Donostia.- La familia de la niña de 14 años fallecida el 11 de abril de 2013 al arrojarse desde el acantilado La Providencia, en la gijonesa playa de San Lorenzo, ha presentado dos denuncias ante el juzgado después de que hayan aparecido diversas evidencias que demuestran que la pequeña sufría diariamente acoso escolar.

Carla Díaz estudiaba en el colegio Santo Ángel de la Guarda, en Oviedo. Su madre ya sabía que la niña "tenía problemas en el colegio" y por eso había solicitado consulta con una psicóloga de un centro. Además, testimonios de compañeros de clase y varias publicaciones en las redes sociales parecen confirmar la sospecha de que la pequeña sufría diariamente acoso escolar. Por ello, Margarita Montes, abogada y portavoz de la familia ha presentado dos denuncias una ante la Fiscalía de Menores contra cuatro chicas por ese presunto acoso, y otra en el Juzgado de Instrucción número 3 de Gijón que amplía la acusación contra la dirección del centro escolar.

En la denuncia, según recogían medios locales, se podía leer que "se acompañan como prueba diversas conversaciones en las que una de las menores denunciadas (a la que otros niños llaman asesina), reconoce públicamente que había insultado y pegado a la fallecida, pero que todo el Santo Ángel hacia lo mismo". Ante estas evidencias, la abogada de la familia ha solicitado que se inicie el correspondiente proceso penal por la posible comisión de los delitos de " inducción al suicidio, lesiones, amenazas, coacciones y tortura y delitos contra la integridad moral", puesto que el "hostigamiento" que sufrió Carla la llevaron al suicidio. Según se ha podido saber ahora, casi un año después del suicidio. Algunas de sus compañeras le llamaban a diario "bollera", "bizca", "Topacio, un ojo para aquí y otro para el espacio" o le trataban de "apestada". También le pegaban, se mofaban de ella, y le tiraban encima aguas fecales.

Por otra parte, la familia también ha denunciado que "había episodios de acoso desde septiembre y el colegio lo sabía". La abogada Montes también añade que "el colegio restó importancia a los hechos. Desconocemos si activaron el protocolo de actuación previsto para estos casos. Dijeron que eran cosas de niños y que había que restarle importancia". Además, el centro escolar no dio ningún tipo de aviso cuando la menor no asistió a clase, a pesar de que existía una orden para que lo hiciera. Todo el dispositivo de búsqueda solo se puso en marcha debido a la denuncia de una compañera de clase.

Respecto al entorno familiar en el que vivía la pequeña Carla, Margarita Montes aseguró ante los medios locales que "no había ningún problema con la familia. Era una niña querida. Tampoco hay ahora ningún interés económico. Queremos encontrar a los responsables y, aunque es tarde para la niña, que paguen por lo que han hecho".