos hermanos fueron detenidos en la localidad bajo navarra de Bastida acusados de haber asesinado a sus padres. Los jóvenes explicaron a los agentes que el padre trató de matar a su madre, aunque las versiones contradictorias llevaron al juez a encarcelar a los dos hijos, acusados de dar muerte con una escopeta a la pareja.