el corazón también veranea y eso tiene sus consecuencias negativas y positivas. El estío suele venir acompañado de más consumo del alcohol, especialmente entre los más jóvenes. La ingesta excesiva y brusca de bebidas alcohólicas puede provocar una aceleración del ritmo cardiaco, lo que se conoce como el síndrome del corazón en vacaciones, advierte la Fundación Española del Corazón (FEC). Este síndrome se diagnosticó por primera vez en 1978 y está relacionado con el consumo excesivo de alcohol en un día determinado. Se observó en primer lugar en fiestas como Navidad o Año Nuevo y ahora también en periodos largos de vacaciones, como el verano.

El síndrome del corazón en vacaciones es una arritmia supraventricular que se da generalmente en las aurículas y suele producirse en personas sanas, jóvenes y sin historia previa de arritmias. “Aunque el desarrollo de esta arritmia todavía no está del todo definido, sabemos que el alcohol actúa como un tóxico en nuestro corazón. Así, la ingesta de altas cantidades de esta sustancia y en un periodo corto de tiempo (una fiesta, por ejemplo) libera adrenalina y noradrenalina, dos hormonas que provocan una aceleración del ritmo cardiaco”, explican desde la fundación.

En general, la manifestación del síndrome del corazón en vacaciones suele estar acompañada por palpitaciones, falta de aire, dolor torácico o mareo. Aun así, en la mayoría de los casos estos síntomas remiten sin necesidad de tratamiento una vez que el cuerpo ha metabolizado todo el alcohol consumido. Aún así, en algunos casos la arritmia puede derivar en fibrilación auricular o ser indicativo de algún evento cardiovascular grave como un infarto, por lo que desde la Fundación Española del Corazón se aconseja pedir atención médica al notar estos síntomas.

Pero no solo el consumo de alcohol se incrementa en verano, también las relaciones sexuales. La fundación recuerda a este respecto que una vida sexual satisfactoria ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares. “Es un ejercicio aeróbico que favorece la quema de calorías, reduce el estrés y favorece la salud emocional. Se ha comprobado que la práctica sexual de forma periódica ayuda a reducir las probabilidades de padecer un infarto”, indica la fundación. Son también muchas las publicaciones científicas que destacan el papel del orgasmo, durante el que se liberan hormonas como la adrenalina, las endorfinas o la oxitocina, en el caso de las mujeres, que actúan como vasodilatadoras permitiendo una mejor circulación de la sangre y evitando así la formación de coágulos.