Abadiño - Benito Quintairos lo acabó confesando todo: mató a su mujer Mari Luz Alejo Rodríguez, de 54 años, y a su suegra Amelia Rodríguez, de 80, en su piso familiar, situado en Abadiño. Abandonó los cuerpos, ambos con evidentes signos de violencia, tirados en una cama de la vivienda, e ideó un plan donde él también sería víctima. Así, tras acabar con la vida de su esposa y la madre de esta, Benito se dirigió a la carpintería que regentaba desde hace más de una década a escasos tres kilómetros de su vivienda, en Atxondo, y se maniató de pies a una excavadora antes de dar fuego a su propia empresa, para simular presumiblemente un secuestro. De hecho, esta fue una de las primeras hipótesis que barajó la Ertzain-tza tras el suceso así como un posible robo. Sin embargo, finalmente, Benito lo acabó contando todo. Dos de sus empleados fueron quienes alertados por las llamas le rescataron del interior de la empresa y, una vez fuera, fue trasladado al hospital de Galdakao, donde recibió el alta en la misma mañana de ayer. Su pronóstico era un traumatismo craneoencefálico y policontusiones de carácter leve.

“Vete a casa que ha pasado algo”. Con estas palabras Jorge, hijo y nieto de las dos mujeres asesinadas ayer en Abadiño, recibía el aviso de la tragedia. Eran las 8.30 horas cuando la Ertzaintza fue alertada del doble crimen. Los cadáveres de Mari Luz y Amelia yacían sobre una cama, ensangrentados y con evidentes signos de violencia. Tan solo media hora antes, y a escasos tres kilómetros del domicilio familiar, en Atxondo, el taller de Benito, marido de Mari Luz, era pasto de las llamas. Dos empleados llegaron a tiempo y pudieron rescatar a Benito, que, según afirman diversas fuentes, estaba maniatado y colgado por los pies de una carretilla elevadora. Dos sucesos extraños pero relacionados entre sí que la Er-tzaintza trata ahora de esclarecer para saber el motivo que llevó a Benito a acabar con la vida de las dos mujeres.

Hasta la declaración de Benito, poco o nada había trascendido de la relación de hechos que desembocaron en tragedia ayer en Abadiño. Por eso, la Ertzaintza desde ayer estaba visionando las cámaras de seguridad de varias entidades bancarias que se encuentran en la Avenida Trabañarren, número 13 de Matiena, para tratar de identificar a quién pudo entrar y salir del domicilio donde se cometió el doble crimen. Así, desde el primer momento no se descartaba nada. Como es habitual en este tipo de sucesos, la Policía abre todas las líneas de investigación posibles. En este sentido, se barajaba un ajuste de cuentas, un episodio de violencia machista o incluso un robo con extrema violencia. “Ahora mismo preferimos no pensar en nada, no hay puertas forzadas. Es todo muy extraño”, señalaba ayer a este periódico Crescenciano Trejo, primo de Mari Luz. Respecto a su relación con la familia aseguró que “con mi prima me llevaba muy bien, pero con Benito no tenía mucho trato”. Finalmente, no ha hecho falta esperar a las pruebas y a las evidencias de los agentes.

El incendio La Ertzaintza recibió el aviso del incendio a las ocho de la mañana. Tras descubrir a Benito maniatado en su propia empresa, la carpintería de madera y aluminio Zuhaitz, situado en el polígono de Artía, los dos empleados avisaron a emergencias. Así, agentes y sanitarios se desplazaron hasta el lugar junto a cuatro dotaciones de Bomberos para controlar la situación. El incendio obligó a desalojar varias empresas de las proximidades como medida preventiva y, afortunadamente, en este caso no hubo que lamentar daños personales. Por su parte, gran parte de la carpintería quedó calcinada, si bien las llamas fueron extinguidas en hora y media por las dotaciones de bomberos desplazos hasta el lugar.

La carpintería Zuhaitz, según informaron varias fuentes a este periódico, había tenido mucho éxito en el municipio desde sus inicios, alrededor de hace quince años, por lo que eran conocidos y queridos por todos. “Han vendido las ventanas a todos los vecinos”, explicó una allegada de la familia.

Tras años de bonanza, al parecer, la empresa no pasaba su mejor época. De hecho, años atras Mari Luz también habría trabajado con su marido. Sin embargo, en la actualidad la empresa habría reducido la plantilla, dirigida por Benito. Su mujer tampoco trabaja ya con él. De hecho, tras años de trabajo en Inyectametal, en verano celebró su prejubilación. Así, y con la intención de compartir el tiempo libre con su madre y disfrutar de estas fiestas navideñas juntas, Amelia había viajado recientemente desde Galicia para compartir una temporada con su hija. Tras la noticia, todos los corrillos tenían ayer nombre y apellidos. Benito, Mari Luz y Amelia. Desde la empresa de Mari Luz aseguraron que hoy, a las 11.00 horas, realizarán una concentración para mostrar su “dolor” por la pérdida de Mari Luz “y la de su ama y para transmitir nuestras condolencias a la familia”. El acto tendrá lugar hoy y será una concentración “silenciosa” de cinco minutos delante de las oficinas generales.

El pueblo también amaneció consternado ayer, y a las 19.00 horas todos se reunieron en recuerdo a Mari Luz y Amelia. “De ella me llevo su alegría y buena gente”, concluyó una emocionada vecina.