Madrid - Casi olvidadas pese a su éxito en los años 60 y 70, las ilustradoras de cuentos infantiles se reencuentran con el público, una asignatura pendiente como en el caso de la fallecida María Pascual i Alberich, cuyos cuentos ahora reeditados despiertan la memoria visual de los que entonces fueron niños.

María Pascual (Barcelona, 1933-2011) fue la gran ilustradora de cuentos y recortables de la España de esos años, en los que multitud de hogares contaban en sus librerías con sus dibujos en las adaptaciones de cuentos clásicos Andersen, Perrault o los hermanos Grimm.

Historias como Caperucita Roja o El patito feo se llenaron de vida y color con las ilustraciones de María Pascual, una colección de obras que la editorial Planeta de Agostini recupera a través de una selección de los cuentos infantiles troquelados que realizó la catalana en la década de los 60 y 70.

Iosune Muñoz, investigadora especializada en cómic y género y colaboradora de la Asociación de Autoras de Cómic (AAC), considera que la reedición de esta obra es una forma de mantener viva la memoria literaria y visual y de destacar la importancia de la cultura popular en la educación emocional, según explicó a Efe.

Aparte de la vertiente comercial de la nostalgia de la infancia, la investigadora cree que esta reedición permitirá visibilizar el inmenso trabajo que desarrolló María Pascual, una “exquisita” labor que desarrolló durante muchísimos años con una alta calidad de materiales y un magnífico tratamiento del color, además de su dominio del blanco y negro.

Sus ilustraciones, recuerda, tenían una forma muy creativa en la época y llevaron al género de los cuentos un código de modernidad.

Eran muchas las mujeres que se dedicaron a la ilustración en esa época, en la que había una producción continua con publicaciones semanales.

Fueron profesionales con un éxito internacional que ahora sorprende, señala la investigadora, que recuerda también a Purita Campos, creadora de la serie Esther y su mundo, además de a Juanita Bañolas, Carme Barbará o Trini Tinturé, homenajeadas estas últimas en el último Salón del Cómic de Barcelona. “Junto al disfrute inmenso y al gran entretenimiento, las publicaciones ilustradas por María Pascual modernizaron el lenguaje estético e introdujeron la moda”, explica la experta. Los colores, los modelos que vestían los personajes y su propuesta de belleza y gusto por la estética eran un “guiño de complicidad” a las lectoras

Según explica la editorial, a la “sombra” del auge que ha experimentado el cómic en los últimos años, se ha asistido a la recuperación de publicaciones históricas nacionales que parecían olvidadas.

Así, se han vuelto a publicar las aventuras de El Guerrero del antifaz, Roberto Alcázar y Pedrín o las historias de Hazañas Bélicas, trabajos de unos autores que vivieron la posguerra y el franquismo, tiempos en los que era una tarea titánica poder vivir dibujando historietas, indica Iosune Muñoz.

Apasionada desde pequeña por el dibujo, inició su carrera a finales de la década de 1940, ilustrando cuentos e historias para diversas editoriales. Su prestigio fue creciendo con el paso de los años, especializándose en el dibujo infantil, con un estilo sencillo y claro que se convirtió en su sello personal.

María Pascual trabajó casi en exclusiva en los años 50 para la editorial Toray, con la que ilustró una gran cantidad de colecciones de cuentos, con personajes de rostros dulces y ojos grandes, acompañados de tiernos animalitos, muy habituales en su obra.

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