“Hay muchos turistas pero poca consumición”. Pasado ya gran parte del verano, y de las vacaciones, la impresión de los sectores que más trabajan en esta época, hoteleros y hosteleros, es que el trasiego de gente no redunda en beneficios. Si uno se acerca a la costa guipuzcoana en un buen día, probablemente se le haga difícil caminar entre la muchedumbre internacional -cada vez más estatal-, que ocupa las calles. El número de turistas aumenta, pero no parecen hacerlo en la misma medida los clientes de bares y,menos aún de restaurantes.

Kino Martínez, secretario general de la Asociación de Hosteleros de Gipuzkoa, afirma que “tenemos la sensación de que se ve más turismo del que consume”. “La impresión es buena en cuanto a número de visitantes. En cuanto a consumo de hostelería también es bueno, pero no corresponde con la cantidad de gente que hay en Gipuzkoa”, recalca. Él tiene una explicación: “De alguna forma, estas nuevas fórmulas que hay de alquiler de pisos o pensiones ilegales están tirando a otro tipo de consumo”, sostiene. El perfil del turista cambia, y lo que busca es ahorrar dinero con otras maneras de viajar. Para ello, en lugar de ir a los bares, “sale más rentable comprar en supermercados”, sostiene.

poco, pero aceptable A pesar de esto, “no nos podemos quejar”. Una afirmación que comparte Mikel Aizpurua, el dueño y regente del Bar Ignacio, de la calle San Pedro de Hondarribia. “Hay mucha gente y poco dinero. Antes, si tenían 20 para gastar, los gastaban. Pero ahora tienen diez, y cuando haces la caja al final del día se nota. De todas maneras, dentro de lo malo estamos contentos”. Según este hostelero, el consumo en su bar ha podido disminuir en un 20% con respecto a años anteriores en que detrás de la barra trabajan “cinco personas y no tres como ahora”. En Hondarribia, la cantidad de franceses es significativa y también es palpable que su presupuesto se ha limitado. No obstante, Aizpurua se muestra agradecido: “Mientras se mantenga así, ni tan mal”.

Helene Boy está tomando algo junto a su familia en el bar Hondarribia. Vienen desde Pau, y admiten que gastan en la comida “y poco más”. “Cada vez gastamos menos, se nota mucho la diferencia. Pero una vez al año, en vacaciones consumes porque quieres darte algo de placer, aunque sea una vez. Además, como no hace sol, comemos”, explica entre risas.

Lo cierto es que el mes de julio no ha sido bueno. El tiempo ha condicionado a la mayoría de establecimientos que sobreviven por sus terrazas. Sin embargo, agosto parece estar tomando otro cariz. Lo cuenta José Luís Ormazábal, que se encuentra tras la barra de la que Boy coge pintxos. Dice que “agosto está yendo algo mejor, aunque siempre pendientes del tiempo, del que dependemos”.

Lo mismo ocurre en Getaria. Ricardo Antomás, responsable del Bar Asador Mayflower, cuenta que “vivimos de la terraza, por lo que el tiempo nos afecta directamente. Cuando hace bueno se ve muchísima gente”, asegura. También para la pensión zarauztarra Txiki Polit, el tiempo de julio ha supuesto una mala pasada. “En julio, la ocupación ha sido un poco menor porque el mal tiempo conllevó cancelaciones de última hora”.

Tras varios años descendiendo el número de turistas estatales y aumentando el de extranjeros, en esta ocasión, por primera vez, están empezando a compensarse. Desde la Asociación de Hosteleros afirman que “las cifras de turismo de este verano van a ser muy buenas, con un incremento que a buen seguro será del 8 ó 9%. Porque, no solo se va a mantener el turista extranjero, sino que estamos recuperando turistas del resto del estado, cosa que no ha ocurrido en los dos últimos años”.

Esta es una buena noticia para los hosteleros, porque todos coinciden en que la mayoría de extranjeros “no saben comer”. Desde el asador Mayflower pueden asegurar que “cuando vienen se piden un plato único. Una ración de bonito, una dorada o una lubina y no piden ni si quiera una ensalada mixta”. En el bar Ignacio suena la misma canción. “Siempre piden lo mínimo. Y ya cuando vienen los chinos te vuelven loco porque no saben cómo va esto”.

los peor parados Durante los cuatro últimos años, el sector ha estado capeando la crisis. Pero tanto el ocio nocturno, como los restaurantes que suben un poco sus precios “no lo están pasando bien”. “Lo que está funcionando son establecimientos de ocio diurno y sobre todo en torno a los pintxos, raciones y bocatas, más que restaurantes”, aseguran. Aquellos negocios que optaron por precios medios o medio-bajos “están pasándolo mejor”.

Serafín Sagarzazu no está en una buena situación. Lleva el restaurante Zerai de Hondarribia. “La gente se acerca, mira los precios y se va. No es normal que a mediados de agosto la terraza esté así de vacía”, cuenta mientras señala hacia la gran terraza, en la que solo hay ocupadas tres mesas.

Desde que comenzó la crisis, la tendencia general en el sector es a la baja. No obstante, tanto Paul Liceaga, de la Asociación de Hoteles de Gipuzkoa, como Martínez tienen claro que hay futuro, y que reside en la “desestacionalización” del turismo, que no solo venga gente en verano, sino en el resto de estaciones. Y para ello proponen fomentar el turismo profesional, que se acuda a Gipuzkoa para asistir a congresos, y el turismo deportivo, que ya se cultiva gracias a la Behobia-San Sebastián, y a la Donosti Cup. A lo que Martínez añade que “este año se va a empezar a recuperar el consumo local, tanto del turista estatal como de los guipuzcoanos, y esperamos verlo ya en navidades”.

mirando a bizkaia Esos claroscuros que se aprecian en la costa guipuzcoana también se dejan notar en pueblos costeros de Bizkaia, como Lekeitio. En el Goitiko Jatetxea, notan esta bajada de clientes durante las cenas. Oskar Bilbao, jefe del restaurante, asegura que para plantar cara cuentan con un menú especial de veintiséis euros y medio. Y durante el día, de dieciséis euros paras quienes buscan una comida más económica.

El jefe del restaurante cree que la bajada de clientes siempre está muy condicionada por la meteorología.

En Uribe Kosta, Plentzia mira con buena cara al mes de agosto. Así lo demuestran en La Terraza de Uribe, que lleva once años en funcionamiento.