donostia - Como si de una película se tratara, el ladrón entró en la sucursal con una máscara de látex cubriendo su rostro, armado con una escopeta en un momento de gran concurrencia de gente (12.05 horas) y en una de las zonas más pobladas de Donostia, la avenida de Madrid de Amara. Justo a unos metros de la oficina atracada, de Laboral Kutxa, se encuentra una parada de DBus y enfrente, cristalera con cristalera, se halla la panadería-cafetería en la que los empleados de la entidad toman café por las mañanas. Nadie vio nada, pero el ladrón entró a pie con el rostro cubierto, encañonó a los empleados y se marchó corriendo tras apoderarse de una cuantía que no se dio a conocer.

La Ertzaintza, que tardó cinco minutos en llegar, sigue investigando los hechos e incluso, según ha podido saber NOTICIAS DE GIPUZKOA de fuentes policiales, identificó a algún motorista sospechoso. Sin éxito. Al cierre de esta edición no se había practicado ninguna detención.

Es el tercer atraco que se produce en Gipuzkoa a una sucursal bancaria en menos de un mes. El pasado 25 de abril un atracador se llevó 100.000 euros de una sucursal de Kutxabank en pleno centro de Donostia tras acceder a la entidad mediante un butrón realizado desde un portal contiguo.

El pasado día 16 dos atracadores asaltaron con una escopeta de cañones recortados una sucursal del BBVA de Usurbil a las 14.05 horas, llevándose una cantidad "no muy elevada", según fuentes policiales.

Y ayer, a una hora en la que comerciantes y empleados de banca aseguran que "hay mucho movimiento", un desconocido asaltó también con una escopeta de cañones recortados la sucursal que Laboral Kutxa tiene en el número 6 de la avenida de Madrid, cuando algunos clientes se encontraban en el interior.

Tres atracos en 26 días. Si bien la Ertzaintza descarta que haya relación entre el primer robo del butrón y el que se produjo la semana pasada en Usurbil, esta vez estudia la posible relación entre los dos últimos asaltos, ambos realizados con el mismo modus operandi.

Según fuentes de la Ertzaintza, el visionado de las cámaras de seguridad permitió ver a un hombre que su cubría el rostro con una máscara de látex y que iba a ataviado con varias capas de ropa. Estas mismas fuentes precisaron que esta práctica de vestir mucha ropa es "bastante habitual" y permite por un lado ocultar la fisonomía del atracador y por otro dificultar una posible persecución, ya que al ir quitándose ropa durante la fuga el asaltante varía su indumentaria.

nueve bancos en 100 metros Precisamente, no será por falta de cámaras de seguridad. La entidad atracada se encuentra rodeada de otras ocho oficinas bancarias. En la misma acera se encuentran Bankoa, Sabadell-Guipuzcoano, Kutxabank, La Caixa, Bankia, BBVA, Laboral Kutxa, Barclays y Bankinter. Y al otro lado de la acera hay una oficina del Santander, que cuenta con otra sucursal al doblar la esquina con Amilibia.

De hecho, varios testigos apuntaban que esta podía ser la única vía des escape del agresor. El atracador tenía tres opciones: continuar en la concurrida avenida de Madrid hacia el estadio de Anoeta; dirigirse hacia Soldados de los Plaza, lo que le obligaría a atravesar entera esta plaza interior en busca de una salida; o bien doblar la esquina en Eustasio Amilibia, donde hay un aparcamiento de motos y OTA y menos tránsito de personas.

Precisamente, comerciantes de establecimientos contiguos coincidían en que "nadie ha visto nada". "No nos hemos enterado de nada, hasta que hemos visto a la Ertzain-tza", admitía una empleada de un supermercado.

"una clienta salió temblando" La sorpresa en la zona era generalizada cuando ni siquiera habían pasado dos horas desde el atraco. La oficina asaltada ofrecía un aspecto de inquietante normalidad, ya que reabrió al público poco antes de las 14.00 horas para cumplir así su horario hasta las 14.30. En su interior, varios trabajadores hacían un corro mientras otra empleada, aún con el susto en el cuerpo, aseguraba que "no vamos a decir nada".

En el portal donde se ubica la sucursal tampoco se enteraron "de nada". "Me lo han dicho en la panadería", aseguraba un vecino. De hecho, dos trabajadores de otra sucursal cercana, extrañados, coincidían en que esa "es una hora punta. La gente no es muy madrugadora y al mediodía se junta mucha gente".

En el supermercado Adarra, una dependienta aseguró a este periódico que "una clienta ha venido temblando y ha dicho que estaba dentro cuando han atracado. Me ha dicho: cóbrame rápido que me voy a casa. Estoy muy asustada". Y en una perfumería de la cadena If, otra dependienta dijo que "no hemos oído nada, ni siquiera cuando estaba la Er-tzaintza. Luego una clienta me ha dicho que justo cuando iba a entrar se ha cruzado con el atracador, que salía corriendo y la ha empujado".